Un viaje por Campo de Borja para probar el Pastel de los Santos

El Pastel de los Santos consiste en una masa escaldada rellena de huevo duro, longaniza, lomo en adobo, chorizo y la carne de la costilla de cerdo. Se elabora y degusta en la comarca zaragozana de Campo de Borja. En torno a este manjar se celebra en Tabuenca, el cuarto domingo de Cuaresma (este año será el 18 de marzo), la Fiesta de los Pasteles.

La procesión de la Virgen de Rodanas llega hasta la ermita de San Miguel de los Santos, un modesto edificio del siglo XII a las afueras del pueblo. Tras la misa la gente comparte con amigos y familia el pastel de los santos. Cada familia del pueblo prepara el suyo y lo decora con la inicial de su apellido antes de cocerlo en un gran horno de leña comunal.

Otro atractivo de Tabuenca es el Cabezo de las Bodegas, un singular conjunto de bodegas subterráneas que goza de la calificación de bien cultural de Aragón, y la torre mudéjar de la iglesia de San Juan Bautista.

Degustado el pastel dejamos Tabuenca en dirección a Borja, capital de la comarca, donde merece la pena visitar la colegiata de Santa María. Su casco antiguo tiene pasado morisco y judío. Accedemos por la Puerta de Zaragoza, cruzamos la plaza del ayuntamiento y subimos hacia el barrio del Cinto y el cerro donde se levantaba la antigua ciudadela y Zuda islámica.

También haremos parada en Magallón, cuyo ayuntamiento es un palacio de estilo aragonés. La localidad aparece dominada por la silueta de la parroquia de San Lorenzo, en lo alto de un monte. Adosado al templo están los restos del castillo de Magallón. A sus pies, el barrio de la Morería conduce hasta los restos de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora de Huerta.

Estamos en el Campo de Borja: abundan los viñedos con denominación de origen y los campos de frutales y olivos. La comarca se extiende desde la orilla del río Ebro hasta los pies de la Dehesa del Moncayo y es territorio vecino del Campo de Tarazona.

Ya entrando en el Parque Natural del Moncayo, encontramos Bulbuente y Vera de Moncayo. Cerca, el Monasterio de Veruela: fundado en 1146, conserva un recinto amurallado con forma de hexágono irregular y 11 cubos donde se alojaron los hermanos Bécquer: la iglesia abacial y el claustro son muestras únicas de la austeridad propia del Císter.

Más allá, Agramonte y el santuario de la Virgen del Moncayo. Allí se encuentra el centro de visitantes del Parque Natural del Moncayo, un paraíso para senderistas y amantes de la montaña.

Para acabar, Tarazona. Su rehabilitada catedral recibe al viajero pero es el barrio del Cinto, mudéjar y renacentista, la auténtica joya monumental.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!