La doble cara de la soledad: de la no deseada a la elegida. ¿Cuál abunda más y por qué afecta a las mujeres?

La Organización Mundial de la Salud ha anunciado una iniciativa para atender una epidemia global: la soledad. Analizamos por qué sigue estando estigmatizada y la importancia de aprender a gestionarla sin olvidar que cada vez más personas están aprendiendo a disfrutarla.
La epidemia de la soledad (Imagen de Fleabag)
La epidemia de la soledad (Imagen de Fleabag)
Cortesía
La epidemia de la soledad (Imagen de Fleabag)

"La soledad es política, la soledad es cara", escribe en Biografía de la soledad Fay Bound Alberti. La Organización Mundial de la Salud ha anunciado una iniciativa para atender una epidemia global: la soledad. Sin embargo, el informe sobre la soledad no deseada de Fundación Alares revela que el 60% de las personas afirman sentirse solas algunas veces, mientras que el 23% nunca se siente solo/a y el 17% siempre se siente solo/a. Además, el 25% de los participantes indican que también se sienten en soledad estando en compañía.

la soledad no elegida está considerada una de las grandes pandemias de nuestra sociedad

Si en el siglo XVI no estaba mal vista ni era algo que apartar, a partir del siglo XIX todo cambió hasta el punto de que en 2018 se creó en el Reino Unido el Ministerio para la Soledad, pues era una cuestión de salud mental. Declarada como un problema global cuyos efectos son tan nocivos como fumar 15 cigarrillos al día, la soledad no elegida está considerada una de las grandes pandemias de nuestra sociedad.

"La ausencia de interacciones sociales satisfactorias, en la mayoría de los casos, desencadena problemas en la salud mental de las personas tales como depresión y ansiedad, problemas de autoestima, dificultades para conciliar el sueño, aumentando en muchos casos el grado de estrés, puesto que el aislamiento social en combinación con la falta de apoyo emocional puede elevar estos niveles y desencadenar en otros trastornos más graves", explica a Mujer.es Rosa María Martín, responsable de Atención a Colectivos Vulnerables en Fundación Vivofácil. 

Imagen de "Odio la Navidad".
Imagen de "Odio la Navidad".
ERIKA KUENKA/NETFLIX

"Por ello, en base a nuestra labor fundacional y a través de nuestra área de estudios donde recabamos información directa de manera cuantitativa y cualitativa, constatamos que efectivamente la soledad prolongada y persistente aumenta el riesgo de desarrollar trastornos mentales más graves, incluidos trastornos del estado de ánimo y pensamientos suicidas", indica.

El estigma de la soledad

Señala que la estigmatización asociada con la soledad es un obstáculo significativo para abordar este problema de manera efectiva, y que las personas usuarias del Programa "Ilumina una Vida" que han creado desde la Fundación lo primero que nos piden es confidencialidad. 

"Estas personas se sienten avergonzadas o juzgadas por su situación, lo que a su vez dificulta la búsqueda de ayuda y muy especialmente que admitan abiertamente que se sienten solas. En muchos casos son personas que tienen familia, pero lamentablemente el día a día y las agendas desbordantes impiden dedicarles el tiempo necesario. Por ello, nuestras personas usuarias no desean manifestar que se encuentran en este programa y que están necesitando urgentemente un acompañamiento para tener alguien simplemente con quien hablar", asegura.

La presión social nos obliga a demostrar que estamos siempre felices y socialmente activos

Indica que la estigmatización se debe a que la soledad se asocia erróneamente con debilidad personal y se asocia a personas con falta de habilidades sociales. "Vivimos en un mundo en que la presión social nos obliga a demostrar que estamos siempre felices y socialmente activos, esto sin lugar a dudas hace que la persona que la sufre sienta vergüenza y desee ocultar esta situación a las personas más cercanas. Para superar esta barrera que es puramente cultural, es necesario cambiar la percepción pública de la soledad y fomentar un entorno más comprensivo y de apoyo. Nuestra sociedad debe ser consciente que la soledad no deseada no es un problema exclusivo de ciertas personas o de cierta edad, sino una experiencia común que puede afectar a cualquiera en diferentes etapas de la vida o por circunstancias externas que la motiven", dice.

Sin embargo, al hablar de soledad hemos de recordar que la soledad no está necesariamente vinculada a la falta de pareja, y la construcción de una vida significativa y satisfactoria puede lograrse de diversas maneras. "La soledad es un sentimiento y si este está relacionado con la falta de pareja, podemos poner en práctica estrategias que nos ayuden a superar ese sentimiento", comenta Rosa María Martín. 

La soledad elegida

En Mejor que nunca, Mariola Cubells habla de la soledad elegida y de cómo las mujeres de su generación tienen una mayor capacidad de gestionarla. "Tendremos más maneras para combatir la soledad, si la salud acompaña. Tenemos más aficiones, más habilidades sociales y algo importantísimo: puesto que todas somos ya animales digitales de pleno derecho, todo el mundo virtual nos va a seguir acompañando, para lo bueno casi siempre. Y luego otra cosa vital: yo, que consumo audiovisual por encima de mis posibilidades, que soy una lectora voraz, que adoro cocinar y holgazanear, no contemplo que eso se acabe simplemente por cumplir años", escribe la periodista. 

En el libro recuerda cómo en 2009, la socióloga francesa Erika Flahault puso en marcha una investigación sobre la soledad de las mujeres en Francia en la que señaló a tres tipos: "mujeres con carencia (las que soportan su situación, pero sufren con ella), las mujeres en marcha (las que aprenden a apreciarla) y las apóstatas de la vida conyugal, las que deliberadamente han organizado su vida, sus amores y sus amistades fuera del marco de la pareja", escribe.

Cada vez más personas ensalzan la fuerza de la soledad no elegida, y es que hay diferentes tipos de soledades. La que se busca de forma consciente brinda beneficios notables, como explica Rosa María Martín. "Permite la reflexión personal, potencia la creatividad y la concentración, y ofrece un espacio para descansar y recargar las pilas. Fortalece la autonomía, mejora las habilidades sociales a la vez que promueve la exploración de intereses personales. Desde Fundación Vivofácil recomendamos buscar estos espacios, ya que estos nos conducen a nuestro crecimiento personal, aumento de la creatividad, nos proporciona descanso y el auto descubrimiento. Cuando la soledad es manejada de manera positiva y equilibrada, tendrá un impacto positivo en nuestro bienestar emocional y el desarrollo personal", señala.

La soledad quiere decir muchas cosas y hay diferentes tipos, y somos conscientes de que disfrutarla nace del privilegio, pero es importante contar con herramientas para afrontarla y para vivirla, para exprimirla y por qué no, para valorarla. Por supuesto, es esencial señalar que estar soltera no es sinónimo de estar sola, del mismo modo que se puede estar en pareja y sentir una soledad que ahoga y asfixia. Y también hay que recordar que se puede gozar de ella, ansiar llegar a casa sin que esté tu pareja (aunque la tengas) y sin niños (existan o no) y por qué no, incluso fantasear con ella.

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