Nieves Álvarez, soberbia, desciende las escaleras de la Biblioteca Nacional con un espectacular vestido de Redondo Brand de cola interminable. Comenzaba la alfombra roja más impactante que he visto en mucho tiempo. Bienvenidos a la primera edición de los Premios de la Academia de la Moda. Qué deciros, queridos 'ropers', de la ilusión que me hizo poder vivir desde dentro esta noche que tanto se merece un sector en el que solo en España mueve más de 11.000 millones de euros. Pero más ilusión me hace contárosla.
No habían dado las siete de la tarde cuando empezaba el especial desfile que supone siempre un 'photocall'. Los mejores diseñadores de este país, junto a sus musas, demostraban que aquí además de industria (bendito Inditex), hay mucho arte. Teresa Helbig, con una siempre magnética Macarena Gómez. Vestido blanco, casi nupcial, con una capucha que recordaba algo al tocado del gran Balenciaga que inspiraba la estatuilla. Juan Duyos y una bellísima Verónica Blume, por la que no pasan los años.
Los mejores diseñadores de este país, junto a sus musas, demostraban que aquí además de industria, hay mucho arte.
Brillante, y no solo por las lentejuelas que cuajaban su vestido. Antonia Dell'atte, moviendo con elegancia innata un 'dos piezas' de pantalón, en verde y rosa, diseñado por su acompañante, Maite Casademunt. Y, evidentemente, un montón de 'influencers' y diseñadores de nueva generación como Gala Gonzalez, María Pombo o la jovencísima Marina Rivers, que decidió vestir de Zara, que oye, también cumplía la etiqueta que pedía ''moda española'' (evidentemente).
Los premios se entregaban en el cercano Centro Cultural de la Villa. Presentados por Nieves Álvarez y retransmitidos por La2 de TVE (lo que garantizó una duración de menos de hora y media, gloria bendita, que si no por mucho que te guste un tema una gala se termina volviendo infumable…). Sorprendentemente, en el auditorio quedaban muchas butacas vacías, y eso que conseguir una invitación había sido un ejercicio complicado.
La noche empezó por todo lo alto, al menos para esta servidora. Estuve aplaudiendo como loca el primer premio a la ''Mejor colección de calzado, joyería y complementos'', que recibió una emocionadísima Susana Cruz, 'alma mater' de Suma Cruz, firma de joyería madrileña de la que me reconozco fan, admiradora, compradora y, sobre todo, amiga. Aunque, ojo, aquí pongo el primer 'pero' a estos premios: juntar en una misma categoría joyería y calzado en un país que es el primer productor de zapatos de calidad del mundo, es un poco inentendible. Cosas de las primeras veces, quiero suponer.
Juntar en una misma categoría joyería y calzado en un país que es el primer productor de zapatos de calidad del mundo, es un poco inentendible.
La noche siguió ágil con premios a ''La artesanía aplicada a la moda'' para Leandro Cano, a Jeanealogía por ''El mejor proyecto empresarial'' o a Oteyza y su increíble ''Merina'' como ''Mejor Presentación''. En total 10 galardones, 10 proyectos que se llevaron a casa una preciosa estatuilla diseñada por Helena Rhoner. Entre premio y premio, actuaron Marta Sánchez, OBK y Mikel Erentxun. De todos soy muy fan, pero no sé si la cosa estaba a la altura de una gala que buscaba 'glamour' y modernidad. Vale, también actuó Nebulossa, que nuevos son, aunque modernos y glamurosos no sé si tanto.
Otra cosita que apunté en la lista de cosas a mejorar: una vez terminada la gala, la fiesta seguía en otro lado, lejos, lo que hizo que todo se disolviera de una manera muy rápida y sin mucho tiempo para abrazos y felicitaciones. Eché en falta la barra libre que caracteriza a los Premios de la Academia de Cine, y que tantas anécdotas deja. Insisto, es la primera vez.
Para finalizar y por resumir una noche llena de emociones. Qué felicidad ver reunidos a tantos compañeros del sector. Desde diseñadores hasta estilistas, periodistas o modelos. Qué alegría ver a todo el mundo tan elegante, ya fuera de una manera clásica o derrochando creatividad. Y qué maravilla que los nominados estuvieran tan nerviosos previamente y tan felices después. Eso quiere decir que se tomaban en serio unos premios que acaban de nacer pero que todos queremos que se asienten en el calendario. Por todo lo que significan, por todo lo que representan.
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