Cómo encarar el nuevo año: “Tener objetivos está muy bien, pero siempre y cuando estemos bien aquí y ahora”

  • Alba Valle, psicóloga clínica, nos da algunas claves para cambiar los clásicos propósitos por ‘áreas de mejora’.
  • Huir del ‘marketing del bienestar’, focalizarnos en el presente y agradecer lo que tenemos nos aporta más felicidad que pensar continuamente en lograr objetivos nuevos. 
El comienzo de un nuevo año es un punto de inflexión en los que muchos aprovechan para marcarse nuevos objetivos a cumplir.
El comienzo de un nuevo año es un punto de inflexión que muchos aprovechan para marcarse nuevos objetivos a cumplir.
Gerd Altmann / Pixabay
El comienzo de un nuevo año es un punto de inflexión en los que muchos aprovechan para marcarse nuevos objetivos a cumplir.

Adelgazar, hacer más ejercicio, dejar de fumar, aprender inglés, viajar más… cuando llegan estas fechas la mayoría de nosotros nos apresuramos a hacer propósitos para el año que está a punto de empezar. Sin embargo, después de que los últimos doce meses no hayan sido, ni mucho menos, como la mayoría de nosotros esperábamos, puede que este sea el año de cambiar nuestros propósitos. No solo porque, siendo sinceros, la mayoría de ellos se quedan sin cumplir, sino porque después del baño de realidad que nos ha dado 2020 quizás sea una buena oportunidad para valorar más el presente y aprender a vivir con más incertidumbre. En este aspecto, Alba Valle, psicóloga clínica experta en terapias de tercera generación e instructora de mindfulness, nos da algunas claves para enfocar el año nuevo de otra forma.

La felicidad es ahora… o no es

Según Alba Valle, el motivo por el que cada año nos proponemos nuevas metas y objetivos a cumplir es porque pensamos, aunque sea de manera inconsciente, que algo que en nuestra vida no está bien o nos falta algo y que cuando logremos estos objetivos seremos más felices, mejores personas, etc. Sin embargo, aunque esas metas sean buenas para nosotros, “quizá no van a hacer que nos sintamos más conectados con la vida, e incluso haciendo todo eso, lo más probable es que lleguemos al siguiente diciembre con el mismo problema y en la misma situación”, asegura Valle. Y es que, aunque está bien querer mejorar, esta premisa le resta valor a lo que tenemos ahora, al presente.

Esto se debe, según la psicóloga, al auge del crecimiento personal y al empuje del coaching y el positivismo, que nos obligan de alguna forma a tener que sentirnos felices constantemente, a mostrar la mejor versión de nosotros mismos, a estar siempre motivados… porque “si no te marcas objetivos en la vida, entonces vas a ser un mediocre, te vas a conformar y no vas a avanzar”. Es lo que ella llama el ‘marketing del bienestar’. Sin embargo, tener que mejorar forzosamente nos genera una presión constante y, si además no los cumplimos, un gran sentimiento de frustración, que “es una de las cosas que más insatisfacción generan en nuestro día a día y más problemas psicológicos produce”, advierte.

“La gratitud es un aspecto esencial para sentirse afortunado, en conexión con la vida y con los demás, que son las cosas que más felices hacen a las personas”

Para que esto no nos ocurra, Alba nos propone, antes de hacer planes, “valorar primero quiénes somos y lo que ya tenemos, y aprender a estar bien con las personas que ya forman parte de nuestra vida, en las condiciones actuales, con la salud y el amor que ya tenemos, el tiempo libre y los hábitos de los que ya gozamos”. Porque, tener objetivos está muy bien, pero “siempre y cuando estemos también bien en el aquí y el ahora”.

Pon atención, agradece y busca ‘áreas de mejora’

“La felicidad es en el momento presente o no es, la felicidad no está en el futuro”, afirma la psicóloga. Por tanto, para afrontar mejor el 2021, Valle propone, huir de la trampa del marketing del bienestar “que nos empuja a estar consumiendo productos y proyectos creados por otras personas para aliviar el dolor, prometiéndonos que haciendo eso seremos felices”. Para conseguirlo, debemos ‘saborear la vida’ y disfrutar de lo cotidiano, algo que se consigue poniendo atención en las pequeñas cosas de nuestro día a día. Focalizando nuestra atención en ellas, las disfrutamos más, las valoramos más y, sobre todo, agradecemos lo que tenemos, “esta actitud va cultivando la gratitud, un aspecto esencial para sentirse afortunado, en conexión con la vida y con los demás, que son las cosas que más felices hacen a las personas”, asegura.

Para ella, la clave está, por tanto, en aprender a estar bien con uno mismo y valorar lo cotidiano y, en lugar de fijarnos objetivos concretos, buscar ‘áreas de mejora’. “Así surgirán otro tipo de deseos, que haremos en honor a nosotros mismos, y no porque tengamos que conseguirlos para estar bien” porque “ya somos suficientemente buenos y nuestra vida tiene muchas cosas buenas para poder disfrutar, como las personas de alrededor, la libertad para tomar decisiones, la salud… es importante desarrollar la gratitud para saborear todo ello”, insiste Valle.

Para terminar, Alba Valle también nos propone que seamos compasivos, en primer lugar, con nosotros mismos y vuestra vida. Además de que todos pasamos por momentos duros, todos somos personas con emociones y defectos que a veces nos juegan malas pasadas. Aceptar que no siempre somos los mejores, que no somos al cien por cien como nos gustaría y que a veces hacemos cosas que no están bien es un buen punto de partida, “cuando somos compasivos con nosotros mismos, aprendemos a serlo también con los demás y a hacer las paces con ellos y con la vida. La compasión nos ayuda a estar en paz, y sobre esa base cualquier objetivo que me proponga lo haré en honor a mí, porque me lo merezco, igual que los demás también merecen poder cumplir sus objetivos”, asegura tajante.

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