Si estás leyendo esto, hay muchísimas posibilidades de que puedas recitar, casi de memoria, el famoso monólogo del "azul cerúleo". Esa reprimenda que la directora de un trasunto de Vogue da a una nueva empleada que se mofa del sector y que vertebra parte del argumento de una de las películas de culto del mundo de la moda: "El diablo se viste de Prada".
Para los cuatro despistados que queden por aquí, el 'film' narra la incorporación al mundo laboral de una jovencísima y ambiciosa periodista que cae de rebote en una revista de tendencias. Por cierto, que está basado en la novela que escribió Lauren Weisberg, también "plumilla" y asistente de la todopoderosa Anna Wintour. Por ese motivo, siempre se ha pensado que, tanto el libro como la cinta, son una crítica hacia la gran pope de la moda. Dato curioso, la Wintour, que no da puntada sin hilo, se presentó en el estreno vestida de Prada de pies a cabeza.
Bueno, el caso es que la peli (que por cierto es infinitamente más amable que el libro) hizo que "un millón de chicas mataran" por dedicarse al periodismo de moda. Parecía que si accedías al paraíso del papel satinado ibas a vestir a diario de Chanel y Valentino, recibirías regalos carísimos a diario y viajarías por el mundo de sarao en sarao. El periplo laboral y emocional que sufre Andy Sachs, una increíble Anne Hathaway, parece que queda en segundo plano ante el glamour de estilismos perfectos.
Evidentemente, cualquier parecido de la ficción con la realidad del periodismo de moda en España en el siglo XXI es, prácticamente, mera coincidencia. Bueno, no, la pasión de Emily, la veterana ayudante de Miranda Prestley, que es como se llama la directora interpretada por una apabullante Meryl Streep, es absolutamente cierta. De hecho es el amor por la profesión lo que ha mantenido en pie muchos medios en los últimos años.
Es el amor por la profesión lo que ha mantenido en pie muchos medios en los últimos años
Puede parecer que no me gusta la película... ¡y todo lo contrario! De hecho un póster original de su estreno en Estados Unidos y dos figuritas de las protagonistas convertidas en Funk Pop te dan la bienvenida a mi casa (y son dos de mis más preciadas posesiones). Creo que David Frankel recrea un universo tan atractivo como estresante de una manera brillante. Un bombón relleno de veneno, si te fijas en los detalles. Con "El Diablo..." pasa como con "Desayuno con Diamantes". Los libros son duros, adictivos y de los que dan que pensar. Las pelis, una conjunción de belleza y dulzura, que disimula la amargura de la realidad.
Los libros son duros, adictivos y de los que dan que pensar. Las pelis, una conjunción de belleza y dulzura, que disimula la amargura de la realidad
Todo este rollo viene porque se acaba de anunciar que van a rodar una secuela. Así de primeras me parece un notición porque sé que, buena o mala, me va a dar un par de horas de entretenimiento (y hay veces que a la vida no le pido mucho más). Según los rumores filtrados, repetirán Meryl Streep y Emily Blunt, y la historia transcurrirá en el tiempo actual. Un mundo en que la prensa, en general, y la de moda en particular, no están viviendo su mejor momento.
Miranda seguiría al frente de Vogue (perdón, Runaway) y Emily ahora sería una alta ejecutiva de una empresa anunciante. Vamos la que maneja los cuartos y por tanto, el elixir mágico que puede solucionar el mal momento por el que está pasando la publicación. Mira por donde, así leído, me puede parecer que el argumento sí que se parece enormemente a lo que está pasando ahora mismo en el sector. Un mundo que vive bailando entre la inmediatez de los digitales y los meses de espera de los ciclos de moda clásicos.
Un momento en que en Tik Tok solo veo a jóvenes hablando de revistas si es para mencionar cuál es el regalo promocional que llevan cada mes, sin importar nada más. No tengo duda de que la película volverá a ser un derroche de modelos increíbles y carísimos, y reuniones de contenidos tan tensas como la cuerda de un funambulista.
Ahora nos queda por ver si después de verla un millón de niñas, volverán a querer dedicarse al periodismo de moda o por el contrario ahora se colapsarán los máster sobre dirección de empresas de lujo. Por las dudas, queridas y jóvenes lectoras, recordad que el cine es cine pero que una cosa es verdad: Ver uno de tus temas publicados en una revista de las que has leído toda tu vida es algo parecido a volar (pero no regalan 'chaneles').
La película volverá a ser un derroche de modelos increíbles y carísimos, y reuniones de contenidos tan tensas como la cuerda de un funambulista
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