Así es Eliza, el primer chatbot de la historia

La idea de Weizenbaum era una parodia de la “terapia centrada en el cliente”, creada por el psicólogo Carl Rogers.
La idea de Weizenbaum era una parodia de la “terapia centrada en el cliente”, creada por el psicólogo Carl Rogers.
Kevin Trotman
La idea de Weizenbaum era una parodia de la “terapia centrada en el cliente”, creada por el psicólogo Carl Rogers.

Los asistentes de voz son cada vez más comunes en los dispositivos electrónicos, en muchas casas cuentan con asistentes digitales, como Alexa, Siri, Cortana o Echo. Aunque parezcan algo novedoso, el primer bot conversacional fue creado hace 55 años en EEUU y que se llamaba Eliza. Le pusieron ese nombre en honor a Elsa Doolittle, un personaje de la obra Pigmalión, de George Bernard Shaw, que pasa de ser una vendedora callejera a una dama de la alta sociedad.

Eliza fue desarrollada en 1966 por Joseph Weizenbaum, un profesor de informática del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Weizenbaum pensó en realizar una parodia de los psicoterapeutas que seguían la “terapia centrada en el cliente” creada por el psicólogo Carl Rogers.

De este modo, la idea del profesor era que Eliza conversase de manera escrita con el humano de tal forma que pareciese que lo estaba escuchando y empatizaba con él. Con este invento, Weizenbaum pretendía demostrar la superficialidad de la comunicación entre una persona y una máquina.

Para parecerse a un diálogo entre dos personas, Eliza recurría a varias funciones. Una de ellas era captar palabras clave y realizar preguntas que tuviesen relación. Si, por ejemplo, el humano hacía alusión a su padre, el bot respondía con temas relacionados con la familia.

Además, Eliza también contaba con numerosas frases hechas, de continuidad y frases empáticas, para que diese la sensación de que le interesaba lo que el interlocutor estaba contando y que prestaba atención. En el caso de que Eliza no tuviese registrados ciertos datos que el humano escribiese, el bot utilizaba frases como “¿Por qué dices eso?” con la intención de que se volviese a contar el tema con otras palabras y así reconducir la conversación.

Cualquier bot conversacional tiene sus fallos, y el primero que existió no se libraba de ellos. Aunque actualmente estos programas cuenten con mecanismos con los que ir aprendiendo con base en lo que los usuarios meten en ellos, Eliza era incapaz de memorizar nuevos datos.

A pesar de sus limitaciones, Weizenbaum se sorprendió al comprobar que muchas personas creían que Eliza los comprendía e incluso llegaban a contarle algunas intimidades y problemas. En 1976, el profesor publicó ‘Computer Power and Human Reason’, que significa ‘El poder de las computadoras y la razón humana’.

En su obra, Weizenbaum resaltó la importancia de que jamás se debería dejar que la tecnología digital tomase las decisiones por nosotros, ya que carecía de compasión y sabiduría. A pesar de su consejo, las máquinas cada vez tienen más relevancia en nuestro día a día y quién sabe si en un futuro llegaremos a desoír por completo las advertencias de Weinzenbaum.

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