COVID-19 tras la vacunación: ¿hay colectivos más susceptibles de padecerla?

Una enfermera administra la primera dosis de la vacuna BioNTech Pfizer a una paciente mayor de 80 años en su domicilio del barrio del Raval de Barcelona.
Una enfermera administra la primera dosis de la vacuna BioNTech Pfizer a una paciente mayor de 80 años en su domicilio del barrio del Raval de Barcelona.
Enric Fontcuberta / EFE
Una enfermera administra la primera dosis de la vacuna BioNTech Pfizer a una paciente mayor de 80 años en su domicilio del barrio del Raval de Barcelona.

Desde que hace año y medio el nuevo coronavirus comenzó a azotar con virulencia el planeta y los médicos se arrojaron a una frenética carrera por descifrar las características del SARS-CoV-2, una de las mayores incógnitas de la pandemia ha sido la inmunidad generada por la enfermedad. Hasta ahora, el registro de infecciones sintomáticas en personas que ya han padecido la COVID-19 es escaso, y lo mismo sucede con quienes han completado la pauta vacunal. Sin embargo, ocurren y plantean la incertidumbre de si hay colectivos más susceptibles de verse afectados.

Si bien los sueros contra la COVID-19 se han demostrado muy efectivos para proteger de la enfermedad grave y la muerte y las reinfecciones son muy infrecuentes, la vacuna no exime de poder padecer una forma leve o moderada de la enfermedad. Así, lo explica la vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología, Eva Martínez, que apunta a las personas inmunosuprimidas y a los ancianos como los inmunizados con más probabilidades de presentar un cuadro clínico provocado por el coronavirus.

"Se trata de personas en tratamiento con quimioterapia o inmunosupresores, pacientes con trasplantes, individuos con inmunodeficiencias primarias... Pueden hacer una respuesta mucho menos potente a la vacuna y es posible que desarrollen una forma un poco más severa de la enfermedad", señala Martínez. 

"Las personas que generan menos defensas pueden ser más susceptibles de tener una forma sintomática"

Tampoco olvida a los ancianos, en riesgo por tener un sistema inmune "menos potente que los jóvenes" y al que, en ocasiones, se unen otras patologías, como "la hipertensión, la diabetes o la obesidad". "Las personas que generan menos defensas pueden ser más susceptibles de tener una forma sintomática, con manifestaciones clínicas; pero de las que había antes, que provocaban ingresos en UCI y muertes, ahora se está viendo una disminución drástica", recalca.

Incertidumbre a largo plazo

En una línea similar se expresa el inmunólogo y catedrático de la universidad de Valladolid Alfredo Corell, que hace hincapié en la duración de la protección contra la COVID-19. "Todavía no sabemos cuánto dura la inmunidad de la vacuna ni la adquirida por la infección. Está demostrado que la primera alcanza al menos los seis o siete meses y la segunda, los diez. No obstante, probablemente sea superior", detalla, y destaca que en los ancianos puede ser inferior que en el resto de la población. 

"Siempre vamos a estar más pendientes de las personas cuya inmunidad es peor y en este caso son los mayores, porque su sistema inmune está más desgastado por la edad y puede que dejen de tener defensas antes", dice, más preocupado por el futuro que por el presente, puesto que en la actualidad apenas hay cuadros severos en ancianos vacunados y en reinfectados.

"Siempre vamos a estar más pendientes de las personas cuya inmunidad es peor y en este caso son los mayores"

En este sentido, uno de los ejemplos más claros de la efectividad de las vacunas hasta la fecha son los centros de mayores, cuyos usuarios ya no fallecen por COVID-19 ni ingresan en los hospitales como hace poco más de un año. De hecho, cribados en estos lugares han demostrado que algunos de los residentes estaban infectados tras los pinchazos, pero lo ignoraban al no presentar sintomatología.

Los vacunados y los curados infectados pueden contagiar

Son muchos los estudios que han tratado de arrojar luz sobre las infecciones en vacunados y curados y han situado el porcentaje de personas en esta coyuntura entre el 10% y menos del 1%. Un reciente análisis en centros de mayores de Chicago publicado por los CDC de EE UU detectó 8 positivos con distintos cuadros clínicos entre pacientes y usuarios de estas residencias, de los cuales 3 padecieron neumonía y otro falleció. Cifras similares han ofrecido trabajos publicados The New England Journal of MedicineThe LancetBritish Medical Journal.

Estos estudios también han demostrado cómo los vacunados contagiados y los reinfectados pueden transmitir el virus a sus contactos. Esto se debe a que el virus entra en las vías respiratorias y, durante unas horas o días, puede multiplicarse incluso en las personas inmunizadas, hasta que las defensas existentes en la sangre llegan a esa zona para neutralizarlo, explica Corell. Durante este tiempo, la persona puede exhalarlo y propagarlo.

"El tiempo que pueden contagiar es mucho menor y la carga viral que pueden transmitir es mucho más pequeña"

"¿Por qué sucede esto? Porque las vacunas intramusculares están potenciando una respuesta inmunitaria sobre todo en nuestra sangre, no en la vía de entrada, en el tubo respiratorio. Cuando haya vacunas que se inhalen, probablemente se produzca el efecto inverso: no habrá tanta fuerza en las defensas en sangre, pero habrá muchas defensas en la vía respiratoria, y estas sí van a impedir la infección y la transmisión", añade.

De este modo, el periodo en que estas personas tienen la capacidad de propagar el virus es de dos o tres días, muy inferior al de las personas no inmunizadas, aclara José Luis Barranco, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva Salud Pública e Higiene. "El tiempo que pueden contagiar es mucho menor y la carga viral que pueden transmitir, la carga infectiva, es mucho más pequeña", agrega.

¿Qué ocurre con las variantes?

Sobre el papel de las variantes en las infecciones de los ya inmunizados, Barranco resalta que no hay nada que avale que las diferentes versiones del coronavirus puedan estar detrás. "Las vacunas son todas eficaces, las cuatro de que disponemos. No tiene que afectar", asegura.

Una afirmación que respalda la vicepresidenta de la SEI, que ahonda: "Si apareciera una nueva variante frente a las que las vacunas no son tan sensibles, se infectarían incluso hasta las personas. Dependerá de la severidad de las variantes".

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