Los siete efectos más frecuentes que el abuso de las pantallas tiene en el desarrollo de los niños

Un niño con una tablet.
Un niño con una tablet.
Pixabay.
Un niño con una tablet.

La guía para padres sobre el buen uso de las nuevas tecnologías impulsada por Recurra-Ginso en colaboración con la Comunidad de Madrid en 2021 señala que aproximadamente el 70 % de los menores tiene su primer móvil entre los 10 y 15 años aunque se estima que la primera interacción se da a los 6 años a través de los dispositivos de los padres.

Esta asociación, que enfoca su actividad en la integración social de menores y jóvenes, subraya que para identificar si un menor hace un buen uso de las pantallas hay que tener en cuenta tres factores: el tiempo que dedica a estar con el dispositivo, el tipo de respuesta que da cuando está separado de él y cómo afecta su uso al resto de áreas (dormir, comer, actividades deportivas e ir al colegio).

Según los expertos de Recurra-Ginso, todos los menores de 12 años deben estar acompañados, guiados y supervisados por un adulto durante la utilización de las pantallas con el fin de potenciar un buen uso que favorezca su desarrollo y que complemente los conocimientos adquiridos en la escuela y la familia. Una vez superada esta edad, y siempre que el joven demuestre madurez y desempeño, la supervisión podrá ser menor, hasta llegados los 16 años, que podrá ser autónomo siempre y cuando se muestre responsable en el uso del dispositivo.

No son los únicos que abordan este problema. Recientemente varios pedagogos de la editorial Rubio han expuesto los siete efectos más frecuentes del abuso de las tecnologías en los más pequeños e insisten en que para padres y madres es “imprescindible contribuir a su desarrollo en la competencia digital”:

Disminución de la capacidad de concentración

La constante exposición a dispositivos electrónicos y la sobreestimulación digital que estos ocasionan hacen que los niños pueden desarrollar dificultades para mantener la atención en una única tarea. “Esto afecta negativamente a su rendimiento cognitivo y la productividad, lo que dificulta su correcto desarrollo”, explican.

Necesidad de gratificación instantánea

El ritmo frenético de las redes, plataformas en línea e internet en general fomenta una mentalidad de búsqueda de recompensas instantáneas, provocando así una falta de perseverancia, además de una posible frustración al no recibirlas. “Esto también puede traducirse en una disminución de la capacidad de leer o escribir textos largos ligada a la preferencia por la información fragmentada, resúmenes o mensajes breves”, añaden.

Dificultad para desarrollar habilidades de espera y aburrimiento

“Proporcionar un dispositivo electrónico a los niños como un mecanismo para calmarlos o evitar el aburrimiento es una práctica ampliamente extendida”. Sin embargo, los expertos indican que este acto aparentemente inocente puede desencadenar significativas consecuencias en su desarrollo, “como la limitación de la capacidad de espera o la baja tolerancia al aburrimiento, habilidades fundamentales para el desarrollo de la paciencia, la creatividad y la autorregulación emocional”.

Riesgo de desarrollar trastornos relacionados

Según explican los pedagogos de Rubio, el uso excesivo y poco saludable de las tecnologías en los pequeños está asociado con un mayor riesgo de padecer una serie de enfermedades y trastornos, como depresión infantil, obesidad o problemas de conducta, entre otras.

Aislamiento y dependencia

“Cuando los niños se sumergen en el mundo virtual es común que desconecten de la realidad y disminuyan sus interacciones sociales en el mundo real, lo que puede provocar dificultades en la comunicación y en la adaptación a entornos sociales”, advierten. Además del aislamiento, la exposición continua a estímulos digitales puede también generar dependencia y afectar al desarrollo de habilidades y a la regulación de sus emociones.

Dificultades en el desarrollo psicomotor y cognitivo

A pesar de los beneficios que pueden tener las tecnologías, los especialistas inciden en que hay diversos aspectos psicomotrices y cognitivos que solamente pueden ser desarrollados mediante el uso de elementos físicos. “Por ejemplo, escribir, dibujar o manipular objetos tangibles proporciona oportunidades únicas para el desarrollo de habilidades motoras, coordinación y percepción espacial”.

Desconexión con la realidad y el entorno

“La interacción directa con el mundo real es fundamental para el desarrollo cognitivo y sensorial de los niños, por lo que abusar de las pantallas limita su capacidad de aprender a través de la observación y la exploración, privándolos de experiencias enriquecedoras”. Asimismo, también añaden que el mundo virtual puede distorsionar su comprensión de la realidad “ya que a menudo muestra una imagen que no es fiel a esta”.

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