¿Se puede desconectar del trabajo? Trucos y consejos para conseguirlo

  • La clave se encuentra en encontrar el equilibrio. Volcarse en la vida laboral no llena las carencias personales.
  • No llevarse el trabajo a casa y cultivar las relaciones personales y aficiones son algunas claves. 
Estrés laboral
Estrés laboral
GOBIERNO DE ARAGÓN - Archivo
Estrés laboral

Aunque se tiende a pensar que la desconexión total del trabajo solo es posible durante las vacaciones de verano o periodos más bien largos, conviene aplicar este principio, como si fuese un dogma de fe, los 365 días al año por muy difícil que parezca.

No solo es perfectamente factible encontrar decenas de motivos y placeres en nuestro día a día para evadirse al salir de la oficina o puesto de trabajo sino que los especialistas advierten, además, de las negativas consecuencias que puede acarrear no tomarnos en serio esta decisión. Estas son algunas de las más preocupantes:

Altas dosis de frustración

Los expertos sugieren que la clave de la felicidad se encuentra en el equilibrio entre vida personal y laboral. En ningún caso, volcarse en el trabajo va a llenar las carencias de no cultivar los afectos y las relaciones. Por muchas satisfacciones que nos dé lo laboral, focalizar la vida entera en ello solo puede traer, a la larga, una sensación de vacío y soledad.

Efectos secundarios en los que más queremos

No aprender a desconectar no solo acarrea insatisfacciones a nivel personal sino que ésta acabarán extendiéndose como un virus y afectando a nuestra pareja, hijos, familiares y/o amigos. Convivir con alguien que vive pendiente del trabajo y al que apenas se ve no resulta plato de buen gusto para nadie.

Una auténtica cafetera exprés

Vivir en un constante estado de alerta con el trabajo y de agobio por las tareas pendientes puede acarrear problemas de estrés, ansiedad e, incluso, depresión. Además, este malestar por no saber desconectar (aun no siendo consciente de ello) suele repercutir en el estado de ánimo manifestándose en forma de irritabilidad y mal humor.

Problemas para conciliar el sueño

Si no se cortan las ligaduras con el trabajo de día, acabará por pasar también factura de noche. Las preocupaciones aflorarán con ‘nocturnidad y alevosía’ perjudicando el descanso de calidad.

El cuerpo, principal chivo expiatorio

Antes o después el cuerpo manifestará los síntomas de este estado de tensión constante en forma de dolores de cuello y de espalda, cefaleas, trastornos digestivos, aumento de la tensión arterial e, incluso, cardiopatías.

Teniendo todo lo anterior en cuenta y si ya hay un firme propósito de afrontar el cambio, ¿cuáles serían las claves para lograr la desconexión?

Buscar la eficiencia en el trabajo

O lo que es lo mismo, exprimir al máximo la jornada laboral. Ser puntuales, concentrarse en el trabajo y adelantar al máximo las tareas crearán una sensación de satisfacción que ayudarán a liberarse de todo ello cuando llegue la hora de salida.

No llevarse el trabajo a casa

Un vez fuera de la oficina conviene hacer el firme propósito de no contestar llamadas, mensajes de móvil o emails relacionados con el trabajo (aprender a distinguir lo que es una urgencia de lo que no resulta prioritario).

Cuidar la vida social

Reunirse con quienes uno más aprecia ayuda a separar la vida laboral de la personal. Planificar encuentros con amigos y familiares dentro o fuera de casa e interesarse por ellos aumenta la sensación de estar aprovechando el tiempo libre después del trabajo. Relacionarse con los compañeros también es una opción, siempre que se haga el firme propósito de no hablar de temas laborales y hacer el esfuerzo por conocerles en el terreno personal.

La vida no acaba después del trabajo

Aunque la jornada laboral sea larga no conviene acrecentar la idea de que las actividades placenteras se pueden realizar solo durante el fin de semana. Sacar algunas horas entre semana para realizar alguna actividad del gusto de cada cual (practicar un deporte, aprender un idioma, ir al cine o el teatro, preparar un viaje próximo, darse un masaje…) ayudará a aprender a desconectar. Incluso, si lo que más apetece es volver a casa y relajarse, los expertos recomiendan buscar algún plan motivador: ver una película, leer un rato, cocinar algo que nos guste o tomarse un buen vino para evadirse.

Y ante todo, un principio que debe quedar claro: desconectar del trabajo no nos convierte en personas irresponsables. Si uno sabe disfrutar y aprovecha al máximo su tiempo libre, repercutirá directamente en su rendimiento laboral y productividad.

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