Cómo recuperar la autoestima después de una ruptura: los (buenos) consejos que nunca te dieron

A menudo, romper con la pareja se convierte en una prueba pública y notoria de madurez mal entendida. Consultamos con dos psicólogos que desmontan el típico 'estoy bien' y nos invitan a darle al dolor su espacio.
Pareja frustrada peleando durante la ruptura.
Una ruptura necesita un proceso de duelo, que lleva su tiempo.
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Pareja frustrada peleando durante la ruptura.

Cuando se produce una ruptura sentimental en la que hemos invertido tantas emociones, tiempo y vivencias, suele suceder que perseguimos reponernos cuanto antes y que todo parezca superado en las redes sociales. Sin embargo, las heridas que cierran en falso acaban supurando, en muchos casos 'infectadas'.  

Valga este símil para dedicarle este artículo a la importancia de que la autoestima no sufra más de lo necesario, mientras transitamos por un proceso que necesita su tiempo. Si alguien piensa lo contrario, se equivoca.

Dos psicólogos, Buenaventura del Charco Olea, psicólogo sanitario y divulgador, y Sara Aranda López, psicóloga sanitaria y especialista en emociones de 'Estar Contigo Terapia' nos ofrecen una serie de consejos que poco tienen que ver con la creencia popular de que "hay que superar el trance cuanto antes". No es cierto, la tristeza y el dolor existen y hay que darles la importancia que merecen para poder superar las circunstancias sin dañar nuestra autoestima.

No es dependencia, es 'lo echo de menos'… ¡y es normal!

Una mala salud periodontal puede desembocar en depresión
Estar triste y dolida tras una ruptura es absolutamente normal, no hay que disimularlo.
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Para comenzar con esos consejos expertos que os hemos prometido, y que rompen con los moldes tan manidos de frases hechas y apariencias que tienen poco de constructivo, el psicólogo del Charco Olea nos habla de no 'patologizar' procesos que en realidad son normales. ¿A qué se refiere el experto?

"La manera en la que enfocamos la ruptura y, sobre todo, lo que nos hace experimentar, es de vital importancia para no caer en un enfoque que aún nos haga sentir peor de lo que estamos. Y esto sucede demasiado a menudo porque hacemos patológicos procesos que son absolutamente normales".

Un claro ejemplo de lo que explica el psicólogo es "llamar dependencia a añorar al otro; querer saber de él y que no tenerlo tenga un impacto en nuestro bienestar. Hoy en día se dice demasiado eso de 'ser tóxico', cuando en realidad a lo mejor sólo queremos saber del otro". Desde el punto de vista profesional, "en el duelo que atravesamos por la pérdida es absolutamente natural querer saber, está constatado y se llaman 'conductas de búsqueda', no pasa nada".

divorcio
Echar de menos al otro no es dependencia, es algo natural que nos pasa a todos.
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Tampoco hay que patologizar "el mero hecho de estar tristes y afectados por la ruptura, que mucha gente disfraza de negatividad. No, no eres negativa, es simplemente que duele la situación porque has perdido a alguien a quien amas, y en esa relación has invertido mucho emocionalmente", comenta Ventura.

La ruptura no es una competición

La familia y los amigos son dos de los mejores apoyos para afrontar una ruptura matrimonial.
Los amigos tienen que ser un apoyo, pero no hay que forzar nada ni competir con tu ex a ver quién se recupera antes.
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"Con demasiada frecuencia caemos, en ocasiones animados por el entorno al que hemos contado todo sobre la ruptura, en una especie de competición por comprobar quién 'maneja mejor' el fin de la relación. Se trata de ganar al otro en cuanto a llegar antes a la normalidad", explica Ventura.

Se trata del gran error que se repite una y otra vez. "Cada miembro de la pareja tiene su proceso, y lo más importante es hacernos cargo de aquello que estamos atravesando, independientemente de lo que haga el otro. Cada uno actúa en base a sus recursos y sus necesidades, que no tienen por qué coincidir".

Así pues, aparentar en redes que todo está bien, que lo hemos superado, correr a buscar otra pareja sexual inmediatamente o conductas por el estilo nos hacen muchísimo más daño del que podemos imaginar. Con acciones precipitadas y vacías, "estamos enterrando nuestro amor propio, al importarnos más lo que piensen los demás que nuestras propias vivencias".

Escúchate y permítite la tristeza, que cumple su función 

Imagen de achivo de una mujer llorando
Sentir y ser conscientes del dolor, además de llorar, ayudan a que la ruptura no se enquiste.
ISTOCK - Archivo

La psicóloga Sara Aranda añade a la lista de consejos útiles y poco compartidos en general el hecho de que "permitirnos estar tristes es la mejor forma de superar una ruptura. En contra de lo que la mayoría piensa, se trata del acto más profundo de autoestima, ya que consiste en acompañarnos a nosotras mismas en un momento difícil, aceptando incondicionalmente nuestro malestar, validando nuestras emociones".

