Cuántos días duran los síntomas de las subvariantes BA.4 y BA.5 de ómicron

Micrografía electrónica de barrido de células humanas (azul) infectadas con SARS-CoV-2 (rojo).

Las subvariantes BA.4 y BA.5 de ómicron son actualmente las cepas dominantes del SARS-CoV-2 en España y en general en Europa, causando un violento repunte de contagios que, afortunadamente, no se está viendo acompañado de un alza similar en las hospitalizaciones.

Aunque la enfermedad continúa siendo la misma y, por tanto, el cuadro sintomático es muy similar (teniendo en cuenta, eso sí, que la inmunidad concedida por la vacuna y por las infecciones previas disminuyen notablemente los casos de enfermedad grave), sí que se han registrado algunas pequeñas diferencias en el curso de la infección.

Períodos más largos

Según ha registrado la Sanidad Pública francesa, una de estas diferencias estaría en la duración de los síntomas, que es diferente a la observada en variantes anteriores de la covid-19.

Una persona recibe la vacuna contra la Covid-19.

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Así, la duración media del cuadro sintomático dejaría de ser de entre 3 y 4 días, como sucedía con iteraciones anteriores del linaje ómicron, para alargarse a entre siete y diez días.

De la misma manera, parece que las variantes BA.4 y BA.5 tienen un período de incubación ligeramente más corto que el de las cepas antecesoras.

Mismos síntomas, misma enfermedad

Los síntomas más importantes de la infección continúan siendo los mismos: tos, fiebre, fatiga/astenia y cefaleas. De la misma forma, se registran con menos frecuencia otros como diarrea, anosmia (pérdida del olfato) y ageusia (pérdida del gusto).

Células infectadas con SARS-CoV-2 en magenta.

Estos son los síntomas de BA.2.75 o centaurus, la nueva subvariante de ómicron

Y es que no debemos olvidar que la variante ómicron y sus diferentes iteraciones continúan siendo la misma especie vírica (SARS-CoV-2, tal y como la define el Comité Internacional de Taxonomía de Virus, y por tanto lo mismo sucede con la enfermedad que causa (covid-19).

De hecho, las principales diferencias no vienen provocadas por cambios en el virus, sino más bien por el estado inmunitario de la población. El hecho de que las vacunas desarrolladas previamente a la aparición de estas cepas sigan protegiendo frente a la enfermedad grave es indicativo de que la enfermedad continúa siendo la misma.