La diferencia entre las patatas fritas de McDonald's en Estados Unidos y Europa (y la de muchos otros productos)

Patatas fritas.
Patatas fritas.
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Patatas fritas.

Que en Estados Unidos, cuando se trata de comida, el concepto de "ración grande" es diferente al de Europa es de sobra sabido. Pedirse un café o refresco grande allí supone acabar con un vaso absurdamente grande entre las manos.

Por supuesto, hablamos de comida y productos poco saludables, porque en frutas y verduras la generosidad en las raciones no es tal. También hay quienes aseguran que el sabor de algunos platos muy populares de cadenas de comida rápida es diferente según estemos en Ohio o en Berlín. Y aunque pueda sonar a leyenda urbana -la estandarización de sabores es una de las marcas de la casa de este tipo de cadenas-, parece que algo de verdad hay en ello.

Al menos si atendemos a la lista de ingredientes a uno y otro lado del Atlántico y descubrimos que hay diferencias notables. Y sí, como era de esperar, la de Estados Unidos da un poco más de miedo que la de Reino Unido, según detallaban hace unos días en Bored Panda a raíz de un artículo de Food Babe.

Comparación de ingredientes entre la patatas fritas de McDonals's en Estados Unidos y Reino Unido.
Comparación de ingredientes entre la patatas fritas de McDonals's en Estados Unidos y Reino Unido.

Detrás de este nombre está Vani Hari, que se define a sí misma como una "activista revolucionaria de la alimentación", y que desde hace años se dedica a analizar y denunciar el contenido de algunos productos habituales en la cesta de la compra estadounidense.

Una labor que, a priori, suena muy necesaria e inabarcable teniendo en cuenta el gusto de Estados Unidos por la denominada comida basura. El problema es que basta asomarse a la web en cuestión para descubrir que Hari no solo vende su libro y consejos -hasta ahí bien-, sino que también ha montado su negocio vendiendo suplementos, colágenos y demás productos de dudosa utilidad a base de alentar la quimiofobia, tirar del argumento de los no transgénicos y demás clásicos sin base científica pero mucho éxito en Instagram.

Aclarado este importante punto, y volviendo a las patatas fritas, la verdad es que la diferencia entre los ingredientes declarados en una y otra sorprenden. En Reino Unido la cosa se queda en patatas, aceite vegetal, dextrosa (glucosa) y sal que se añade tras freírlas.

Aunque cabría preguntarse qué pinta esa glucosa en unas patatas fritas, en Estados Unidos la cosa se complica un poco. Además de patatas, la lista de ingredientes incluye cosas tan apetecibles como saborizante natural de ternera o pirofosfato de ácido de sodio -un conservante-, y también se indica que el aceite de freir se mezcla con polidimetilsiloxano.

Asusta, ¿verdad? Pues es un aditivo alimentario autorizado (E-900) y se usa como antiespumante. Ese sería el resumen: aunque no suene nada bien, se trata de productos seguros y autorizados. Y presentes en muchos otros ultraprocesados, por cierto.

Así que, en realidad, la única pregunta que debería importarnos es si son más sanas esas patatas europeas que las de Estados Unidos por tener una lista de ingredientes aparentemente más limpia. Aunque habría que ver, por cierto, cómo influye la legislación sobre etiquetado en diferentes países.

La respuesta, por supuesto, es no. En ambos casos se trata de productos en absoluto recomendables nutricionalmente. Y la historia se repite en muchos otros productos aunque, en todos ellos, que tengan más o menos ingredientes de nombres raros, es casi el menor de sus problemas.

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