Alberto Soler, psicólogo: “La pandemia ha provocado una verdadera masacre en la salud mental de la infancia”

  • El psicólogo Alberto Soler acaba de publicar, junto con Concepción Roger, 'Tengo un nudo en la barriga', un cuento sobre la ansiedad en los niños.
Alberto Soler es coautor del libro 'Tengo un niño en la barriga'
Alberto Soler es coautor del libro 'Tengo un nudo en la barriga'
Victor Gutierrez
Alberto Soler es coautor del libro 'Tengo un niño en la barriga'

Alberto Soler es un psicólogo especializado en educación y crianza. Además de dirigir un centro de psicología, comparte sus consejos en un videoblog, las redes sociales y colabora con diferentes espacios de radio, televisión y prensa. Coautor, junto con Concepción Roger, de libros, como 'Hijos y padres felices', 'Niños sin etiquetas' y Tengo miedo, acaba de publicar ‘Tengo un nudo en la barriga’, un libro para ayudar a niños, educadores y padres a identificar la ansiedad infantil.

Alberto Soler es psicólogo, además de experto en educación y crianza

Alberto Soler 

  • Psicólogo clínico especializado en infancia
Autor del vlog Píldoras de Psicología, ha escrito libros como 'Hijos y padres felices', 'Niños sin etiquetas'.

'Tengo un nudo en la barriga’ es un cuento para ayudar a los niños a identificar la ansiedad. ¿Por qué decidiste escribirlo?Decidimos escribirlo hace como un año, al ver las consecuencias que la pandemia y el confinamiento estaban teniendo en la población infantil: estaban incrementando de manera exponencial las tasas de ansiedad, de depresión, de estrés, de insomnio… y además no éramos capaces de identificar ni las causas ni los síntomas, de ahí el abordarlo en este cuento. Es un libro dirigido tanto a niños como a padres y educadores, para que aprendan a identificar la ansiedad infantil y para proporcionarles recursos.

¿Les es difícil a los niños identificar la ansiedad y transmitir cómo se sienten?Sí, y eso se debe a su desarrollo cognitivo, pues hasta cierta edad no son capaces de reconocer sus propias emociones, de poder hablar de ellas y, sobre todo, de regularlas. Por eso necesitan a personas adultas que les ayuden a hacerlo. En el caso de la ansiedad, esa dificultad viene dada también porque los síntomas en los niños son inespecíficos vagos y difusos, y van desde problemas para controlar los impulsos, somatizaciones (dolor de tripa, de cabeza, sensación de nudo en la tripa o la garganta…), hasta problemas de sueño, una bajada en el rendimiento académico… signos que no están asociados solo a la ansiedad, por eso a veces cuesta identificarla. 

“Los adultos tendemos a menospreciar los problemas infantiles, porque ‘son cosas de niños’, pero si se estresan y sienten ansiedad por ellas, son tan válidas como las que nos estresan a nosotros”

Los psicólogos lleváis dos años advirtiendo del aumento de casos de ansiedad en los niños. ¿Lo notáis mucho en la consulta?Sí, de un tiempo a esta parte ha habido un aumento muy grande de la demanda de la atención psicológica en niños, pero no solamente por ansiedad, también con problemas conductuales, con trastornos del estado de ánimo, tendencias suicidas… La pandemia ha sido una verdadera masacre en la salud metal de la infancia.

Además de la pandemia, ¿hay algo más? ¿Cuáles son las principales causas de la ansiedad en los niños?La pandemia lo que ha hecho es poner la guinda en el pastel, porque en realidad estos problemas tienen más que ver con lo tenemos muy desatendida a la infancia, la presión y el estrés cotidiano a los que los sometemos sin darnos cuenta y las dificultades a las que están expuestos también a nivel familiar. Nosotros, como adultos, muchas veces tendemos a menospreciar los problemas infantiles, consideramos que no son para tanto y, por otro, no tenemos los recursos para ayudarles. Y los niños se estresan y sienten ansiedad por cosas de niños, claro, pero son tan válidas como las que nos estresan a nosotros.

En el libro, es una amiga de Penny la que la ayuda a identificar la ansiedad, pero, ¿cómo lo hacen los padres? ¿Cómo pueden notar que su hijo está padeciendo ansiedad?Lo primero que tenemos que hacer las familias es proporcionar un entorno con el máximo cariño, respeto, amabilidad… Y por otro, trabajar también nuestras propias emociones, porque si a nosotros nos cuesta gestionar nuestras propias emociones, nos va a resultar complicado ayudarles ellos a gestionar las suyas. 

