Los vehículos autoguiados -o AGVs, por sus siglas en inglés- han llegado para revolucionar el sector industrial, que es precisamente uno de los que más se está viendo afectado por la crisis sanitaria que está azotando al mundo y por sus consecuencias económicas.
Se trata de vehículos de arrastre, es decir, ‘pequeños’ robots que gracias a unas plataformas pueden trasportar desde 300 kilogramos hasta 3 toneladas de peso. Llevan integrado, además, un software ‘controlador de tráfico’ que muestra en tiempo real su posición, su estado y la carga que llevan y que calcula su eficiencia. Y con escáneres traseros y delanteros pueden detectar a las personas y pararse si es necesario.
Son aparatos tecnológicamente sencillos de entender: solo hace falta imaginarse esa aspiradora tan popular con nombre de baile para comprender el funcionamiento de estos AGVs. Lo fundamental es, pues, su sistema de navegación, para el cual utilizan unos detectores: los vehículos detectan unos ‘tags’ -unas cintas magnéticas- que se pegan en el suelo y los siguen según las instrucciones dadas.
Estos ‘tags’ funcionan como si fueran la carretera del AGV: son líneas pegadas al suelo y el aparato se ciñe a ellas para hacer su recorrido, pero son totalmente flexibles ya que pueden despegarse y cambiar el itinerario si el robot es requerido en una nueva tarea.
“Trabajamos la automatización de todos los procesos de la cadena de suministro, una cadena que va desde que una empresa recibe un pedido hasta que lo fabrica, con toda la logística interna y externa que conlleva, y una de las soluciones que más está triunfando es estos robots”, explica Clodo González, director de Moontech, el área dedicada al desarrollo de soluciones tecnológicas para industria de Hiberus.
¿Su ventaja en un entorno industrial? Solo tiene que seguir la ruta. “Existen ‘vehículos autoguiados inteligentes’ que dependen de la conexión a internet y de que el espacio disponible esté despejado, por ejemplo, para poder realizar sus rutas. Esos factores son difíciles de encontrar en la industria, y el hecho de que estos AGVs simplemente se limiten a recorrer un camino marcado hace mucho más sencilla su labor”, comenta el experto.
La sencillez y la simplicidad tanto en la implantación como en el manejo, dice el director de Moontech, son elementales en su éxito. Cuenta que en menos de tres meses han sido capaces de desplegar una partida de medio centenar de AGVs en una misma fábrica industrial, Módulos Ribera Alta. “Con este cambio hacia a la automatización han conseguido disminuir el 70% de su gasto en logística”, apunta González.
La propuesta tiene como base la tecnología y la ingeniería de procesos. “Gestionar la logística poniendo lo tecnológico en primer lugar permite a la organización que lo aplica ser flexible a los cambios de la demanda y a los nuevos escenarios a los que se deba enfrentar, ser eficiente para poder llevar a cabo cualquier acción de manera óptima, y ser rápida, para poder sobrevivir en un entorno cada vez más cambiante”, dice el experto.
González hace así referencia a la situación sanitaria: durante semanas la industria estuvo prácticamente paralizada, dejando a un sector que ya venía maltrecho totalmente destrozado -recordemos que según el último Barómetro Industrial del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial y el Consejo General de Economistas la industria ya solo representa el 16% del PIB-.
Según el INE, en abril, la producción industrial se desplomó un 33,6%, su mayor caída desde que comenzó la serie histórica en 1976. La razón de este hundimiento fue la paralización total del sector industrial para contener la expansión del nuevo virus. “La transformación de estas empresas y la apuesta por la digitalización y la automatización pueden ser las claves en su recuperación, porque por ejemplo no tendrían que haber detenido su funcionamiento durante las semanas que tuvimos que quedarnos en casa”, apunta el director de Moontech.
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