Cómo conseguir que tu cocina sea un lugar saludable

  • La cocina es el punto de la casa más contaminado, sobre todo por bacterias. 
  • Dejar pasar la luz natural, ventilar muy a menudo o tener muchas plantas son algunas de las cosas que podemos hacer para que la cocina sea un lugar más saludable. 
La luz solar es indispensable en cualquier lugar de la casa, también en la cocina.
La luz solar es indispensable en cualquier lugar de la casa, también en la cocina.
Kateryna Petrova / Pixabay
La luz solar es indispensable en cualquier lugar de la casa, también en la cocina.

A causa de la crisis del COVID-19, estamos más atentos que nunca a la higiene, no solo de nuestras manos, también de nuestra casa, para asegurarnos de que cada rincón de ella esté libre de virus. Uno de los lugares donde más importante es esa higiene, sobre todo cuando empiezan a subir las temperaturas, es en la cocina, el lugar donde preparamos y almacenamos los alimentos y que es además, el punto más contaminado de la casa. Aunque está demostrado que el coronavirus no se contagia a través de la alimentación, sí lo pueden hacer multitud de otros organismos y sustancias volátiles, sobre todo las bacterias y los hongos. Para evitarlo, la higiene y la limpieza son esenciales, pero también algunos trucos ‘importados’ de la arquitectura y el interiorismo saludables.

Rita Gasalla, arquitecta especialista en arquitectura saludable, ofreció algunos consejos en el webinar “Cocinas saludables en tiempos del Covid19” organizada por el Instituto Silestone para mantener nuestra cocina lo más saludable posible:

•No pisar la cocina -y tampoco ningún otro espacio de la casa- con los zapatos de la casa.

•No fumar nunca en ella, y evitar hacerlo también en otras habitaciones de la casa.

•Ventilarla más incluso que el resto de la casa. Los patógenos que puedan estar en el aire y que pueden permanecer suspendido en el aire hasta tres horas, se dispersan inmediatamente si ventilamos. Además, evitaremos humedades, que ayudan a que los hongos proliferen. En la cocina deberíamos ventilar siempre antes y después de cocinar. Deberemos hacerlo tanto en invierno como en verano, aunque tengamos la calefacción o el aire acondicionados puestos.

•Dejar pasar la luz natural, pues es el sol es fuente de salud, ya que tiene una acción germicida. Si comemos en la cocina, podemos colocar la mesa donde lo hacemos en una zona lo más próxima posible a la fuente de luz natural y lo más alejada posible de la zona en la que cocinamos. En cuanto a la luz artificial, lo ideal es instalar aquellas compatibles con los ritmos circadianos, es decir, que sean más rojas al amanecer y al anochecer y más azules a mediodía.

•Deberemos prestar atención a los tóxicos que tienen los muebles, paredes, productos de limpieza. Por ejemplo, a los barnices o al plomo, permitido en España para construir hasta los años 80. En caso de que pueda haber presencia d alguno de estos elementos tóxicos en la cocina, lo ideal sería retirarlos. Si no se puede, es imprescindible ventilar a menudo. También es aconsejable leer bien las etiquetas de los productos que utilizamos para limpiar y elegir aquellos con menos tóxicos, que cada vez existen más. Tampoco se recomiendan los ambientadores, pues aumentan la cantidad de estos tóxicos en el aire.

•Hacerse con una buena campana extractora y tenerla siempre encendida mientras cocinamos e incluso unos minutos después. También cuando estamos limpiando con productos tóxicos. Además, también se recomienda abrir la ventana, pues al cocinar se producen partículas -como dióxido de nitrógeno- que se distribuyen por distintas zonas de la casa, no sólo en la cocina. Por eso, es mejor tener la cocina separada del resto de la casa y cocinar con la puerta cerrada y la ventana de la cocina abierta.

•Para prevenir incendios, se recomienda tener en la cocina, tanto un extintor, como un detector de incendios y de monóxido de carbono, ya que la inmensa mayoría de los incendios se inician en esta parte de la casa.

•Evitar en el menaje el plástico y los antiadherentes, como el teflón. Ambos pueden contener tóxicos perjudiciales para la salud humana. Es mejor optar por el vidrio, el acero inoxidable o cerámica. En caso del agua, además, se recomienda instalar un filtro en el grifo y no consumir agua embotellada en plástico.

•Poner plantas también en la cocina, ya que, además de proporcionarnos bienestar a nivel psicológico, ayudan a purificar el aire. Incorporar plantas que oxigenen este espacio.

•El material del suelo debe ser antideslizante y tener el menor número de juntas posible. Esto es recomendable también para las encimeras, para las que es recomendable además que le material no sea poroso.

•La cocina deber estar en las mismas condiciones térmicas que el resto de la casa, y que esta sea constante, entre 19 y 24.

•Utilizar electrodomésticos lo más silenciosos posibles para lograr mantener un confort acústico.

La indispensable higiene alimentaria

Todos los puntos anteriores pueden ayudarnos mucho a tener una cocina saludable y libre de sustancias dañinas para nuestra salud. Sin embargo, lo más indispensable, sobre todo de cara al verano, para evitar intoxicaciones, es mantener una buena higiene alimentaria tanto al conservar la comida, como al consumirla y prepararla.

Para ello deberemos:

•No calentar nunca el plástico, que desprende sustancias con el calor. También es mejor no conservar los alimentos en plástico en la nevera y optar por recipientes de otro material.

•Colocar la despensa lejos del fregadero y los electrodomésticos -ni siquiera de a nevera-, pues disipan calor o / y vapor, y estos dos elementos contribuyen a acortar la conservación óptima de los alimentos. porque el vapor caliente deteriora lo alimentos. del fregadero. Por este mismo motivo, es recomendable ventilar cuando abramos el lavavajillas.

Conserva los alimentos que lo requieran en la nevera y a una temperatura adecuada -entre los 2 y los 4º C. y asegúrate de que el frigorífico mantenga la temperatura no dejando la puerta abierta mucho tiempo. No se deberán poner nunca cerca alimentos cocinados de ciertos. Cerrarlos todos herméticamente y ponerlos en estantes distintos.

•Evitar la contaminación cruzada no utilizando los mismos utensilios para preparar comidas distintas. Se recomienda incluso tener tablas distintas de cortar para los vegetales y los alimentos de origen animal. Ambas tablas deben, además, lavarse muy bien cada vez que se utilicen.

•Lavar muy bien los alimentos crudos antes de consumir. Si es necesario, poner un poco de desinfectante alimenticio.

•Limpiar y secar concienzudamente el fregadero, grifos y la encimera y no dejar nunca restos de comida en ellos.

•Lavar y renovar muy a menudo los estropajos y las bayetas.

•Fregar los platos y cacerolas inmediatamente después de comer.

•No dejar la comida, ni cruda ni cocinada, fuera de la nevera.

•Barrer la cocina al menos una voz al día.

•Tira cualquier alimento ante la presencia de moho o mal olor, aunque no hayan caducado.

•Limpiar la nevera a fondo al menos una vez al mes

•Descongelar los alimentos siempre en la nevera, nunca a temperatura ambiente.

•Utilizar agua caliente para desinfectar. A más de 70 grados mueren las bacterias, y a más de 90 se garantiza casi cualquier desinfección.

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