'Calçots', sabrosa tradición catalana en invierno: dónde disfrutarlos en Tarragona

Los calçots son un clásico de la cocina catalana, sobre todo en la región cercana al municipio tarraconense de Valls. Estas cebollas alargadas, tiernas y ligeramente dulces son un manjar para la fiesta. Y es que se disfrutan mejor en una comida al aire libre con familiares y amigos: es la calçotada.

Los calçots son cebollas tiernas, entre puerro y cebolleta, y reciben su nombre del verbo calçar (en catalán cubrir con tierra) porque es lo que se hace durante su cultivo. Hasta abril, aunque siempre depende de las temperaturas, es posible tomar calçot en muchos lugares, pero no en todos se sirven los auténticos.

La receta tradicional habla de brasas de sarmientos y platos que son tejas… pero no siempre es posible tener una cocina de leña. Nunca faltan el babero ni el romesco para salsa. Para disfrutar de los calçots en Tarragona las opciones son múltiples.

La Boella

Es un edificio del siglo XII, un amplio complejo a la vez hotelero, gastronómico y de restauración. Por 45 € se toman aperitivos (con sus propias aceitunas), parrillada de carne y los calçots asados con sarmientos.

Can Rectoret

Como en la región ésta es una tradición de siempre, son muchos los lugares casi centenarios que preparan los calçots, como Can Rectoret. Ubicado en una casa del siglo XVI, se cocinan sencillos y completos.

Masía Bou

Está en activo desde 1929, ahora a cargo de la cuarta generación de hosteleros. Aquí además se toma con salsa salvitxada, la que dicen es la auténtica, un romesco con más tomate y menos ñora. El menú cuesta 36,50 €.

Casa Félix

Algo más austero, pero su cocina no defrauda. Una calçotada con noche en su hotel cuesta en esta época 80 €, perfecto para una pequeña escapada de fin de semana. Aquí se sirve con longaniza y judías y cordero a la brasa.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!