Entre tanto viaje por el mundo, Victoria Federica ha aterrizado en España para acudir a una de las últimas fiestas antes de este verano, en las que todavía pueden llevar esos vestidos largos tan románticos sin morir de calor en el intento.
El Palacio de Santa Bárbara en Madrid acogió la velada en la que no faltaron las 'influencers' más 'top' como Amelia Bono, María G. de Jaime y Lucía Pombo, entre otras y, por supuesto, no podía faltar la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, que en los últimos años ha conseguido hacerse un hueco dentro del mundo de la moda.
Su Instagram se ha convertido en un escaparate de su vida, donde nos comparte sus looks más 'pijipi' en la India, los más en tendencia por Suecia o los más aventureros en Marruecos, aunque también nos deja algunos más 'casual' en Madrid, eso sí, siempre con conjuntos de firmas de Alta Costura.
En esta última fiesta, Victoria Federica se ha decantado por un vestido de 'ninfa de los bosques', hecho en lino, con escote bardot, mangas abullonadas y estampado floral, de la firma Agua Bendita y con un precio de 990 euros, aunque lo que más ha llamado la atención han sido sus joyas.
Los pendientes más extraños de Victoria Federica
Como pendientes, la sobrina de la reina Letizia ha optado por una de las últimas tendencias con un diseño muy parecido a un cierre de cremallera. Este accesorio lo puso de moda Balenciaga en una de sus últimas colecciones con un collar lleno de cursores, y muchas firmas, entre ellas Zara, se han lanzado a copiarlo.
También lo veremos mucho en pendientes, como ha hecho Victoria Federica, y se convertirán en un imprescindible en los looks más 'modernos' en las calles de Madrid y Barcelona. Junto a él, en su oreja izquierda ha lucido un piercing 'conch' en un aro plateado con esta estética de cremallera que hace juego con el resto de sus accesorios, demostrando que esta tendencia ha venido para quedarse durante todo el verano.
Su peinado era el toque final perfecto para complementar su look. Por un lado, acompañaba a la estética etérea del vestido, al llevar un moño bajo con los mechones delanteros sueltos y ligeramente ondulados. Pero, por otra parte, también dejaban a la vista sus pendientes, enmarcando su piercing y dándoles un papel más protagonista en el conjunto.
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