Además, para la consecución del duelo (proceso de superación de la pérdida, sea la que sea) "necesitamos llorar y estar más tranquilos, con menos ganas de hacer cosas. Si nos dejamos sentir, iremos encontrándonos mejor y evitaremos que se nos quede la ruptura enquistada". No huir del malestar que sentimos, ni disfrazarlo, "nos permite mejorar nuestra consciencia e inteligencia emocional, para funcionar con un mayor ajuste a nuestra propia experiencia", dice Aranda.

La autocrítica no ayuda a nada: ¡trátate bien!

No es lo mismo ser feliz que estar feliz
La culpa no sirve de nada, hay que tratarse con autocompasión y no machacarse.
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Del Charco se queja de la circunstancia de que "solemos criticarnos y vernos a nosotros mismos con una crueldad con la que no juzgaríamos a otras personas. Muchas veces lo que hunde nuestra autoestima tres la ruptura no es el fin de la relación en sí mismo, sino lo que nos machacamos por los errores o nuestro carácter".

La autocrítica desmedida e injustificada nos hunde profundamente y nos hace sentir muy mal. Debemos trabajar la autocompasión, de manera que nuestro dolor y la situación de la ruptura sean algo que nos conmueva. Tenemos que vernos simplemente como personas que están atravesando un proceso difícil, no somos culpables de nada", concluye el experto.

Tomar las riendas de aquello que nos daba el otro

El sentimiento de soledad va más allá de una soledad física, tiene un componente sobre todo emocional.
La ruptura es un buen momento para tomar las riendas de todo lo que somos capaces de hacer y sentir.
gin Akyurt / Pixabay

Identificar qué es eso que nos daba la pareja es básico, para poder iniciar el proceso de dárnoslo nosotros mismos. "Con frecuencia, la ruptura nos destroza no sólo por la pérdida del vínculo, sino también por aquello que el otro nos daba y que dejamos de recibir", comenta la psicóloga.

Sucede que cuando nuestra vivencia en pareja ha sido muy intensa, tendemos a pensar que cuando se acaba, una parte de nosotros se acaba. "Pensamos erróneamente que la parte que nos mantenía enganchados a esa relación nos proporcionaba todo lo que necesitábamos para mantenernos en pie, tener un objetivo por el que seguir".

En el momento en el que vemos que desaparece ese pilar, podemos pensar que si tuvimos eso, y fue tan grande y tan profundo, es imposible que vuelva. Es decir, "pensamos más en la persona que hemos perdido que en cómo éramos nosotras con esa persona, para poderlo recuperar por nosotras mismas. Una ruptura es una oportunidad de trabajo y crecimiento personal que aumente nuestra autonomía y la responsabilidad afectiva propia"

Trabajar los propósitos propios

El dolor de la pérdida puede hacernos sentir que nada más tiene valor o sentido en nuestra existencia. Algunas veces esto sucede "porque la relación se convierte en nuestro propósito de vida, o bien porque invertimos tanto en ella que dejamos desatendidas otras áreas de nuestra vida".

Así pues, una ruptura es un buen momento "para volver a conectar y tomar conciencia de las otras cosas que le dan sentido a nuestra existencia. Hemos de buscar cómo refugiarnos en esas actividades que nos llenan pero no para huir del dolor, sino como una forma de autocuidarnos y ser coherentes con nosotros mismos".

Desconecta el piloto automático

Volver al trabajo después de las vacaciones o tras teletrabajar puede provocar mucha frustración.
El strés en el que vivimos a diario no nos ayuda a tomar conciencia de lo que somos y lo que queremos hacer con nuestras vidas.
VioletaStoimenova/iStock

Desgraciadamente, vivimos en piloto automático la mayor parte del tiempo, sin tomarnos tiempo para pensar cómo nos sentimos o qué pensamos realmente de muchas cosas que suceden en nuestras vidas. El ritmo de locos en el que estamos inmersos, desde luego, no ayuda a poder darnos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor, para obrar en consecuencia.

A este respecto, Buenaventura dice que "las crisis pueden ayudarnos, ya que al ser un duro golpe que hace saltar nuestra vida por los aires, nos obliga a tomar conciencia de muchas cosas. Desde ahí, sin evitar ni disfrazar nunca el dolor, podremos elegir cómo queremos enfrentarlo en base a nuestras emociones, reflexionar sobre ello y asumir la libertad de nuestra propia vida".

Si no nos sentimos capaces de afrontar este proceso desconocido nosotras solas, el de la ruptura, siempre podemos iniciar una terapia psicológica que nos sirva de ayuda para estructurar y entender lo que nos está pasando, sin falsos triunfalismos que al final estarán 'huecos'.

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