Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

El secreto mejor guardado

Secretismo
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En la película ''Ad Astra'', Brad Pitt interpreta a un astronauta al frente de una misión destinada a encontrar una vida extraterrestre. Lo que parece una historia épica se transforma en un drama emocional causado por la mala relación con un padre, también astronauta, desaparecido en una misión anterior. El personaje de Brad Pitt va sumando calamidades hasta quedarse solo en la nave y ahí, en lugar de regresar a la Tierra y no arriesgarse más, decide emprender rumbo a Neptuno y buscar a su progenitor.

¿Por qué da ese paso? ¿Necesita reconciliarse con su padre, perdonarle? ¿No hay nada que le retenga en la Tierra y huye hacia delante? ¿Es aún más marciano que su padre? ''Ad Astra'' es una de esas películas que te animan a pensar cuando empiezan los títulos de crédito. La realidad es que no necesitamos certezas para hacer cosas en nuestra vida en las que creemos internamente, solo la curiosidad suficiente para afrontarlas, traduciendo ''curiosidad'' como una fuerza brutal que nos empuja a encarar nuestros retos. 

'Ad Astra': Brad Pitt en la búsqueda de su padre por el espacio en el nuevo tráiler
'Ad Astra': Brad Pitt en la búsqueda de su padre por el espacio en el nuevo tráiler

Cuando nos situamos en ese espacio real o imaginado que conocemos bien, en nuestro lugar de seguridad, actuamos desde un pensamiento automático que difícilmente resolverá los grandes dilemas de la vida. 

Las incógnitas siempre nos retan y lo hacen desde territorios inhóspitos, llámense Neptuno o un nuevo trabajo.

No necesitan comprensión intelectual para que nos lancemos a ellas. Simplemente están y algo nos dice que tenemos que resolver el interrogante que plantean.

Hace un par de días, tras una conferencia en Zaragoza, se acercó una mujer para decirme que se había desplazado desde Barcelona para escucharme. ''¿Por qué lo has hecho?'', pensé de inmediato. Ella se adelantó al responderme que descubrió la convocatoria en las redes, tomó el coche y se dijo ''allá voy''. No había un motivo concreto, pero si una curiosidad de la que cuesta incluso hablar. No siempre buscamos satisfacer algo específico, a veces ignoramos qué estamos buscando, pero ese impulso curioso resulta clarificador para alcanzar el objetivo. Suelo decir que la curiosidad se muestra a través de la intuición, o quizá la intuición utiliza la curiosidad para hacerse escuchar; no importa el orden, el proceso es simbiótico.

Suelo decir que la curiosidad se muestra a través de la intuición, o quizá la intuición utiliza la curiosidad para hacerse escuchar; no importa el orden, el proceso es simbiótico

En ocasiones tenemos la intuición de que hay que hacer algo -puede ser disolver la distancia entre los dos y dar el primer beso, cambiar de ciudad, seguir en el mismo proyecto de vida o apearnos de él- y, dada la tenacidad de ese impulso que nos empuja a escucharle, por bajito que nos hable, le hacemos caso y seguimos adelante.

En la misma conferencia alguien me preguntó por qué asimilaba la curiosidad a la idea de ''renacimiento''.  Respondí que una de las misiones de la curiosidad es aportar claridad en esos momentos difíciles de la vida donde todo se da la vuelta y no entendemos ni por qué ni para qué tanto dolor.

Luke Skywalker
Luke Skywalker
Luke Skywalker

La curiosidad nos ayuda a indagar el sentido de cada tropiezo, el aprendizaje que hay detrás, la enseñanza que nos deja la falta de expectativas, porque cuando somos capaces de dejar atrás la tristeza, el fracaso, la rabia, la frustración, el duelo por la pérdida, y nos enfocamos en encontrar las fortalezas que en otro momento nos ayudaron a reponernos de lo peor, facilitamos la comprensión más allá de lo vivido. El suceso no importa, lo importante es la persona que aparece tras experimentarlo. Entonces renacemos. La curiosidad se convierte en el remo que permite a un náufrago seguir a flote y alcanzar la orilla. O en aquello que impulsa a un astronauta en el espacio a buscar si hay alguien más en esa inmensidad. No vaya a pasarle como a Luke Skywalker y resulte ser su padre.

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Periodista y escritora

Mi nombre es Teresa Viejo y soy una contadora de historias, que estudia los efectos de la curiosidad en el comportamiento humano. Gracias al periodismo he observado la vida desde ángulos muy variados, pero tras muchos años entre focos sé que la mejor luz la emitimos las personas, por eso te descubriré a mujeres inspiradoras a quienes les ha “salvado” su curiosidad. ¿Cómo? Ya lo verás. También dirijo programas y escribo libros, la mayoría novelas de misterio, menos el último que se lo he dedicado a nuestra principal competencia –“La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz”-. También conduzco “La Observadora” en RNE y practico la Comunicación No Violenta y la Indagación Apreciativa. ¡Ah! Ser Embajadora de UNICEF me llena de orgullo. Como vivo en modo aprendizaje, casi nunca miro hacia atrás. Bueno, un día sí… un día me puse a contar las entrevistas que había realizado y al llegar a las diez mil, paré abrumada. Preguntar es más revolucionario que afirmar y ahora enseño a las personas a hacerlo. Y a liderar activando su curiosidad. Tú también puedes, créeme. ¿Te he contado que mi bebida favorita es el té?

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