La ansiedad, ¿es contagiosa? Si unos padres tienen ansiedad, ¿el niño lo puede notar de alguna manera?Es cierto que se contagia, pero no quiero mandar un mensaje para que los padres se culpabilicen, porque las familias hacen lo que pueden en un contexto que muchas veces es hostil hacia la educación y hacia la crianza, como las jornadas de trabajo eternas, los problemas económicos, de conciliación, de acceso a la vivienda, de horarios… todo eso genera un clima que muchas veces va en detrimento de lo que necesitamos para poder educar y poder acompañar a nuestros hijos.

“Si a nosotros nos cuesta gestionar nuestras propias emociones, nos va a resultar complicado ayudar a gestionar las de los niños”

¿Ante qué signos recomiendas que llevemos a los niños al psicólogo?Sobre todo cuando aparecen con relativa frecuencia síntomas aparentemente aislados, como los que comentaba antes. Si, de repente, empieza a tener muchos dolores de tripa, de cabeza, náuseas, si tiene muchos problemas con sus compañeros, una bajada de rendimiento académico… Si se concatenan estos comportamientos aparentemente aislados nos debe llevar a pensar que a lo mejor puede tener algún problema que deberíamos atender de manera profesional. 

¿Qué consecuencias puede tener a largo plazo no tratar la ansiedad en los niños?Que esa ansiedad se cronifique y empiece a intervenir de una manera cada vez más importante en su vida diaria, lo que puede traducirse, ya en la adolescencia, en un bajo rendimiento académico, problemas sociales, consumo de sustancias, conductas de riesgo... En definitiva, una peor calidad de vida. 

¿Nos preocupamos poco de la salud mental de los niños? Da la impresión de que se piensa que los niños no pueden tener problemas de este tipo, más allá de tener un TDAH, un dislexia o cosas así…Sí, lo minimizamos porque no lo entendemos. Si lo entendiéramos mejor y le diéramos el valor que tiene, seríamos capaces de ayudarles más y mejor. Y lo minimizamos porque ‘son cosas de niños’, pero eso no significa que no les genere un malestar o no les afecten. 

¿Se hace algo desde los colegios, las administraciones… para atender la salud mental de los niños?Cada vez se hace más, pero lo recursos son claramente insuficientes. Aunque, por otro lado, me gustaría poner en valor todo lo que se hace con los pocos recursos que hay, sobre todo a nivel escolar, porque los docentes cada vez están más pendientes de los niños, son más capaces de ver cuándo un niño tiene dificultades y ponen los medios que están a su alcance. Y en atención primaria también, pero es cierto que se necesitan más medios y un trato más preferente y cuidadoso con el menor. Siempre partiendo de la base de que lo ideal es que los niños no tengan que ir al psicólogo, algo que podríamos conseguir con un trato más amable con la infancia en general. No necesitaríamos bomberos si no estuviéramos provocando tantos incendios.

Hace poco en un post es tu Instagram hablabas de que los niños también podían tener estrés y de que para evitarlo ‘La infancia debería ser una época de la vida en la que los niños pudieran vivir a un ritmo más humano. Los padres no somos los entrenadores ni coaches de liderazgo y éxito de nuestros hijos’. Suena tremendo...Es que los niños están viviendo a nuestro ritmo y no debería ser así, porque esto se traduce en que tienen problemas que antes solo teníamos los adultos, como estrés, ansiedad, depresión… e incluso problemas de salud como la diabetes. 

¿Qué deberíamos hacer para que esto no fuera así?Lo que deberíamos hacer es, en definitiva, valorar y cuidar más a la infancia, y poner mucha atención en la educación y la crianza, y eso se hace dando más ayudas a las familias con niños, ayudando más a las mujeres para que no se vean perjudicadas cuando deciden ser madres, ser más cuidadosos con las cosas que decidimos y que afectan a niños y a niñas… Si somos capaces de hacer todo eso, nuestros niños tendrían una infancia mucho más plena y mucho más feliz.

Cubierta del cuento 'Tengo un nudo en la barriga'.
Cubierta del cuento 'Tengo un nudo en la barriga'.
Penguin Random House
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