Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Manual de la perfecta exploradora

Mujer viajando sola
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Mujer viajando sola

Sania Jelic tiene 67 años y, tras jubilarse, emplea su tiempo en lo que más le gusta hacer: viajar. Me he topado con este titular en un periódico y para entender por qué esta historia merecía convertirse en noticia, he empezado a leer. Entonces he descubierto que sus expediciones le han llevado a recorrer buena parte de América, desde Argentina a Belice, en avión, parapente, barco, canoa, autobús, caballo o tuk tuk, liquidando en su proeza varias botas de senderismo y destrozando maletas y mochila. En realidad, Sania, que es española, aunque de origen croata, lleva viajando toda su vida porque se ha dedicado profesionalmente al sector turístico, pero lo que convierte ahora sus viajes en noticiables es que los haga sola y a su edad.

Para viajar por placer las personas solo necesitamos curiosidad, los recursos se pueden ajustar porque cambiando de provincia podemos disfrutar mucho también; sin embargo, hay mujeres curiosas que no han saciado sus ganas de explorar porque no han encontrado la determinación necesaria para agarrar una desparejada maleta y lanzarse a la aventura. Para ellas, la soledad no es una buena compañía. Quizá por ello existen webs que organizan viajes en grupo para mujeres (he visto una llamada taconesviajeros.com, que ya son ganas) en las que se dan recomendaciones de seguridad porque, aunque nos resistamos a reconocerlo, no todos los países son hospitalarios con una mujer recorriéndolos en solitario. Lo escribo y me siento rara hablando de mujeres que viajan solas porque debería ser lo más natural -a nadie le extraña que un hombre coja su mochila y se cruce al planeta-, pero ahí está el relato de Sania condensado en el titular de una noticia.

Hay mujeres curiosas que no han saciado sus ganas de explorar.

Si estás leyendo esto, no me resisto a preguntarte si sueles viajar sola. ¿Dónde has ido? ¿Cuál es tu experiencia? ¿Viajas porque así puedes visitar aquellos lugares que te apetecen y en los que no sueles ponerte de acuerdo con tus posibles acompañantes? Esa obsesión porque nos acompañe siempre la pareja es un sinsentido, querer a alguien no significa que se compartan los mismos hobbies ni los mismos destinos turísticos. Me apenaría frenar los deseos de explorar por la inhibición de no contar con la compañía adecuada, porque olvidamos que la mejor compañía siempre es aquella que nos permite descubrirnos: la nuestra. Recuerda que solo nos arrepentimos de aquello que no llegamos a hacer.

Mujer viajando sola
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Al poco de divorciarme me di cuenta que jamás había viajado sola. Sucedió hace casi veinte años. Por supuesto que había tomado aviones y trenes para acudir a decenas de reuniones de trabajo, pero eso no contaba. La energía que nos impulsa cuando nos desplazamos por motivos laborales no se equipara a la libertad de convertirnos en aventureras. Recuerdo que me reprochaba haber pasado de viajar junto a mis padres a hacerlo con mi novio y que, por tanto, había siempre una tutela masculina en mis desplazamientos. Resultaba difícil conciliar aquella profesional independiente que dirigía a un equipo de personas y la turista que dejó de viajar con un marido para hacerlo con amigas. Con ese reconcome un día me senté en el coche rumbo al sur. Conduciendo llegué a Tarifa. Busqué un hotel; a continuación, apagué el móvil y me dirigí a la playa portando una bolsa llena de libros. Pocas veces me he sentido tan segura y confiada como en mi primer viaje en solitario.

Pocas veces me he sentido tan segura y confiada como en mi primer viaje en solitario.

Es fácil entender entonces el entusiasmo de Sania Jelic planificando los años en función a las expediciones que le quedan por cumplir; y también que haya iniciado una labor de apostolado hacia otras mujeres a las que empodera a través de su perfil de Instagram para que pierdan el miedo y abracen su curiosidad de exploradoras.

Que las palabras de Mark Twain sean la hoja de ruta de tu próximo viaje: "Suelta las amarras. Navega lejos del puerto seguro. Atrapa los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre".

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Teresa Viejo
Periodista y escritora

Mi nombre es Teresa Viejo y soy una contadora de historias, que estudia los efectos de la curiosidad en el comportamiento humano. Gracias al periodismo he observado la vida desde ángulos muy variados, pero tras muchos años entre focos sé que la mejor luz la emitimos las personas, por eso te descubriré a mujeres inspiradoras a quienes les ha “salvado” su curiosidad. ¿Cómo? Ya lo verás. También dirijo programas y escribo libros, la mayoría novelas de misterio, menos el último que se lo he dedicado a nuestra principal competencia –“La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz”-. También conduzco “La Observadora” en RNE y practico la Comunicación No Violenta y la Indagación Apreciativa. ¡Ah! Ser Embajadora de UNICEF me llena de orgullo. Como vivo en modo aprendizaje, casi nunca miro hacia atrás. Bueno, un día sí… un día me puse a contar las entrevistas que había realizado y al llegar a las diez mil, paré abrumada. Preguntar es más revolucionario que afirmar y ahora enseño a las personas a hacerlo. Y a liderar activando su curiosidad. Tú también puedes, créeme. ¿Te he contado que mi bebida favorita es el té?

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