La dismorfia corporal es un trastorno en el que una persona tiene una preocupación excesiva por un defecto o rasgo en su apariencia, que es percibido como imaginario o intrascendente por los demás. También conocido como trastorno dismórfico corporal (TDC), puede llegar a su pico más alto en torno a eventos de exposición social como el verano y dietas demasiado restrictivas típicas de la 'operación bikini'.
Maïté Issa, coach de desarrollo personal y autora del libro “Tu éxito es inevitable” (Editorial Grijalbo), explica a 20minutos que todos tenemos cierta preocupación por nuestra apariencia física, y de hecho velar por la forma en que nos vemos es una actitud saludable. Pero advierte que, "en las personas con dismorfia corporal, esto se convierte en una obsesión que perjudica su calidad de vida".
La obsesión por verse frente al espejo
Una persona que padece dismorfia corporal pasa mucho tiempo contrastando su apariencia en el espejo y encuentra cualquier diferencia, que puede ser real o solo fruto de su imaginación.
Las consecuencias más comunes son rechazo de la propia imagen, aislamiento para evitar contacto con otros y problemas derivados de la baja autoestima.
En cuanto a lo biológico, Maïté Issa señala que estudios de la Clínica Mayo han relacionado una relación entre personas con dismorfia corporal y niveles anormales de la sustancia química cerebral llamada serotonina.
Sin embargo, estas mismas investigaciones apuntan que tienen mucho más peso las causas relacionadas con aprendizajes de patrones nocivos, que con las alteraciones biológicas del cerebro.
Deformación de la autoestima
Issa advierte que "hay una gran dosis de deformaciones de nuestra autoestima" que tienen raíz en nuestro aprendizaje temprano, algunos derivados de los patrones que veíamos en nuestros cuidadores, madre o padre que, de distintas maneras, reforzaron el mensaje de que el éxito y el afecto sólo son posibles a través de un ideal de perfección física.
Y que, si no cumplías estos parámetros de delgadez o armonía, por ejemplo, la consecuencia era un no merecimiento de las recompensas básicas: el amor de pareja, el reconocimiento en el trabajo, también el ascenso o la valía dentro de la estructura familiar.
La mala influencia de la publicidad y las redes sociales
Otros aprendizajes que también continúan influyendo en esto son los que desprenden las redes sociales, concursos de belleza y publicidad en general, que aún en la actualidad perpetúan un estándar de belleza físico inalcanzable para la mayoría de personas.
Maïté Issa señala, además, que "nuestro subconsciente está constantemente bombardeado por imágenes que detallan cómo deberían ser los cuerpos ideales, rostros ideales, narices ideales, al punto de que suprimimos y rechazamos todo lo que se aleje de esa norma, incluso si se trata de nosotros mismos".
Los estándares de belleza forman parte de los rasgos que, inconscientemente, consideramos de supervivencia y aceptación, tanto como lo fue en la edad primitiva ser más alto o más rápido para poder cazar y alimentarse.
Como hay una relación entre ese estándar de belleza y el éxito de las personas (en general la sociedad lo asocia a éxito económico, profesional, emocional y social), esto alimenta aún más trastornos como la dismorfia corporal.
¿Cuáles son los síntomas comunes de la dismorfia corporal?
Las señales de esta conducta pueden variar según cada persona, pero Issa resalta las más evidentes:
1. Te preocupas excesivamente por un cambio o cualidad física que las demás personas parecen no percibir, o apenas pueden notarlo.
2. Pensar u ocuparte de tu apariencia consume gran parte de tu tiempo o recursos, llega a afectar el desempeño de tus actividades diarias.
3. Patrones de conducta que te cuesta controlar como mirarte en el espejo o el reflejo de los cristales, preguntar constantemente a los demás para compararte físicamente.
4. Reaccionas con ansiedad cuando hay menciones a la apariencia física propia o ajena, y cuando hay situaciones en las que vas a exponerte físicamente a los demás.
5. Aislamiento, buscas excusas para evitar contacto social.
6. Tienes pensamientos negativos recurrentes, la mayoría acerca de tu apariencia, y baja autoestima en general que también afecta a otras áreas de tu vida.
7. Si incurres en tratamientos o cirugías estéticas para corregir defectos que no son perceptibles para quienes te rodean.
8. Rechazas los cumplidos de otras personas y siempre sientes que no son genuinos.
En general, "hay un sentimiento de vergüenza hacia la propia imagen que comienza a salir de parámetros normales", y la principal alerta es cuando comienza a irrumpir en decisiones y tareas diarias, según Issa.
Además de buscar ayuda especializada si consideras que reúnes estos síntomas, la coach también propone varias recomendaciones para que la entrada del verano y la “operación bikini” no aumente este trastorno.
Mantén a raya la dismorfia corporal durante la operación bikini
El trastorno de dismorfia corporal puede generar severos problemas de autoestima e incluso complicarse con trastornos de conducta alimentaria como la anorexia, bulimia o el trastorno por atracón entre otros.
Por eso, mientras los mensajes a tu alrededor, en televisión o redes sociales, comienzan a dirigir tu atención a la apariencia física, ten en cuenta estos consejos de Maïté Issa:
1. Evita a toda costa la comparación, si cuentas las veces en que te comparas notarás que son muchas más de las que pensabas y es normal que, aunque trates de controlar esta conducta, te sorprendas haciéndolo de nuevo. Solo nota conscientemente cuando te comparas, observa si esto te genera pensamientos negativos acerca de tu propio físico y aprovecha el momento para centrar tu atención en una parte de tu cuerpo que sí te guste. Puede ser tan pequeño como la forma de tus uñas o la manera en que tu pelo se ve al aire libre.
2. Elige con mucho cuidado los contenidos que consumes, tanto en redes sociales como en series o programas de televisión. Pasa tu tiempo de ocio con mensajes y cuentas que sean más edificantes para ti, con personajes más realistas y de tendencia positiva hacia cuerpos diversos. Cuando veas imágenes que reafirmen un ideal físico estético concreto, o que te provoquen ansiedad por comparación, hazte consciente de que existen demasiados filtros y retoques para lograr esos efectos de piel perfecta, o de proporción perfecta, y que esto precisamente hace que confundamos la realidad.
3. Practica el autocuidado: Suma a tus hábitos diarios distintas acciones para cuidar de tu bienestar de forma completa, es decir, atendiendo con el mismo esmero tus necesidades físicas, emocionales y mentales. Entonces cuidar tu alimentación y tu apariencia están incluidos allí, pero también aprender una nueva técnica de meditación, conocer personas que te aporten y equilibrar mejor tu tiempo en las redes sociales.
Si solo concentras tu energía en la apariencia física no obtendrás la satisfacción que necesitas
Esto te recordará que tú necesitas dividir tu atención en todas las áreas que te traerán bienestar, porque "si solo concentras tu energía en la apariencia física no obtendrás la satisfacción que necesitas y este desequilibrio te regresará al ciclo de ansiedad e inconformidad de la dismorfia corporal".
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