Seamos sinceros, la bandera española es estupenda para verse en el mar (que fue para lo que estaba diseñada) pero es complicadita para "jugar con ella" a la hora de crear indumentaria. En el caso que me ocupa hoy, deportiva. Sino que se lo digan a los directivos de empresas varias, que llevan décadas estrujando los sesos para hacer equipaciones lo suficientemente molonas como para que se vendan a montones (que es el objetivo final).
Yo todavía tengo pesadillas con una en concreto, la que llevaron nuestros atletas a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (en la foto de apertura). No, en serio, auténticas pesadillas. Esos chándal con arabescos, la falda de estilo zíngaro, los pañuelos... es que al conjunto no le faltaba un perejil. Qué horror. Escalofríos recorren mi cuerpo según escribo esto. Este fue el momento cumbre del atentado estético deportivo, pero lo cierto es que nunca hemos tenido algo de lo que sentirnos muy orgullosos.
Sobre todo si nos comparamos con otros países. Los americanos diseñados por Ralph Lauren, los franceses de Le Coq Sportif, los británicos por Stella McCartney. Más allá de los grandes nombres tras las equipaciones, si os fijáis, todos tienen algo en común: los colores (blanco, rojo y azul), fantásticos para jugar con ellos, y muy "ponibles" en términos de moda. Con eso de que ya partimos con ligera desventaja, me ha hecho una ilusión extra que me gustara la equipación que van a llevar nuestros futbolistas a la Eurocopa de este verano. Sigue siendo roja y amarilla (como debe ser, por otro lado), pero es que además se ha hecho pensando en reconocer el país y su historia.
Todo viene por un pequeño detalle que lleva bordada la camiseta en la parte trasera del cuello: un clavel. Preciosa flor cargada de simbolismo, y no sólo por ser considerada la flor de España. La cita futbolística se juega en Alemania, y los claveles llegaron a nuestro país de la mano de Carlos I de España y V de Alemania. Es decir, que esta flor de alguna manera nos hermana. Os cuento. La tradición habla de una gran historia de amor. La de Carlos e Isabel de Portugal.
Este le quiso demostrar su fidelidad eterna durante su luna de miel regalándole un manojo de claveles, una flor desconocida en nuestro país hasta ese momento, y que hizo traer desde Persia. A ella le gustó tanto la planta que mandó cubrir con ella todos los jardines de la Alhambra, donde se encontraban, y el resto de los Reales Sitios. Desde aquel momento la flor se popularizó, y a ella se la empezó a conocer como "la Emperatriz del clavel". Son pequeños detalles como estos los que me reconcilian con las equipaciones de fútbol, ya que me fascina que se utilice un deporte tan masivo para expandir parte de nuestra historia y tradiciones.
Aunque he de ser sincera, y por no faltar a la verdad, las marcas deportivas cada vez se lo están currando más. Sin ir más lejos, también en esta Eurocopa, Bélgica jugará algunos de sus partidos con un conjunto que homenajea a su periodista más conocido, el inigualable Tintín. Estoy segura de que se convertirá en un objeto de coleccionista, sobre todo ahora que se ha puesto de moda eso del "blokecore" o lo que es lo mismo, introducir en tus estilismos más 'cool' una camiseta de fútbol.
Se lleva la palma en las fotos de 'street style' la rosa del Inter de Miami (den las gracias a Messi), pero si a mí me pedís que me quede con una lo hago con casi cualquiera del Venezia FC. Un pequeño club de la segunda división italiana, aunque me dice mi fuente en el Calcio (el gran Irati Prat que están peleando por subir a primera). En cualquier caso, que me distraigo, esta centenaria escuadra desde hace mucho tiempo entendió que la venta de 'merchandising' es una parte fundamental de sus ingresos, y, queridos míos, qué maravilla lo que hacen.
No sólo las elásticas, sino todo: las fotos, los posados, las localizaciones… Gloria bendita. Así que si alguna vez me veis con una camiseta de fútbol, será con una del Venezia (o bueno, con una de España porque hemos ganado un mundial).
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