Sistemas de seguridad: cinco vicios que provoca su uso (y abuso) en el coche

Cuando nos sentamos al volante, es fundamental poner los cinco sentidos en la carretera, aunque nuestro coche tenga ADAS.
Cuando nos sentamos al volante, es fundamental poner los cinco sentidos en la carretera, aunque nuestro coche tenga ADAS.
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Cuando nos sentamos al volante, es fundamental poner los cinco sentidos en la carretera, aunque nuestro coche tenga ADAS.

Aunque todavía no se ha diseñado un coche 100% autónomo que consigue tomar todas las decisiones para asegurar una conducción óptima, cada vez son más los elementos que acercan esta idea a la realidad. Los conocidos como ADAS (Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción) son algunos de los que contribuyen a mejorar la seguridad activa y pasiva de los pasajeros. Sin embargo, la comodidad de su uso parece estar derivando en algunos vicios peligrosos en los conductores, que pueden llegar a poner en peligro a todos los usuarios de las carreteras.


Tres vicios derivados de los sistemas de seguridad

  • Conducir con somnolencia. Si bien es cierto que el sistema de mantenimiento del carril nos ayuda a mantener la trayectoria en todo momento, llegado incluso a reconducirla en caso de que el conductor haya perdido el control del vehículo, también puede llegar a producir somnolencia o distracciones. Claro que, según un informe de Bosch y la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos (Anfac), este sistema de seguridad usando con responsabilidad, y sin vicios, podría llegar a evitar hasta el 18% de los accidentes.
  • No respetar la distancia de seguridad. Distancia de seguridad es aquella que permite circular con espacio suficiente para que el conductor pueda reaccionar y frenar ante un peligro sin riesgo de colisión con el vehículo que le precede. A pesar de ser tan importante, existen algunos sistemas, como el frenado autónomo de emergencia y el control de crucero adaptativo que consiguen que el conductor se relaje al sentirse sobreprotegido, hasta el punto de dejar al coche tomar todas las decisiones.
  • No usar los retrovisores. Una de las primeras lecciones cuando nos montamos en un coche por primera vez (y con intención de aprobar el práctico a la primera) es la de aprender a mirar (y regular) todos los espejos que nos advierten de la posición de coches y peatones. Sin embargo, desde que la alerta de tráfico cruzado y el avisador de ángulos muertos forman parte de muchos vehículos, a más de uno se le olvida que el sistema puede
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