Inseguridad, aislamiento y depresión: las graves consecuencias que la homofobia provoca en los menores

Un 15% de los adolescentes españoles presentan síntomas de depresión.
Las tasas de suicidio prevalecen en el colectivo LGTBI, llegando a multiplicar por 8 su riesgo en el caso de las personas transgénero.
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Un 15% de los adolescentes españoles presentan síntomas de depresión.

El reciente estudio LGTBIfobia en las aulas que la asociación COGAM en Madrid hizo público el pasado mes de abril reveló que el porcentaje de personas que no creen que el colegio sea un ambiente suficientemente seguro ha aumentado del 16,8% al 21,2% en apenas tres años.

Casi un 26% del alumnado madrileño asegura que no es heterosexual y, sin embargo, otro 35% dice tener prejuicios hacia los compañeros de clase que forman parte del colectivo LGTBI (un porcentaje que ha aumentado también en 20 puntos porcentuales en el mismo periodo de tiempo). Según el mismo estudio, solo el 23% de los estudiantes de secundaria homosexuales o bisexuales se han atrevido a salir del armario.

Los expertos en salud mental advierten de los riesgos que todo esto conlleva. La homofobia en la infancia es capaz de causar inseguridad, aislamiento y depresión en los menores que la sufren. “La discriminación hacia menores homosexuales, transexuales o bisexuales es una realidad que ocurre habitualmente en diferentes entornos sociales, incluyendo el educativo”, señalan desde la Asociación para la Gestión de la Integración Social GINSO.

“Este tipo de rechazo surge del desprecio a una persona por su identidad u orientación sexual. Actualmente, el colectivo LGTBI es el más afectado por el acoso escolar. El bullying prolongado puede provocar el aislamiento social en los niños y llevarlos a considerar el suicidio”, añaden. Según los expertos, las tasas de suicidio prevalecen en este colectivo, llegando a multiplicar por 8 su riesgo en el caso de las personas transgénero.

“Nadie admite que es homófobo, pero los hay a todas las edades, incluyendo la infancia y adolescencia. Los menores que discriminan a otros por su identidad u orientación sexual lo hacen por el miedo a lo íntimo y desde el odio a lo diferente, causando en el joven que lo recibe desesperanza, depresión, ansiedad, miedos inespecíficos, problemas de sueño e incluso conductas obsesivas y pensamientos intrusivos”, declara Javier Urra, director clínico de RECURRA-GINSO. “El sentimiento de desesperanza y la falta de apoyo pueden llevar a estos jóvenes a situaciones extremas. Algunas víctimas de la homofobia recurren al consumo de drogas o alcohol, usándolos como una forma de escape frente a las dificultades”, explica el experto.

Urra también advierte que, en ocasiones, el rechazo hacia la sexualidad de un menor se produce en el propio entorno familiar. "La falta de apoyo por parte de familiares o amigos genera soledad, desolación, interrogantes, incomprensión y profunda tristeza, pudiendo alentar los pensamientos suicidas en el adolescente”.

La familia, pilar fundamental

Según los expertos, la familia y el entorno cercano juegan un papel fundamental a la hora de brindar apoyo psicológico al menor: “Es imprescindible ayudar a estos jóvenes a lidiar con los escenarios a los que se enfrentan en el día a día mediante la asertividad y empatía”.

Se recomienda a las familias fomentar un entorno “donde el menor se sienta cómodo y seguro, favoreciendo su desarrollo individual y social y evitando su diferenciación o discriminación respecto a otros miembros de la familia”.

Asimismo, también es importante ayudarles a fortalecer su carácter e implementar mayor asertividad con ayuda de especialistas y psicólogos. “El apoyo de las familias al menor es imprescindible. Los padres deben transmitir amor y seguridad a sus hijos y acompañarlos en sus decisiones”, explica Javier Urra.

Por otro lado, insisten en la necesidad de que los colegios fomenten el respeto, tolerancia e igualdad, ya que los niños pasan gran parte de su tiempo en ellos y es donde pueden interactuar libremente con sus compañeros y profesores. “Aunque prevenir el acoso escolar por orientación e identidad sexual sigue siendo una tarea pendiente en la mayoría de los centros educativos, los profesionales de la salud y la educación debemos enseñar valores igualitarios y esforzarnos por evitar la diferenciación y la discriminación, explicando a los jóvenes que lo distinto enriquece y que los seres humanos no somos clónicos”, concluye Urra.

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