¿Cómo actuar ante la hepatitis en niños? Así se detecta y así es su tratamiento

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La vacunación previene las hepatitis más comunes.
ADIE BUSH
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Si echamos un ojo al calendario de vacunación de los niños, veremos que una (dos en algunas comunidades y ciudades autónomas) de las que deben recibir (en varias dosis) es contra la hepatitis. Hay un buen motivo, y es que la hepatitis es una enfermedad insidiosa, que a menudo aparece poco a poco y no muestra signos hasta que ya ha producido un daño importante. Por desgracia, incluso con las vacunas puestas, hay aún algunos casos en los que los niños pueden contraer esta condición.

En esencia, la hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado.

¿Cómo contraen hepatitis los niños?

El origen de la hepatitis en un niño puede ser complejo y variado. Lo primero que hay que entender es que sus principales causas son una serie de virus llamados de la hepatitis A, B, C, D, E, F y G, siendo los más frecuentes los dos primeros (que es contra los que hay vacunas disponibles), pero que también puede venir provocada por ciertos medicamentos, otros virus como los citomegalovirus o el virus de Epstein-Barr, por enfermedades metabólicas, por determinadas toxinas, por enfermedades autoinmunes, por obstrucciones, por problemas isquémicos, por problemas hereditarios y (como es muy lógico es virtualmente inexistente en niños) por el consumo abusivo de alcohol.

Normalmente, las vacunas protegen eficazmente contra los respectivos virus. Así, la mayoría de las infecciones se dan en niños no vacunados (por ejemplo, la vacuna contra la hepatitis A no está generalizada en toda España) o que, por diversos motivos, no han desarrollado inmunidad correctamente.

Teniendo esto en cuenta, la más común en niños es la provocada por el virus de la hepatitis A, que se contrae por el contacto con heces o sangre de una persona infectada. Por ejemplo, esto puede suceder al consumir agua o alimentos contaminados o por el contacto con una persona infectada que no mantiene una correcta higiene de manos.

La siguiente más frecuente es la hepatitis B, si bien gracias a la generalización de la vacuna hay una gran diferencia en incidencia. En este caso, la enfermedad se contrae a través de los fluidos corporales y la sangre de las personas infectadas; en los niños, el contacto con el virus puede ocurrir, por ejemplo, en el momento del parto si la madre está infectada, por un mordisco de otro niño infectado o por compartir cubiertos u otros artículos personales con una persona infectada.

Finalmente, la hepatitis C (que se contagia sólo por el contacto con sangre infectada y rara vez por vía sexual)  las provocadas por otros motivos son muy excepcionales en los niños.

¿Cómo se puede detectar?

La detección de la hepatitis en los niños puede ser complicada. En muchos casos, como ocurre a menudo con la hepatitis A en los niños menores de 6 años, las infecciones son asintomáticas. 

Cuando hay signos, el más claramente identificable suele ser la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), que puede aparecer junto a oscurecimiento de la orina, fatiga, fiebre baja, pérdida de apetito, dolor abdominal, muscular y articular y náuseas o vómitos.

Si el niño presenta estos signos (especialmente, como decíamos, ictericia) es fundamental que reciba atención médica, de manera que se le realicen las pruebas que determinen que forma de hepatitis padece y se le prescriba el tratamiento procedente.

¿Cómo es el tratamiento?

Como indicábamos, el tratamiento va a depender del tipo de hepatitis del que se trate; pero, en los casos de la hepatitis A, B, y C, que suelen desaparecer por sí solas del organismo al cabo de un tiempo, se suele limitar a reposo y reposición de líquidos, evitando medicamentos como el paracetamol que pueden resultar dañinos para el hígado.

Con todo, en un número muy limitado de casos la hepatitis provocada por estos virus puede volverse crónica.

En los casos más raros de hepatitis por otras causas es necesario abordar el desencadenante, por ejemplo evitando las sustancias responsables en las hepatitis provocadas por toxinas o medicamentos.

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