¿Tu pareja te hace sentir mal? Como reconocer en nueve rasgos si convives con un manipulador emocional

  • Es habitual que haga burlas y deje en evidencia a su pareja en público escudándose en que “todo es una broma”.
  • Utiliza por costumbre el chantaje emocional para retener a su cónyuge. 
Es propio del manipulador utilizar por costumbre el chantaje emocional en su relación de pareja.
Es propio del manipulador utilizar por costumbre el chantaje emocional en su relación de pareja.
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Es propio del manipulador utilizar por costumbre el chantaje emocional en su relación de pareja.

Por definición una persona tóxica es aquella que afecta directa y negativamente a sus las personas de su entorno debido, sobre todo, a su personalidad egocéntrica y narcisista. Estas personas tóxicas suelen ser también parejas tóxicas: dominan la relación amorosa, absorben la vida del otro, siempre quieren tener la razón, le hacen sentir mal, menosprecian sus sentimientos y le manipulan de una forma sibilina. Estos son, según los especialistas en relaciones de pareja, algunos de sus rasgos más comunes:

Nunca es suficiente

Es propio de una persona manipuladora hacer creer a su pareja que no se esfuerza lo suficiente: por ejemplo, diciéndole que no le quiere como se merece o que dedica más tiempo a sus aficiones y relaciones sociales que a ella.

La humillación por costumbre

Es normal que un manipulador humille a su pareja y una de dos: actúe como si no fuera consciente del daño que puede hacerle o bien como si lo que ha ocurrido no tuviese importancia. En ambos casos el objetivo es minar la autoestima del otro para sentirse mejor con uno mismo. Por supuesto, no dudará en usar las debilidades de su pareja -algún defecto, algo que le acompleja... - como arma para conseguirlo.

Primero mis sentimientos y nunca los tuyos

Un manipulador emocional solo se preocupa de sus propias necesidades y deseos. Por extensión, evita hablar sobre los sentimientos de su pareja y escucharle si ésta se siente mal por algo. Es más, si el otro ha tenido un mal día, él siempre lo habrá tenido peor; y si por el contrario ha sido estupendo, el suyo habrá sido excelente. Conclusión: siempre intentará quedar por encima (para bien o para mal).

Se escuda en el “solo es una broma”

El manipulador emocional se suele crecer aprovechándose de las inseguridades de su cónyuge. Es habitual que haga burlas e, incluso, insulte dejando en evidencia a su pareja en público delante de amigos o familiares y que siempre se escude en que “todo es una broma”.

Nunca tiene la culpa y, por extensión, nunca se disculpa

Si una persona manipuladora se comporta mal o tiene un arrebato de mal humor es habitual que justifique estas acciones culpando a su pareja o a terceras personas por provocarlas. Nunca se reconocerá culpable de sus palabras o acciones y, por ende, nunca pedirá perdón por ellas.

Utiliza el menosprecio como arma

Una característica habitual del manipulador emocional es que necesita que su pareja se sienta por debajo de ella para crecerse. Utiliza con frecuencia un doble rasero: no cuenta sus problemas o sentimientos porque el otro no tiene capacidad para entenderle pero a la vez mostrará su disgusto si no se le presta atención o se cubren sus expectativas.

Darle la vuelta a la tortilla

Puede que surja un conflicto por su culpa pero siempre acabará dándole la vuelta a la tortilla para hacer creer a su cónyuge que es completamente inocente. Es más, puede que su pareja acabe consolándole, pidiéndole perdón y sintiéndose completamente responsable de haber iniciado la discusión.

Le das la mano y coge el brazo entero

Un rasgo muy típico de los manipuladores. Inician una pequeña petición fácil de aceptar y poco a poco introducen nuevas condiciones a las que será complicado decir que no porque de lo contrario se sentirá molesto o dolido. Obtendrá en bandeja de plata su objetivo real.

Normaliza el chantaje emocional

Muy propio de un manipulador utilizar por costumbre el chantaje emocional con frases del estilo ‘si me dejas me muero’ o ‘no puedo creer que me hagas esto a mí con lo que yo me he esforzado por esta relación’. Por extensión, si su pareja decide dar un paso al frente y dejarle, también es habitual que cambien su forma de ser de forma transitoria para retenerla. Por regla general, a los pocos días vuelve a ser el mismo manipulador de antes. 

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