Los españoles hemos aprendido a beber vino: menos cantidad, más calidad. Quien más quien menos conoce algunas marcas o denominaciones; otros hacen ya enoturismo; y algunos privilegiados hasta se han metido en el negocio del vino.
La pasión por el vino nos lleva a acumular botellas en casa; pero no siempre es lo más conveniente. Una botella de vino está "viva", de modo que su conservación es fundamental para disfrutarlo en las mejores condiciones cuando la descorchemos.
La cocina es el peor lugar: mucha luz y cambios bruscos de temperatura
La primera opción y la más sencilla de todas son las neveras de vinos. Pero hablamos de ir más allá, de ser capaces de crear nuestra propia bodega en casa. Claro que para ello no es lo mismo vivir en un piso que en una casa o chalet. Por espacio y hasta por temperatura, no es lo mismo.
Si vivimos en una casa aislada, o incluso en un adosado, podemos dedicar un espacio, preferentemente un sótano o cuarto lo más bajo posible, para crear una bodega. Suelen ser estancias frescas y húmedas. Este espacio valdrá siempre que esté, más o menos, alejado del garaje, de la despensa o del lavadero (cuestión de olores).
Si, como le ocurre a la mayoría de los españoles, vivimos en un piso, nos faltará espacio y será mucho más difícil encontrar un lugar con la temperatura idónea para el buen descanso de nuestras botellas. Como cuentan en Vinetur, lo ideal en este caso es utilizar una habitación con paredes macizas de gran grosor, que son las mejores estancias para mantener temperaturas estables todo el año.
Es fundamental buscar siempre la orientación norte por ser la más fría
Debemos buscar la habitación más aislada y fresca de la casa. En todo caso es fundamental buscar siempre la orientación norte (en el hemisferio norte) por ser la más fría. Además, idealmente, las paredes deben ser gruesas, de materiales naturales (en un piso imposible) y los suelos de cerámica, gres, ladrillo o losetas.
Si no tenemos otro sitio que un recibidor o algún hueco de armarios o escaleras, debemos garantizar que haya buena ventilación, poca luz y poco ruido. Descarta siempre la cocina: es, con mucho, el peor lugar. Hay mucha luz, cambios bruscos de temperatura, temperaturas elevadas y ruidos.
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