Cuando la segunda dosis de la vacuna no te llega el día previsto: "Cuantas más semanas pasen... más riesgo habrá"

Un trabajadora sanitaria inyecta la segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la Covid-19 a una sanitaria del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, Cantabria (España).
Un trabajadora sanitaria inyecta la segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech.
Europa Press
Un trabajadora sanitaria inyecta la segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la Covid-19 a una sanitaria del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, Cantabria (España).

Varias comunidades están retrasando la administración de la segunda dosis de la vacuna contra la Covid-19 ante la falta de suministro provocado por el retraso de las remesas de vacunas de los laboratorios fabricantes.

Las tres vacunas que actualmente se están inoculando en España requieren de dos dosis para la inmunización completa de los vacunados. El espacio de tiempo entre la primera inyección y la segunda varía en función del suero (21 días entre dosis de la vacuna de Pfizer, 28 días si es la de Moderna y entre 10 y 12 semanas para la de AstraZeneca). 

Hasta ahora, se consideraba importante respetar esos plazos para garantizar la efectividad que demostraron cada una de ellas en los ensayos clínicos por los que se autorizó su comercialización, pero un estudio publicado en la revista de 'The Lancet' arrojó nuevas conclusiones sobre la inmunidad adquirida con una sola dosis de la vacuna de Pfizer (85%).

Según el Ministerio de Sanidad, a 16 de febrero un total de 1.096.922 personas han recibido ambas inyecciones de la vacuna, lo que supone un 41,8% de las vacunas administradas. Es decir, que a más de la mitad de los vacunados todavía les falta por recibir la segunda dosis.

Varios colectivos han denunciado la demora de la segunda dosis en muchos profesionales de diversas comunidades autónomas. En Cantabria, por ejemplo, el sindicato CSIF ha pedido la dimisión del Consejero de Sanidad y ha asegurado que tomará medidas legales si no llegan las segundas dosis al personal sanitario de los hospitales Sierrallana y Laredo.

"Supone que no se inmunice del todo a los colectivos que trabajan día a día muy expuestos al contagio"

Esta demora, según denuncian, es "fruto de la improvisación" y de la falta de coordinación entre comunidades, pues "cada una tiene un plan de vacunación distinto", afirma a 20minutos el Secretario de Acción Social del CSIF, Francisco Lama.

"Lógicamente, el plan de vacunación está sometido a la disponibilidad de la vacuna. Pero sí que es verdad que nosotros echamos de menos un plan coordinado y homogéneo", asevera Lama, añadiendo que esa descoordinación está provocando que "se deje al margen a ciertos colectivos".

El retraso en la inyección de la segunda dosis, denuncia, "supone que no se inmunice del todo a los colectivos que trabajan día a día muy expuestos al contagio"; razón por la que han remitido un escrito a la Ministra de Sanidad, Carolina Darias, para que se apliquen criterios "homogéneos" en todos los territorios.   

Plazos entre dosis

Retrasar la segunda inoculación es algo que algunos países están haciendo para poder administrar la primera dosis a un mayor número de personas y lograr así una inmunización más rápida de la población. Reino Unido, por ejemplo, cambió su estrategia y demoró 12 días la inyección de la segunda dosis de Pfizer ante el masivo aumento de contagios; algo que, tanto la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) como la propia farmacéutica desaconsejaron.

"La seguridad y la eficacia de la vacuna no han sido evaluadas en diferentes calendarios de vacunación, ya que la mayoría de los participantes en los test recibió su segunda dosis dentro del marco especificado en el diseño del estudio", declararon en un comunicado conjunto las compañías Pfizer y BioNTech, reiterando que "no hay datos que demuestren que la protección tras la primera dosis se mantenga después de 21 días".

Para la de Oxford y AstraZeneca, no obstante, sí que se contempló en los estudios esa ampliación del plazo entre dosis. De hecho, descubrieron que incluso la inoculación de la segunda dosis a los dos o tres meses desde la primera provocaba una mejor repuesta inmune; aunque las evidencias no son concluyentes, pues se realizaron con un grupo de personas demasiado pequeño.

En cuanto a la de Moderna, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que, aunque el tiempo entre ambas inyecciones se establece en 28 días, de ser necesario podría administrarse la segunda dosis hasta 42 días después de la primera.

A mayor demora, más riesgo

Cristina Carmona trabaja de administrativa en la sección de urgencias del Hospital Universitario del Sureste en Arganda del Rey. A ella, como a muchos otros profesionales sanitarios a los que han priorizado en el plan de vacunación por su exposición al virus, le inocularon la primera dosis de la vacuna de Pfizer el pasado 14 de enero. La segunda dosis, por tanto, tendría que haberla recibido el 4 de febrero (teniendo en cuenta los 21 días entre ambas dosis). "Pero, como consecuencia de la falta de dosis de suministro, el hospital ha dividido en dos tandas la administración de la segunda inyección", explica a 20minutos, detallando que a ella le tocó vacunarse en la segunda tanda, prevista para los días 11 y 12 de febrero.

Carmona -que ya ha recibido ambas dosis- considera "gravísimo" que no se cumplan los plazos establecidos por la farmacéutica y denuncia que nada le asegura que, pasados los 21 días tras la primera dosis, obtenga la inmunidad contra el virus.

Pero según explica a 20minutos el microbiólogo Pere Joan Cardona, ese retraso de siete días no afectará a su inmunidad. "No hay problema", señala, asegurando que, si se inyecta incluso al mes y medio o dos meses de la primera inoculación es "no debería pasar nada". Lo que sí que afectaría -alega el investigador del Servicio de microbiología del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona- es que se pinchara la dosis de refuerzo "demasiado temprano", pues se conseguiría "el efecto contrario", un efecto de tolerancia.

La vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Carmen Martín Alonso, advierte que, aunque no tiene porque afectar que se retrase hasta seis semanas esa segunda inyección, "los retrasos no son recomendables". Hay que tener en cuenta, según explica a 20minutos que, cuanto más tiempo pase, más anticuerpos se van perdiendo y, por tanto, más vulnerable se es ante el virus. "Cuantas más semanas se dejen pasar más riesgo habrá", añade.

¿Caldo de cultivo para nuevas mutaciones?

Uno de los riesgos que puede acarrear el retraso de la segunda dosis, según vienen advirtiendo varios expertos, es que puede suponer un caldo de cultivo para mutaciones resistentes a la vacuna.

Un estudio publicado en diciembre en la revista 'The New England Journal of Medicine', explica el caso de un hombre inmunodeprimido (las personas inmunodeprimidas suelen eliminar eficazmente la infección por SARS-CoV-2) en cuyo organismo el virus siguió mutando a un ritmo especialmente rápido.

Una situación en línea con la explicada en la revista 'Science' por el microbiólogo evolutivo de la Universidad Estatal de Pensilvania, University Park, Andrew Read. Según alerta el experto, alargar el intervalo de dosificación podría acelerar la aparición de mutantes al crear un grupo de personas "subinmunes" con suficientes anticuerpos para ralentizar el virus y evitar síntomas, pero no parra eliminarlo por completo.

"Esas personas pueden incubar virus con mutaciones capaces de esquivar los anticuerpos inducidos con la vacuna, por ejemplo, cambiando la secuencia de aminoácidos en un lugar donde los anticuerpos se unieron previamente para evitar la replicación del virus en las células", detalla. Eso sí, asegura que, aún así, "el doble de personas con inmunidad parcial tiene que ser mejor que la inmunidad total en la mitad de ellos".

"El retraso en vacunar a la población favorecerá la aparición de nuevas cepas"

El microbiólogo Pere-Joan Cardona asevera que eso puede pasar en cualquier persona que haya sido inmunizada, y no solo por el mero hecho de haber recibido tan solo la primera dosis. "El problema de la primera dosis es que no se generan unos niveles de anticuerpos suficientemente elevados y, por tanto, la capacidad de neutralizar al virus no es tan importante como si tienes dos dosis". Entonces, lo que puede suceder en el caso de que un vacunado se infecte es que le de "un poco de campo al virus para que se reproduzca", explica.

"El retraso en vacunar a la población, en general, favorecerá la aparición de nuevas mutaciones", afirma la doctora y vocal de la SEI, Carmen Martín. "El virus va cambiando al azar, sin intencionalidad y, si se encuentra con unos anticuerpos (ya sea porque los ha fabricado el propio cuerpo infectado o porque se han generado tras la vacunación) y consigue variar un poco para consolidar su infección, se estará generando una variante nueva", añade.

"Dosis puesta, dosis que cuenta"

En la última actualización de la Estrategia de Vacunación de Sanidad ya cuentan con posibles demoras por "motivos de desabastecimiento o similares". "Dosis puesta, dosis que cuenta", asevera el documento, indicando que el retraso en la administración de la segunda dosis "no invalida la dosis puesta".

El objetivo del Gobierno sigue siendo tener al 70% de la población vacunada para finales de verano, algo que muchos expertos consideran inabarcable teniendo en cuenta el ritmo de vacunación y la falta de abastecimiento. El retraso de la segunda dosis podría ayudar a acercarnos a esa inmunidad de rebaño -aunque imperfecta- pues la primera dosis ya proporciona un alto nivel de inmunidad a los días de inyectarse.

De hecho, se está estudiando la posibilidad de inocular una única dosis de las vacunas ARNm (Moderna y Pfizer) a determinadas personas, tras los últimos estudios que han salido a la luz indicando que es suficiente. Pero, mientras tanto -y hasta que no haya datos concluyentes-, se continuarán siguiendo las pautas de los fabricantes.

¿Nos acercaría a la inmunidad de rebaño retrasar la segunda dosis?

Aquí, según asegura Cardona, hay que tener en cuenta dos cosas: las vacunas que se utilicen y el objetivo que se quiera alcanzar. "Hay que saber cuál es la prioridad, si lograr la inmunidad de rebaño o garantizar la protección de la población en riesgo", afirma, señalando que, para él, lo importante es focalizarse en lo segundo. "A medida que se vaya bajando el grado de riesgo quizás sí que se podría hacer esa aproximación".

Otra hipótesis es que, al alargar esa segunda inoculación, la duración de la inmunidad adquirida -que hasta ahora es una incógnita- también se amplíe. "Yo diría que no. Igual sí que puedes añadir un mes más, pero las células de memoria tienen la misma duración", asegura Cardona.

"Hay que acelerar mucho la vacunación si se quiere que lleguen a ser efectivas"

La cuestión ya no es centrarse en tener a mucha población vacunada con una dosis más que a un porcentaje menor con la inmunización completa, sino "acelerar las estrategias de vacunación", dice Carmen Martín. Claramente será favorable para frenar la expansión del virus que una gran parte de la población adquiera una inmunización, aunque sea parcial, "pero también va a contar que cuánto más completo, mejor".

Martín explica que, igual que ocurre con la vacuna de la gripe, la del coronavirus seguramente también tendrá que administrarse con cierta frecuencia. Ahora, advierte que ya ha pasado un año desde que se originara la pandemia en Wuhan (China), donde se iniciaron las primeras vacunas estudiando la secuencia original del virus. "Si estuviéramos hablando de la gripe, ya estaríamos planteándonos la vacuna del año siguiente. Hay que acelerar mucho la vacunación si se quiere que lleguen a ser efectivas, porque sino la siguiente variante nos va a ir pisando los talones continuamente", concluye.  

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