¡Qué bien se nos da organizar saraos! Las cosas como son. Somos un país muy mal avenido pero tenemos una arquitectura, cultura y gastronomía que son la envidia del mundo. Con ingredientes así es complicado que salga mal la receta (porque además tenemos grandísimos cocineros/expertos en protocolo). Una vez más el mundo ha vuelto a girar sus ojos hacia España mientras en la majestuosa Alhambra se reunían los líderes de Europa al son del quejío de Marina Heredia, que anoche puso los pelos como escarpias a propios y extraños.
La reunión del Consejo Político de Europa (todavía estoy intentando enterarme de qué va esto, pero aquí no hemos venido a profundizar en geopolítica) ha dejado momentos estilísticos de lo más curiosos. Algunos ya, tristemente habituales. Con esto último me refiero a la presencia de Zelenski, quien más expectación ha levantado en Granada. Llegaba a tierra nazarí vestido de verde militar, como ha hecho desde hace más de un año, cuando Rusia empezó la ofensiva contra Ucrania. No le importa el lugar, ni la compañía: Su mensaje es claro. Su tierra está en lucha y él, sufre con sus compatriotas. En Andalucía se ha reunido con líderes varios y ha esperado para poder saludar a la Reina a las puertas de la Alhambra, pero rápidamente ha cogido el avión de vuelta a Kiev. No hay lugar para las fiestas.
Zelenski se marchaba y los Reyes se preparaban para el besamanos con las autoridades. Doña Letizia ha reciclado un preciosisimo vestido de Carolina Herrera en blanco y negro, que lo único que tenía de andaluz, si es que queremos rebuscar alguna simbología, eran unos volantes. Minutos antes especulaba sobre si apostaría por algún diseñador de la tierra, que los hay a montones y buenísimos, pero ha optado por la austeridad. Eso sí, guapa estaba a rabiar.
El otro vestido protagonista de la jornada lo llevaba Begoña Gomez, mujer del presidente del gobierno en funciones. Un discreto diseño de Marcos Luengo en verde esmeralda. Ya hemos hablado en otras ocasiones que el papel de las mujeres de los presidentes en España no está regulado. No existe el cargo de 'segunda dama' por lo cual ella no es anfitriona de estos eventos que organiza el Gobierno de nuestro país. Podría no ir, anoche fueron muchos los que mandatarios que fueron sin sus parejas, pero en caso de acudir hace bien en optar por un atuendo discreto que "no dé mucho que hablar".
Aunque sin duda alguna el que más ha dado qué hablar en temas estilísticos ha sido el primer ministro de Albania, Edi Rama. Sus 1,98 centímetros de altura ya hacen que se le vea perfectamente, pero es que además… ¡iba en zapatillas de deporte! Unas impolutas y blanquísimas bambas. No le han operado de los juanetes, ni tiene dificultades para caminar. Simplemente al político, líder del Partido Socialista de Albania (además de pintor y exjugador de baloncesto), le aburre la 'ropa política'. Antes de acceder al gobierno y durante la campaña electoral que le dió el poder, abusó de camisetas de mensaje y camisas loquísimas estéticamente hablando.
Una vez ya en el establishment ha tenido que rendirse a la evidencia y pasar por el aro del traje y corbata, no porque nadie le obligue sino porque llamar tanto la atención probablemente no sea excesivamente bueno. Eso sí, las zapas se han convertido en un símbolo de identidad. Porque queridas, queridos, por mucho que algunos se empeñen en negar la evidencia, #LaRopaHabla.
P.D.: La columna de hoy llevaba escrita desde hace un par de días pero como podéis comprobar sufrió cambios de última hora. Quería 'vomitar' todas las ideas que se han pasado por mi cabeza desde que uno de mis tuits hablando de moda y política se viralizara y me 'cayera del del pulpo'. Pero tengo la suerte de tener una jefa que no solo me aguanta sino que me respalda. Todo lo que quería decir lo dijo mejor ella ayer en su espacio de opinión. Así que desde aquí mi más sincero agradecimiento, Sonia. Sabes que formar parte de Mujer.es es para mí un sueño cumplido pero además saber que mis ideas son escuchadas y respetadas, aunque a veces no sean compartidas, es un lujo dada la situación actual.
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