"La terapia EMDR trata problemas de salud mental y se centra en las experiencias negativas que provocaron los síntomas"

Anabel González, psiquiatra y presidenta de EMDR España.
Anabel González, psiquiatra y presidenta de EMDR España.
CORTESÍA EMDR ESPAÑA.
Anabel González, psiquiatra y presidenta de EMDR España.

Entre el 10 y el 12 de junio, el Palacio de Congresos de Valencia acogió el Congreso Europeo 2022 de la EMDR, terapia orientada al trauma reconocida por la Organización Mundial de la Salud en 2013 como un tratamiento de primera elección para las situaciones adversas y traumáticas.

El congreso giró este año en torno a la resiliencia, una elección justificada en el marco de la pandemia “donde es crucial la prevención de los efectos a largo plazo en el bienestar mental de las personas”, explica Isabel Fernández, presidenta de EMDR Europa. Además, se habló también de violencia intrafamiliar, la población infantojuvenil, el apoyo a los refugiados ucranianos y el colectivo en los intervinientes.

Entre algunos de los nombres que formaron parte del elenco de conferenciantes internacionales destacaron Christiaan H. Vinkers, investigador holandés que ha estudiado los determinantes de la respuesta al estrés; Ignacio Jarero, uno de los principales investigadores en la aplicación de EMDR en situaciones de crisis y desastres humanitarios; y Deborah Korn, experto en  el desarrollo de resilencia en pacientes con trauma complejo.

Para conocer un poco más esta terapia charlamos con Anabel González, psiquiatra, coordinadora del Programa de Trauma y Disociación en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña y presidenta de EMDR España.

¿Cómo explicaría a una persona profana en la materia qué es y en qué consiste la terapia EMDR? Es un tipo de terapia orientada a diversos problemas de salud mental. A diferencia de otros tratamientos, no se focaliza tanto en los síntomas, sino en las experiencias negativas que dieron lugar a ellos. Donde es más claro es en lo que llamamos estrés postraumático: la persona vive una situación amenazante como un accidente o una agresión, y desde entonces le vienen imágenes, sueña con ello, y se queda muy activado/agotado. Al focalizar en los recuerdos traumáticos, y trabajar sobre ellos, estos recuerdos van perdiendo fuerza hasta neutralizarse por completo y dejar de afectar a la persona en el presente.

Pero muchos otros problemas se desarrollan por experiencias difíciles. Por ejemplo, podemos desarrollar una depresión a raíz de una pérdida, y trabajando sobre esa experiencia, podemos mejorar el estado depresivo. A diferencia de otras terapias orientadas al trauma, el trabajo no es tan verbal, sino que integra las imágenes, los pensamientos, las emociones y las sensaciones corporales. Es decir, no se trata de hablar de ello y analizarlo, sino de desbloquear el recuerdo. Un ingrediente que se usa para ello son los movimientos oculares, que se ha visto que tienen un efecto en cómo procesamos la información.

Reconocida por la OMS desde 2013, ¿qué avances se han conseguido con la terapia EMDR en esta década y cuáles son los próximos objetivos de quiénes la aplican? Uno de los mayores logros es acumular un gran volumen de investigación que respalda su eficacia en cada vez más patologías, y también muchos estudios que analizan sus ingredientes, como el movimiento ocular. Hemos visto muchas cosas que ocurren en el cerebro y en todo el organismo cuando se hace esta intervención, como la disminución de la activación en las áreas emocionales, y el aumento en las zonas del cerebro que nos ayudan a reflexionar y a asociar información. Estos descubrimientos llevan, como siempre en ciencia, a nuevos interrogantes, y nos queda por delante mucho camino para ir clarificando más en qué indicaciones funciona mejor, y por qué funciona.

¿Qué formación necesita un profesional de la psicología y/o psiquiatría que quiera especializarse en EMDR? ¿Qué porcentaje de profesionales están especializados en esta terapia en nuestro país? Las Asociaciones Internacionales de EMDR tienen unos criterios de acreditación muy estrictos, ya que es una psicoterapia muy especializada, y es fundamental que los profesionales que la aplican tengan una buena base clínica. En la Asociación EMDR España solo se reconocen formaciones a psicólogos, psiquiatras y médicos con formación en psicoterapia, impartidas por entrenadores que se han sometido a unos requisitos de formación y acreditación muy exigentes. Para que nuestros pacientes tengan la mejor atención posible, la formación de los profesionales es esencial. Si pensamos en este tipo de formación, posiblemente se hayan formado unas 5000 personas en nuestro país. No tenemos los datos exactos. En nuestra Asociación tenemos ahora mismo 2270 socios.

