Un nivel insuficiente de deporte en la niñez y adolescencia puede mermar las capacidades físicas y cognitivas

Un grupo de niños jugando al fútbol.
Un grupo de niños jugando al fútbol.
Pixabay.
Un grupo de niños jugando al fútbol.

Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 81% de los niños y niñas con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años no ha alcanzado un nivel suficiente de actividad física en la última década. Esto significa que 8 de cada 10 de niños y adolescentes no dedica la cantidad de tiempo suficiente a hacer ejercicio, por lo que sus capacidades físicas y cognitivas podrían verse mermadas.

Los expertos insisten en los beneficios físicos, mentales y sociales del deporte en la infancia. Destacando, entre ellos, el desarrollo cognitivo, que contribuye a mejorar la atención, la memoria, la concentración y, por ende, el rendimiento académico, tal y como se sostiene en un trabajo de investigación publicado en la revista Apunts. Educación Física y Deportes.

Asimismo, explican que los efectos que tiene el ejercicio sobre la función cognitiva puede variar de forma significativa según el tipo de actividad realizada. “El ejercicio cardiovascular, por ejemplo, es el que más beneficios reporta a nivel cognitivo para los niños”, asegura la doctora Ainara Bernal, cogerente y directora de Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de Andalucía (COLEF Andalucía).

Tanto COLEF como la Copa COVAD (iniciativa deportiva y educativa en hábitos de vida saludables) insisten en que la práctica regular de actividades físicas contribuye ante todo a “mejorar la inteligencia a nivel general y, especialmente, la inteligencia cristalizada, que es aquella asociada con el vocabulario verbal y el conocimiento adquirido de los pequeños”.

Contra el estrés y la ansiedad infantil

La práctica deportiva también produce profundos cambios en el sistema nervioso y en el cerebro de los niños y adolescentes. La mayoría de estas alteraciones, según explican desde COLEF, se inician a nivel molecular con la liberación de sustancias como respuesta al ejercicio. “El ejercicio intenso aumenta la concentración de neurotransmisores como la serotonina, la endorfina, la dopamina, la adrenalina y la noradrenalina”, dice la doctora Bernal.

Por ello, el deporte es una buena herramienta para prevenir y gestionar problemas como el estrés o la ansiedad. “Las endorfinas, o moléculas de la felicidad, contribuyen a disminuir los niveles de ansiedad, mientras que la serotonina, por su parte, ayuda a regular el estado de ánimo, y la dopamina se encarga de regular la motivación”, detalla la especialista.

Por otro lado, el ejercicio es un recurso que permite la distracción y evasión de las preocupaciones que puedan ser el foco generador de las emociones negativas.

Por último, practicar deporte de manera habitual refuerza la estabilidad personal y las habilidades sociales de los menores. “Ayuda a asimilar y cumplir normas, valorar el trabajo en equipo, integrarse y asumir responsabilidades, aprender a escuchar, además de reducir la tendencia a desarrollar rasgos agresivos”, concluye Bernal.

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