'El privilegio de blanco', una de esas frases que nos encantan a los especialistas en etiqueta porque señala una extrañeza, una excepción, algo diferente y, por tanto, único. Probablemente, la hayáis leído en más de una ocasión en francés 'privilège du blanc', algo absurdo, ya que ninguna raíz francesa tiene esta costumbre, pero así de ridículos somos a veces los que hablamos de moda y parece que todo lo que tenga que ver con ropa suena mejor en la lengua de Balzac.
Pero vamos al grano. Este privilegio estético tiene que ver con el vestuario de las mujeres que visitan la Papa. Algo que normalmente hay que hacer vestida de negro, con un look recatado, sin escote, con mangas y si es vestido, que sea por debajo de la rodilla. Todas excepto un reducido grupo compuesto actualmente por 6 mujeres: las reinas católicas. Se trata de Sofía y Letizia, de España. Paola y Matilde, de Bélgica. La Gran Duquesa María Teresa, de Luxemburgo y la Princesa Charlene, de Mónaco. Existen dos monarquías católicas más, Liechtenstein y Lesoto, pero antiguas rencillas hicieron que no las incluyeran en este selecto grupo.
Se dice que este privilegio les fue concedido en un momento en que varias monarquías estaban convirtiéndose al protestantismo y como deferencia y agradecimiento les concedieron vestir de un color que se consideraba mucho más puro: el blanco. De hecho, por poner un ejemplo actual de cómo esto va con las monarquías, y no con las personas, la Reina Máxima de los Países Bajos, que no renunció al catolicismo al casarse, debe vestir de negro en sus audiencias en el Vaticano, ya que está casada con un rey protestante.
La primera reina que utilizó este privilegio fue la española Victoria Eugenia, mujer de Alfonso XIII, en una visita a Pío XI en 1923. Lo hizo, además, cubierta por un precioso velo, y es que antiguamente las mujeres debían cubrirse la cabeza en lugares sagrados. Algo que ya está en desuso, pero que sigue manteniéndose entre muchas de las mujeres que visitan al Papa, ya vayan vestidas de negro o de blanco. Es más, las españolas pueden vestir la tradicional mantilla, algo precioso y único que desafortunadamente ya vemos muy poco.
Si solía vestir peineta y mantilla Doña Sofía y así la hemos podido ver en las numerosas ocasiones en las que visitó al Santo Padre durante su reinado. Como curiosidad, Doña Letizia (vestida de negro porque todavía era princesa) también llevó mantilla en la primera ocasión en que visitó el Vaticano. No se le veía muy cómoda, pero respetó la etiqueta que llevaba la entonces reina. Al ascender ella al trono, y ya vestida de blanco, decidió no llevarla en su primera visita a Francisco en 2014. Por este motivo, Doña Sofía ha renunciado a ella en sus últimas ocasiones en la Santa Sede. Ahora es Doña Letizia quien marca la etiqueta y la Emérita es muy respetuosa con estos temas.
Dicen los entendidos que en los últimos años las normas de etiqueta también se han relajado en el Vaticano (como en el resto del mundo, por otra parte) y hemos llegado a ver vestidas de blanco en audiencias privadas a mujeres católicas que nada tienen que ver con una monarquía, como la mujer de Tony Blair. O la primera dama mexicana, Angélica Rivera, que desató una grandísima polémica en su país por recibir a Francisco en 2016 vestida completamente de blanco.
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