El cuerpo exterioriza el estrés de muchas maneras. Normalmente, relacionamos un exceso de estrés con dolores musculares en el cuello o las cervicales, y también con problemas estomacales variopintos. De ahí la mítica expresión "los nervios se me agarran al estómago" tan repetida en España. Sin embargo, no solemos identificar ciertas afecciones en la boca con momentos de estrés, cuando resulta que es un semáforo rojo que nos está avisando de manera visible de que debemos tomar medidas y parar.
Cuando atravesamos etapas de gran ansiedad, es frecuente la aparición de herpes, llagas y/o dolores mandibulares como consecuencia de rechinar los dientes durante el sueño, el famoso bruxismo. Si el estrés al que estamos sometidos se prolonga en el tiempo sin que hagamos nada, y se convierte en crónico, podemos llegar incluso a la pérdida de piezas dentales.
Con el objeto de identificar todas estas señales en la boca de que estamos 'tensando demasiado la cuerda del estrés', 20minutos ha consultado a la doctora Estela Arias, directora médica de Impress España.
¿Cuáles son las afecciones bucales que causa el estrés?
Como nos explica la doctora, una de las principales y más evidentes reacciones es "la sequedad en la boca, que también se da si se están usando medicamentos para tratar la ansiedad. La saliva es la primera defensa que se encuentran las bacterias en la boca. Cuanta menos secreción de saliva, mayor es el riesgo de enfermedades bucales. Tener la boca seca hace que aumente la acidez de la cavidad oral y que ésta ataque al esmalte, provocando el desarrollo de caries o enfermedades en las encías".
Por otro lado, la alteración y la acumulación de la placa bacteriana pueden provocar el sangrado e inflamación de las encías, causando enfermedades como gingivitis o periodontitis. Esto se suele dar porque durante periodos de ansiedad o estrés descuidamos nuestra alimentación, consumiendo más azúcares o fumando en exceso. En los últimos años se ha comprobado que cuando el cuerpo se encuentra bajo presión, se producen cantidades elevadas de cortisol. Cuando sucede, en las encías se estimula la inflamación y por tanto la periodontitis.
Llagas, aftas y herpes, daños colaterales del estrés
Otra de las afecciones que se producen cuando sufrimos estrés son las llagas, aftas y herpes. Los herpes están producidos por un virus que habita en los nervios faciales y se reproduce en momentos en los que el organismo tiene bajas las defensas. Las aftas, por su parte, son unas heridas blanquecinas que se forman en encías y mucosas causadas por virus, bacterias y deficiencias del sistema inmunológico debilitado por el estrés.
La experta menciona ciertos alimentos como algunos quesos, frutas como la piña y el melón, y frutos secos como las nueces y las avellanas, que pueden propiciar la aparición de llagas bucales. Para diferenciarlas y tratarlas correctamente, la doctora Estela Arias recuerda que las aftas son lesiones blancas rodeadas de un halo rojizo, mientras que las del herpes son pequeñas vesículas que posteriormente se rompen formando una costra.
El bruxismo no es inofensivo
Comúnmente conocido como 'rechinar los dientes', el bruxismo tiene su origen primero en situaciones de estrés, y se lleva a cabo de manera inconsciente durante el descanso nocturno. Los expertos alertan de que se trata de un problema cada vez más extendido, y que afecta cada vez a un mayor número de jóvenes.
Los casos leves pueden no requerir tratamiento, pero si esto ocurre con frecuencia y se aplica demasiada tensión a los dientes se podrían desarrollar graves trastornos de la mandíbula, dolores de cabeza o dientes dañados. Los signos más comunes del bruxismo se manifiestan en forma de dolor de cabeza, de cuello, de oído o de garganta.
A causa del rechinar o apretar los dientes, el dolor empezará a afectar a las piezas dentales hasta que empiecen a doler y se vuelvan frágiles al movimiento. Además, también es común observar dientes desgastados por el bruxismo. Si el bruxismo no se trata puede derivar en complicaciones más severas como hipersensibilidad dental, desgaste de los dientes, dificultad para masticar, dolores musculares en mandíbula, dolores en cuello, cabeza y oídos; insomnio e incluso la pérdida de piezas dentales que ya nunca se recuperarán.
Consejos para evitar las afecciones bucales por ansiedad
La experta consultada por el diario enumera algunos consejos para evitar la aparición de este hábito tan nocivo para la salud de nuestros dientes. Los más importantes pasan por reducir los niveles de estrés en la medida de lo posible con respiraciones profundas; evitar las bebidas con cafeína; tener una correcta higiene del sueño; agendar revisiones dentales rutinarias; seguir una dieta blanda, fría y templada; masticar bien los alimentos, sin prisas; y evitar picantes, ácidos y bebidas carbonatadas.
Por lo que respecta al bruxismo, aunque es difícil dar con un tratamiento efectivo, sí hay maneras de minimizar su impacto, reducir su frecuencia y aliviar los síntomas como es el caso de las férulas de descarga. En ciertas ocasiones, el origen del bruxismo podemos encontrarlo en una mala alineación o posición de los dientes. En esos casos específicos el bruxismo se puede llegar a curar con ortodoncia. Para la corrección de este tipo de problemas, los dispositivos de ortodoncia aplican presión constante para mover poco a poco los dientes en la dirección deseada. Es importante tener en cuenta que el hueso que sujeta los dientes cambia de forma cuando éstos se mueven.
Morderse las uñas, un gesto nada desdeñable
Muchas personas en situaciones de estrés se muerden las uñas. Este gesto a priori inofensivo, puede tener graves consecuencias en la boca, ya que los gérmenes que albergan nuestras manos pueden transferirse directamente, causando infecciones orales o permitiendo que otras bacterias entren en el organismo.
"Para evitarlo, mantén las uñas cortas e intenta sustituir este hábito por otro inocuo, como manejar una pelota antiestrés que lleves siempre a mano. También hay productos en el mercado que pueden ayudar a no morderse las uñas, como el esmalte de uñas de sabor amargo que hará que te cause una sensación desagradable", concluye la doctora Arias.
Cuándo acudir al médico
Respecto del bruxismo, como decíamos antes, si notamos dolores de cabeza inusuales, dolores mandibulares al despertarnos o en los oídos, estas señales deben ser atendidas. Se recomienda la visita a un profesional para evitar que trascienda y se vuelva algo más grave o doloroso.
En el caso de las aftas o los herpes, aunque es cierto que suelen remitir solos, si vemos que son muy grandes, persisten después de dos semanas, se experimenta dificultad para comer o beber, el dolor se vuelve incontrolable o todo esto se acompaña de fiebre, entonces será el momento de visitar a un profesional.
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