Desde la irrupción de los cigarrillos electrónicos, se ha levantado una acalorada polémica entre los expertos del sector sobre el lugar que deben ocupar estas tecnologías en el ámbito de las políticas de reducción de daños del tabaquismo, teniendo en cuenta que proporcionan nicotina sin generar muchas de las sustancias químicas asociadas al consumo de tabaco.
Así se puso de manifiesto en la cuarta sesión del Global Forum of Nicotine 2023, un encuentro mundial celebrado en Varsovia (Polonia) entre los días 21 y 24 de junio, en el que diversas personalidades del ámbito de la investigación y las políticas sanitarias públicas debatieron sobre la cuestión y expusieron las conclusiones de algunas de las más recientes investigaciones sobre las propiedades de la nicotina y sus efectos sobre diversos sistemas del cuerpo humano.
Uno de los puntos centrales fue la evidencia acerca de los verdaderos mecanismos de acción de la nicotina en nuestro organismo y específicamente sus efectos sobre el sistema nervioso central. En este sentido, el psiquiatra Paul Newhouse expuso que "entendemos que la nicotina estimula sistemas receptores en el cerebro que son importantes en la regulación del ánimo, el desempeño cognitivo y una variedad de procesos neuronales [...] Yo sospecho que mucha gente nunca querrá o necesitará usar la nicotina, pero para algunos podría ser útil [...] para su desempeño cognitivo, regulación del ánimo o manejo de la ansiedad. Sospecho que para un cierto porcentaje de la población, la nicotina puede ser una ayuda."
Por su parte, el médico especializado en adicciones Garret McGovern afirmó: "Realmente me desespero cuando escucho a los 'expertos' hablar de este fenómeno de la adicción y los efectos de la nicotina en el desarrollo cerebral de los jóvenes. Realmente me interesa, porque estoy seguro de que hasta la llegada de los productos de vapeo nunca habíamos oído hablar de los efectos de la nicotina en el cerebro. [...] El verdadero problema es la reducción de daños".
Nicotina y deterioro cognitivo leve
En la misma línea, Newhouse relató que su equipo comenzó "un ensayo piloto a comienzos de los 2.000 en el que administrábamos nicotina transdermal a pacientes con declive cognitivo leve. [...] Encontramos que producía una cierta mejoría en la función cognitiva; mejoraba la atención y la memoria de manera sostenida".
Y prosiguió: "También hemos investigado el rol de la nicotina en la depresión en edades avanzadas. Queríamos saber si estimular los receptores nicotínicos podía mejorar la eficacia de los antidepresivos".
En la misma dirección, el médico e investigador de la Universidad de Patras (Grecia) y de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Ática Occidental (Grecia) Konstantinos Farsalinos declaró que: "Las aplicaciones terapéuticas de la nicotina constituyen un campo muy emocionante que aún está en sus comienzos. Imaginemos qué sucedería si se observa un efecto beneficioso sobre el alzhéimer y el impacto que ello tendría en la sociedad. Imaginemos cómo cambiaría la percepción de la nicotina".
Por último, señaló: "Los prospectos están ahí, pero hay problemas. El principal es que a la gente no le gusta investigar con la nicotina. [...] Hay muchos prejuicios contra esta sustancia".
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