La joya maldita que no ha lucido Camila Parker en la coronación del rey Carlos III de Inglaterra

Carlos III de Inglaterra y Camila durante su coronación

El 6 de mayo es un día histórico. La Abadía de Westminster ha acogido a la coronación de Carlos III, y aunque desde Buckingham han guardado mucha discreción con los detalles de esta cita, sí que pudimos conocer con antelación la corona que luciría este día la Reina Consorte. El hecho que desde los círculos más cercanos al Rey hablaran de que esta coronación sería mucho más sobria que ceremonias anteriores dejaba claro que no se realizaría ninguna nueva pieza para coronar a Camilla, como así había sido en el caso de las anteriores consortes. Una vez aclarado esto, quedaba la incógnita de si utilizarían la última corona que se realizó para la Reina Madre y que ostenta el diamante más grande y polémico del mundo: el Koh-i-Noor. Una espectacular pieza de más de 100 quilates y 20 gramos de peso que se cataloga como 'maldita'.

La maldición de esta joya

Se trata de la llamada 'joya maldita', una impresionante piedra, tan bonita como cuestionada, ya que el Gobierno Británico se apropió de ella cuando colonizó la India y ahora el país la reclama. El tema de la 'maldicion' viene de que una antigua leyenda india rezaba: "Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad". De ahí que también fuera conocido como el "Diamante de las Consortes”.

Lío de diamantes

Así que no sé si para evitar la maldición o más bien para huir de cualquier lío internacional, finalmente Camilla ha sido coronada con la que lució la Reina María en 1911. Se trata también de una pieza imponente que ya ha abandonado la Torre de Londres, donde se guarda el Tesoro de la Familia Real Británica, para ser adaptada. A esta joya tampoco le faltarán diamantes ya que en la misma se lucirán los conocidos como Cullinan III (94 quilates) y Cullinan IV (63 quilates), en honor de la fallecida Isabel II. Ambos estaban originalmente en la corona que la Reina María utilizó, pero tras la coronación se desmontaron para convertirlos en broche. Un broche que heredó la madre de Carlos III y que se convirtió en uno de sus favoritos. Ahora vuelven, temporalmente, a la corona para una fecha tan singular.

Lo curioso de todo esto es que originalmente la corona de la Reina María portaba el controvertido diamante Koh-i-Noor, que se retiró para situarlo en la corona que llevó la Reina Madre en la ceremonia de ascenso al trono de Jorge VI en 1937. Entonces fue sustituido por el Cullinan V, que veremos en la parte superior de la pieza el próximo 6 de mayo. Todo un tetris real y carísimo. Estos diamantes provienen de la partición del Cullinan original, el diamante más grande jamás encontrado y regalado a Eduardo VII. Su exagerado tamaño, dicen que más de 3000 kilates, hizo que se dividiera en varias piedras, que fueron numeradas de mayor a menor según su tamaño. El más grande de ellos, el Cullinan I está sobre el cetro que Carlos III ha portado en la Coronación. El Cullinan II culmina la Corona Imperial del Estado.

El gran joyón

La descripción de la corona que ha lucido Camila no puede ser más espectacular. Encargada por la propia María de Teck a la joyería Garrad, está compuesta por ocho arcos, el doble de los tradicionales en las coronas de este tipo (cuatro de ellos se han desmontado para esta ceremonia) coronados por una esfera y una cruz donde reposa el diamante principal. De estilo art-déco, típico de la época, está confeccionada en plata bañada en oro. Mide 25 centímetros y pesa más de medio kilo. Además de las piedras principales, tiene otros 2.200 diamantes de talla rosa y brillante. La banda base está compuesta de dos filas de diamantes que enmarcan una serie de motivos florales y soporta cuatro cruces y otras tantas flores de lis y está sobre un casquete de terciopelo morado y armiño.