Anitta Ruiz Consultora de moda | #LAROPAHABLA
OPINIÓN

Flipen con el origen de la asociación rosa/niña

Pasillo de una prisión pintada de rosa baker miller
Pasillo de una prisión pintada de rosa baker miller
D.R.
Pasillo de una prisión pintada de rosa baker miller

Lo amas o lo odias. El color rosa no tiene término medio y más después de la, probablemente, campaña más agresiva de la historia del marketing cinematográfico. Barbie lo ha cubierto todo, todo, todo de rosa. Cosa curiosa dado que es un color que para algunas corrientes científicas no existe. No, no me he vuelto loca.

Según dicen, los colores "naturales", son los siete reflejados en el arcoiris: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta. Por tanto no existe una longitud de onda visible para ninguna tonalidad de rosa y nos la "habríamos inventado" y surge cuando "cerramos" el arcoiris y por tanto es el resultado de la mezcla de rojo y violeta. Pero dejemos de ponernos técnicos que ya he puesto demasiadas comillas en este texto. En cualquier caso, esta mezcla de los dos colores más extremos del espectro lumínico hace del rosa uno de los colores más versátiles. Piénselo, pega con prácticamente todo y según con que lo combines dice cosas distintas.

Además, psicológicamente toma todas las características apasionantes del rojo con las calmantes del blanco. Es decir, es un color muy empático porque recoge muchas emociones. Tanto es así que dicen que una tonalidad del mismo, el conocido como Baker-Miller, fue considerado durante muchos años, tras un experimento en los años 70, un color calmante y muchas cárceles y calabozos de todo el mundo se pintaron así porque parecía que apaciguaba a los presos. Actualmente no hay un acuerdo sobre este tema (como sobre casi ningún experimento social) pero en Estados Unidos sigue estando prohibido en varios deportes pintar de rosa los vestuarios de los equipos visitantes por si es verdad que les resta agresividad.

Color rosa baker miller según pantone
Color rosa baker miller según pantone
D.R

El rosa pasa por ser el color más femenino y pareciera que a todas las niñas nos han vestido de este color, aunque lo cierto es que esto no ha sido siempre así. Antiguamente, a los pequeños sólo se les vestía de blanco. Era un color que tenía la candidez de los "todavía puros" y la lejía hacía maravillas con las manchas imposibles de comida y demás residuos. Pero es que si miramos todavía más atrás eran los niños los que vestían de rosa y las niñas de azul. La razón tenía un contexto histórico.

Si paseamos por el Museo del Prado podemos ver como en las pinturas entre los siglos XV y XVIII los niños van vestidos de ligeros tonos de rojo o incluso de rosa. Esto es debido a que el rojo brillante era el color que estaba destinado a los militares y guerreros y por tanto estaba relacionado con la valentía y el coraje. El color de Mercurio, el dios de la guerra. Sin embargo, las niñas solían vestir en los tonos más claros del azul, el color considerado más virginal, ya que es el que se usaba para pintar los mantos de la Virgen María desde la Edad Media, cuando creció el credo mariano. El pigmento azul era casi más caro que el dorado por aquella época y se reservaba solo para ella. En cualquier caso, ambos colores no tenían tanta carga de género.

Virgen Inmaculada. Cuadro de Bartolomé Esteban Murillo.
Virgen Inmaculada (con manto azul). Cuadro de Bartolomé Esteban Murillo.
20 MINUTOS

Pero pasaron los años, incluso los siglos, llegaron los tintes sintéticos y el valor económico de las prendas fue bajando. Los uniformes militares dejaron de ser mayoritariamente rojos (pasando muchos a ser azules), nació el marketing para vender ropa y había que etiquetar las cosas. Los expertos no se ponen de acuerdo cuando se estableció la dualidad definitiva del rosa/niña pero sí que fue ya pasado el principio del siglo XX. Lo que sí es cierto es que es un evento traumático de la historia de la humanidad lo que convirtió definitivamente al rosa en un color "afeminado". Los nazis marcaron a los homosexuales con un triángulo rosa. Terminada la Segunda Guerra Mundial y ya en los años 50 el rosa se volvió eminentemente femenino gracias, precisamente, a nuestra protagonista de estas semanas: la tan odiada como querida muñeca Barbie

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