¿Cuáles son los valores normales de creatinina en niños?

Un análisis de sangre revelará cuándo los tumores benignos se vuelven cancerosos en la neurofibromatosis tipo 1
Un análisis de sangre.
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Un análisis de sangre revelará cuándo los tumores benignos se vuelven cancerosos en la neurofibromatosis tipo 1

Si bien a la hora de evaluar la salud de un niño el criterio de un médico es siempre insustituible e indispensable, conocer algunos conceptos básicos nos puede ayudar a entender su estado y la dimensión de distintos problemas si es que surgen.

Así, un dato importante que pueden arrojar los análisis y cuyo significado suele ser desconocido para las personas que carezcan de formación sanitaria es el nivel de creatinina en sangre o creatinina sérica.

¿Qué es la creatinina sérica y qué información nos da?

La creatinina es un producto de desecho que resulta de la degradación de la creatina, a su vez una sustancia orgánica presente en los tejidos muscular y nervioso. La creatinina, tras producirse, pasa al torrente sanguíneo y ahí es filtrada por los riñones en una tasa constante, por lo que es un buen indicador de la función renal del niño (si bien las variaciones en sus niveles pueden también venir provocados por otras razones, por lo que es importante evaluar la causa de fondo ante la detección de valores anormales).

En concreto, la creatinina sérica (concentración de la creatinina en sangre) es un medidor indirecto del filtrado glomerular renal (FGR), ya que su concentración disminuye cuando aumenta este último. A su vez, el FGR nos da una idea aproximada del número de nefronas funcionales, que puede ser útil en el diagnóstico de distintos problemas renales como la enfermedad renal crónica.

¿Cuáles son sus valores normales? ¿Qué significa si están altos o bajos?

El valor de la creatinina sérica varía con la edad. Así, un bebé lactante por debajo de los 3 años debe marcar entre 0,2 y 0,3; un niño de entre 4 y 7 años, entre 0,3 y 0,5; uno de entre 8 y 10 años marcará entre 0,6 y 0,8; uno de entre 11 y 13, entre 0,8 y 0,9. Posteriormente, aparecen diferencias entre hombres y mujeres, ya que de ahí en adelante los valores normales en mujeres se mantienen entre 0,8 y 0,9 mientras que en hombres aumentan hasta colocarse entre 0,9 y 1,2.

Las desviaciones respecto a estos valores, en general, pueden apuntar a la presencia de una enfermedad renal, como pueden ser enfermedades autoinmunes, infecciones bacterianas renales, bloqueo de las vías urinarias, insuficiencia cardíaca o diabetes.

No obstante, hay que tener en cuenta que hay otros motivos que pueden causar alteraciones en estos valores, a veces permanentes y a veces temporales. Por ejemplo, pueden elevarlos el aumento de la masa muscular, especialmente en varones o personas de ascendencia africana; la ingesta abundante de carne roja cocinada; la ingesta de suplementos de creatina; el uso de medicamentos como trimetoprim, cimetidina, amiloride, triamterene, espironolactona, probene, corticoides o metabolitos de la vitamina D. De la misma manera, pueden disminuirlos la malnutrición severa, el hipertiroidismo crónico, la distrofia muscular, la parálisis muscular o la dermatomiosistis.

Aunque es importante entender a un nivel conceptual este tipo de información proporcionada por las distintas pruebas médicas que pueden realizarnos a nosotros mismos o a los niños, es vital recordar que se trata de una materia muy compleja que debe abordar alguien cualificado. Por ello, ante un valor anormal en este u en otros marcadores no es conveniente lanzarse a elaborar diagnósticos propios precipitadamente, sino que será el médico quien decida qué pruebas adicionales realizar, el diagnóstico preciso y en su caso el tratamiento aplicable.

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