![Puede resultar muy tentador echar una siesta justo después de comer, pero lo cierto es que es mucho mejor esperar un buen rato para que la digestión siga su rumbo sin contratiempos.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/files/fp/uploads/imagenes/2022/07/19/dormir.r_d.960-640.jpeg)
La siesta, una vieja costumbre española, está siendo motivo de investigación científica en tiempos recientes por sus posibles beneficios para la salud. Y es que este patrón de trabajo podría por ejemplo ayudar a preservar el bienestar de nuestro cerebro.
Así, un trabajo llevado a cabo conjuntamente por investigadores del University College de Londres (Reino Unido) y de la Universidad de la República de Uruguay ha encontrado que los individuos predispuestos genéticamente a dormir siestas de manera regular tenían de media un mayor volumen total del cerebro, un claro indicador de una mejor salud cognitiva.
Probabilidad genética de dormir siestas
Como aclaran estos investigadores en la revista científica Sleep Health existía cierta evidencia que señalaba que, en adultos de edad más avanzada, las siestas frecuentes se relacionaban con un mejor estado cognitivo. Para terminar de clarificar esta asociación, decidieron estudiar muestras de ADN, resonancias magnéticas y resultados cognitivos de 378,932 mediante una técnica de análisis llamada aleatorización mendeliana.
Más específicamente, se enfocaron en 97 secciones de código genético que se habían asociado previamente a una mayor probabilidad de dormir siestas de manera regular y correlacionaron estos resultados con las resonancias y los test cognitivos.
Así, compararon aquellos que tenían más probabilidad genética de dormir siestas habituales con aquellos que no la tenían en parámetros tales como el volumen cerebral toral, el volumen hipocampal, el tiempo de reacción o la memoria visual.
Diferencias en el volumen cerebral
Este método arrojó que la diferencia media en volumen cerebral entre individuos genéticamente programados para dormir siestas de manera frecuente era de en torno a 15,8 centímetros cúbicos, equivalente a la que se produce entre los 2,6 y 6,5 años de envejecimiento.
Cabe apuntar, no obstante, que no se registraron diferencias notables en ninguno de los otros tres parámetros (volumen hipocampal, tiempo de reacción y procesamiento visual) entre los dos grupos de estudio.
Sea como sea, esto lleva a los investigadores a concluir que una siesta corta durante la tarde podría ayudar a los adultos más mayores a proteger su salud cerebral.
Referencias
Valentina Paz, Hassan S. Dashti, Victoria Garfield. Is there an association between daytime napping, cognitive function, and brain volume? A Mendelian randomization study in the UK Biobank. Sleep Health: Journal of the National Sleep Foundation (2023). DOI:https://doi.org/10.1016/j.sleh.2023.05.002
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