Usted señala que hay que mejorar la capacidad de la sociedad en general para hacer frente a la adversidad. ¿Qué pasos deberían darse desde las instituciones y organismos correspondientes para mejorar aspectos como la inteligencia emocional o la capacidad de resiliencia ante situaciones de gran magnitud que pueden llegar a superarnos? Disponer de recursos para afrontar la adversidad empieza a estar en primer plano. Sin embargo, creo que la asignatura pendiente es cuidar de los profesionales que desde diversos ámbitos sufren situaciones complejas: policías, sanitarios, profesionales que trabajan con menores, con refugiados… En España no tenemos integrado el tratamiento de estas personas para prevenir los efectos traumáticos de su trabajo.

Empieza a hablarse de educación emocional a muchos niveles, pero me temo que pueda quedarse a un nivel teórico. Lo fundamental para mejorar la resiliencia y la regulación emocional es la capacidad para manejar las situaciones difíciles. Hablamos en este sentido de desarrollar procedimientos sensibles al trauma, y creo que esto es muy necesario. En octubre organizamos junto al Colegio de Psicólogos de Andalucía Occidental unas jornadas de Familia, Justicia y Trauma, precisamente para reflexionar sobre la necesidad de que los procedimientos y los profesionales del ámbito jurídico conozcan los efectos de las situaciones traumáticas. Sobre todo cuando afectan a menores, nos encontramos con que muchas veces los procedimientos judiciales, más que reparadores, son nuevas fuentes de traumatización. Y esto es algo sobre lo que como sociedad hemos de reflexionar.

Una parte importante del congreso se enfocará en el uso de esta terapia en la población infantil y juvenil, donde cada vez hay más estudios que avalan su eficacia. ¿Cómo se adapta esta terapia a los más jóvenes y en qué tipos de situaciones se recomienda? A veces pensamos que los niños no se enteran de las cosas que pasan a su alrededor, pero sí lo hacen, y es fundamental que les vayamos explicando lo que ocurre, adaptado a su edad y a su situación. En este sentido, los niños también sufren traumas, no hace falta que pensemos en situaciones muy graves como maltrato o bullying, para un niño pequeño ver, por ejemplo, en la televisión noticias de Ucrania puede ser angustioso, y quizás no nos lo diga directamente. Dado que EMDR no es una terapia que implique analizar y hablar, más que en una parte pequeña, es muy adaptable a los niños. Con ellos trabajamos con dibujos, con juego, con las formas en los que los niños se comunican, adaptando los procedimientos a su etapa de desarrollo.

Se hablará también de la llamada ‘traumatización vicaria’. ¿Qué importancia tiene y cómo se debe abordar el apoyo psicológico a esos profesionales que por su trabajo también se ven afectados por las situaciones traumáticas de las personas a las que intentan ayudar? Hablaba de ello justo antes, esta parte del trabajo de los profesionales es fundamental, y en general el enfoque es dejar que se las arreglen solos. Trabajar en contacto con el dolor de otro ser humano, las situaciones de amenaza o de peligro, son frecuentes en muchas actividades laborales, y si se trabajan de modo inmediato, se pueden prevenir muchos problemas. De lo contrario, el profesional puede bloquearse, enfermarse, y no vivirá su trabajo como algo gratificante ni se desarrollará del mismo modo. Cuando vivimos experiencias que no podemos asimilar del todo, tiramos para delante, pero esos recuerdos se convierten en un lastre, aunque no estemos todo el día pensando en ellos. La siguiente vez que ocurra algo parecido, no tendremos más recursos gracias a nuestra experiencia, sino que probablemente nos atasquemos o no seremos capaces de sacarle partido a nuestras capacidades y conocimientos. Y esto es algo tratable, algo que podemos evitar.

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