Cómo hacer patatas gratinadas al horno, paso a paso

Las humildes patatas son deliciosas y versátiles, también salidas del horno.

Algunos hacen turrón con las patatas (fritas). Y es que con ellas se puede hacer cualquier cosa; así de versátiles son. Nosotros preferimos meterlas al horno: siempre salen deliciosas. Por algo son nuestra favorita fuente de hidratos de carbono.

Cuesta imaginar un recetario sin patatas, pero en realidad no llegaron a España hasta 1560. Y más curioso aún, en aquella España colonial la patata era una excentricidad botánica que servía para embellecer los jardines.

Las patatas gratinadas al horno son una delicia que podemos tomar sin más, aunque pueden funcionar mejor como guarnición para cualquier tipo de carne o pescado. Si optamos por ponerles un poco de panceta tendremos un gran primer plato, aunque el doble de calorías.

Ingredientes

Patatas (500 gramos)
Cebolla (1)
Huevos (1)
Leche o leche evaporada (250 mililitros)
Queso rallado
Perejil o cebollino
Pimienta negra
Sal
Aceite de oliva virgen extra

OPCIONAL: bacon o panceta (100 gramos)

Información práctica

Tiempo de elaboración: 45 minutos
Calorías: unas 220 kcal los 100 gramos (500 con el bacon)

Elaboración

Lavamos y pelamos bien las patatas.
Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana.
Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas como para tortilla de patata.
Precalentamos el horno a 180 grados.
Con un poco de aceite de oliva virgen, engrasamos una bandeja para el horno.
Ponemos en la base una capa de patatas, después una de cebolla y cerramos con otra capa de patata.
En un bol mezclamos la leche y el huevo con un poco de sal y pimienta.
Echamos la mezcla sobre las patatas con cebolla.
Espolvoreamos queso rallado por encima con generosidad.
OPCIONAL: añadimos bacon cortado en dados.
Metemos al horno, con calor sólo abajo durante unos 30-35 minutos.
Pasado este tiempo ponemos calor también arriba para así gratinar el queso. Serán unos 5 minutos más (hasta que veamos que se han dorado)
Sacamos la bandeja del horno.
Picamos un poco de perejil fresco o cebollino (lo que más nos apetezca) y lo echamos por encima... y a comer.

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