Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

¿Por qué las mujeres seguimos sin creer en nosotras mismas?

Michelle Obama en 'Gofre + Mochi'.
Michelle Obama en 'Gofre + Mochi'.
NETFLIX
Michelle Obama en 'Gofre + Mochi'.

Esta pregunta la proponía un libro escrito a cuatro manos por una periodista y una psicoterapeuta, donde analizaban el 'síndrome de la impostora'. Me he acordado de él cuando me han comunicado que he sido una de las diez elegidas entre las Top 100 en la categoría de comunicación, porque no me ha nacido un agradecimiento inmediato, que era lo natural. No, primero he pensado qué he hecho yo para estar en esa lista existiendo otras profesionales con desempeños excepcionales que han pasado inadvertidas. ¿Por qué tú y ellas no?

En el libro, Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot explicaban que esas dudas en torno a la capacidad femenina se observan con más frecuencia de lo que pensamos, incluso en grandes líderes o creadoras. Michelle Obama o Angela Merkel lo han reconocido y si ellas cuestionan sus posibilidades, qué no será de las demás. Hace unos días, conversando con una alta directiva de una empresa tecnológica, coincidíamos en la exigencia que nos autoimponemos al tomar decisiones para asegurar que nuestra elección sea la correcta, porque el miedo a fallar nos pesa demasiado. No obstante, la certeza en el acierto no existe; la incertidumbre forma parte de la ecuación de la vida y no hay fórmulas que la amortigüen. También comentamos cómo siendo conscientes del esfuerzo, la capacidad y la maestría tras años de experiencia, circula en lo más profundo de la mujer la percepción de no ser merecedora. No importa la edad.

La canciller alemana, Angela Merkel.
La canciller alemana, Angela Merkel.
EFE

He vuelto a releer la confesión de Michelle Obama durante la presentación de su libro – "Aún tengo algo de síndrome de impostora, no se acaba nunca"-, y a recordar que esa clase de miedo se produce especialmente durante los periodos de transición; es decir, en aquellas etapas en que las mujeres asumimos nuevas competencias o cambiamos de trabajo, ahí donde se supone que nuestra confianza debería robustecerse, aparece el síndrome. ¿Le sucederá también al hombre? Por regla general no, él se postula como experto para cualquier puesto y, una vez conseguido, ya pensará si necesita algo específico para desempeñarlo.

La confesión de Michelle Obama durante la presentación de su libro – "Aún tengo algo de síndrome de impostora, no se acaba nunca"

Si emprendemos algo nuevo, combinar autocrítica y miedo al fracaso no parece muy saludable, mejor un cóctel de curiosidad y sentido del humor. La primera nos abre posibilidades, nos invita a explorar, a establecer nuevas conexiones, a descubrir aspectos de nosotras que ignorábamos, y el segundo, como el glutamato, potencia lo más insulso. Según escribo me ha venido a la cabeza Maui de Utrera, una 'cantactriz' que mezcla la palabra, el teatro, el compás y el humor mientras prepara un cocido, encaramada a un escenario. Sus Domingos de vermú y potaje son un espectáculo entretenidísimo.

Maui es una paradigmática mujer que escucha a su intuición y se ríe hasta de sí misma, y eso que viene de una familia de flamencos -su tío fue Bambino y su padre componente de Los Centellas, los de El toro enamorado de la luna- para quienes la ortodoxia musical es sagrada; pero ella se ha deconstruido tantas veces que no se reconoce ni en el espejo. Con el 'síndrome de la impostora' Maui hace una comedia y se queda tan ancha.

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Teresa Viejo
Periodista y escritora

Mi nombre es Teresa Viejo y soy una contadora de historias, que estudia los efectos de la curiosidad en el comportamiento humano. Gracias al periodismo he observado la vida desde ángulos muy variados, pero tras muchos años entre focos sé que la mejor luz la emitimos las personas, por eso te descubriré a mujeres inspiradoras a quienes les ha “salvado” su curiosidad. ¿Cómo? Ya lo verás. También dirijo programas y escribo libros, la mayoría novelas de misterio, menos el último que se lo he dedicado a nuestra principal competencia –“La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz”-. También conduzco “La Observadora” en RNE y practico la Comunicación No Violenta y la Indagación Apreciativa. ¡Ah! Ser Embajadora de UNICEF me llena de orgullo. Como vivo en modo aprendizaje, casi nunca miro hacia atrás. Bueno, un día sí… un día me puse a contar las entrevistas que había realizado y al llegar a las diez mil, paré abrumada. Preguntar es más revolucionario que afirmar y ahora enseño a las personas a hacerlo. Y a liderar activando su curiosidad. Tú también puedes, créeme. ¿Te he contado que mi bebida favorita es el té?

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