"Cuanto más tiempo pasen los niños en la vida real mejor, la vida virtual debe ser solo la alternativa"

Protege la vista de los más pequeños.
El 62,5% de los españoles cree que ahora hay menos comunicación entre los miembros de la familia que hace una década.
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Protege la vista de los más pequeños.

Hace casi un año, la startup especializada en contenidos digitales seguros en inglés para niños Lingokids publicaba un estudio realizado a 800 familias en España. Los resultados revelaban que la mitad de los niños españoles de hasta 8 años, es decir, el 48% tiene su propia tablet y 1 de cada 4 tiene su propio móvil.

En cuanto al tiempo de uso, un 40% los utiliza a diario, un 24% los usa más de tres días por semana, el 21% solo los fines de semana y un 15% asegura utilizarlo únicamente de forma puntual. El día que los utiliza, la mitad (el 49%) extiende su uso entre 1 y 2 horas, el 26% emplea menos de una hora y 1 de cada 4 dedica más de 2 horas a los dispositivos electrónicos. 

Asimismo, muchas familias españolas han identificado un aumento en el tiempo de uso a raíz de la pandemia: 6 de cada 10 progenitores aseguran que durante el confinamiento aceptaron que sus hijos utilizaran más sus dispositivos y posteriormente esa rutina se ha quedado instaurada como normalidad.

La pregunta sería: ¿tanta tecnología y redes sociales afectan a las relaciones familiares? ¿Se están convirtiendo los niños y adolescentes en seres humanos con menos habilidades sociales? ¿Son los padres demasiado consentidores en el uso de las nuevas tecnologías? Según el último barómetro del Instituto Internacional de Estudios sobre la Familia 'The Family Watch' encargada a la consultora GAD3 señaló que el 62,5% de los españoles cree que ahora hay menos comunicación entre los miembros de la familia que hace una década. 

De todo ello hablamos con Vicent Ginés, especialista en la resolución de conflictos familiares. Ginés ha sido además maestro de primaria, cuenta con estudios superiores de mediación y ha publicado varios libros en los últimos años, entre ellos Mediación Desde Cero y Familias estelares. 

Hace tan solo unos días abríamos nuestros regalos navideños y probablemente en muchos hogares los Reyes Magos y Papa Noel han premiado a niños/adolescentes con algún presente tecnológico: tabletas, relojes digitales, móviles… ¿Estamos abusando cada vez más los padres de este tipo regalos? Y sobre todo, ¿somos demasiado consentidores en su uso?Regalar pantallas es lo fácil. Todo niño lo quiere porque está en la publicidad hasta la saciedad, todos los adultos la usan y todos sus compañeros o tienen o lo desean. Por lo tanto, regalar tecnología es acierto asegurado. Ahora bien, abre un gran melón de problemas. La tecnología está creada para ser adictiva, hay un gran negocio detrás de ella y cuanto más se use, más dinero mueve, por lo que los intereses de aquellos que la crean están en que cada vez se consuma más.

​El problema es que una adicción a la tecnología impacta en el bienestar de cualquier persona y, no lo dudes, cuanta menos madurez mayor es el impacto. Por eso, si además no se gestiona su uso y los niños consumen lo que quieren, no tardarán en aparecer los primeros síntomas de que algo no va bien. Como problemas académicos, desafíos a la autoridad, problemas de atención, apatía, baja autoestima… Así que sí, buscaría una alternativa a regalar tecnología para fomentar otro tipo de ocio y, sin lugar a dudas, hay que ser muy consciente de cómo estamos gestionando su uso en casa.

Una adicción a la tecnología impacta en el bienestar de cualquier persona y cuanta menos madurez mayor es el impacto

¿Cómo deberían gestionar los padres el uso responsable que los más pequeños hacen de estos aparatos?Bajo una premisa radical, cuanto menos mejor. Un niño pequeño no debería estar expuesto a ninguna pantalla y si lo está, cuanto menos mejor. La tecnología sería como la cafeína, ¿le darías cafeína a un niño? No, ¿verdad? Todos lo tenemos claro. La tecnología impacta en el cerebro del niño sobre estimulándolo y haciendo que después la vida le sepa a poco. A medida que vaya creciendo iremos aumentando el uso de la tecnología, pero siempre con una finalidad, no el mero entretenimiento, y si solo es para entretenimiento, no como derecho, sino como privilegio por su comportamiento.

Siempre les digo a los adolescentes: cada nivel que subes en un videojuego es nivel menos que subes en tu vida

Otras familias, sin embargo, priorizan un 'contacto cero’ con la tecnología. ¿Te parece buena idea o una tendencia ajena a la realidad?Si son pequeños, sí. Sin lugar a dudas, el ‘contacto cero’ es altamente recomendable. No se trata de demonizar la tecnología, obvio que ha llegado para quedarse, pero debemos ser conscientes del impacto que tiene en el desarrollo de nuestros hijos. 

El ‘contacto cero’ puede ser una alternativa real ante la presión social del abuso de las tecnologías. 

La clave no está en eliminarlas de la vida, sino aprender a hacer un uso responsable tanto los pequeños como los mayores. El problema es que la gran mayoría de adultos están tan enganchados a la tecnología que pretender un ‘contacto cero’ para sus hijos parece un imposible. Los niños están creciendo en una sociedad tecnológica, no tengamos prisa a que se incorporen. Cuanto más tiempo pasen en la vida real mejor, la vida virtual debe tan solo ser la alternativa, no la principal.

​Yo siempre les digo a los adolescentes: “cada nivel que subes en un videojuego es nivel menos que subes en tu vida” hay jóvenes que saben perfectamente cómo relacionarse a través de la pantalla, pero luego no se atreven a mirarte a los ojos.

El problema no es que exista la tecnología es que está impidiendo que otras habilidades se desarrollen

Se dice que las nuevas generaciones ya no usan el móvil para hablar, solo chatean. Las estadísticas dicen que el 97% de los jóvenes apenas hablan por teléfono. ¿Cómo puede perjudicarles esto a la hora de relacionarse con sus iguales y con la sociedad en general?La situación es realmente grave. Por un lado, porque el problema no es que exista la tecnología, es que está impidiendo que otras habilidades se desarrollen, como las habilidades sociales, la gestión emocional, la resolución de conflictos o la tolerancia a la frustración. La tecnología no va a desaparecer, pero sin lugar a dudas, cada vez se hace más urgente la necesidad de compensar las carencias que está dejando a su paso.

​A los padres que acompaño, siempre les recuerdo la diferencia entre un móvil y un smartphone. Un móvil hace llamadas y manda mensajes de texto, sí como el de mi abuela. Un smartphone es un ordenador en miniatura. ¿Quieres tener a tu hijo comunicado? Dale un móvil. ¿Está desarrollando sus habilidades personales como para saber gestionar el uso de un smartphone? Que se lo vaya ganando progresivamente.

¿Crees que el uso y abuso de las redes sociales podrían provocar de forma paradójica que en un futuro no muy lejano nos convirtamos en seres más ‘asociales’ o fríos en nuestra manera de relacionarnos?Por supuesto y eso que la realidad virtual todavía no ha llegado masivamente a los hogares, pero vamos hacia ello. Considero que la sociedad se polarizará, por un lado, estarán los que vivan pegados a una pantalla y que tendrán grandes carencias a la hora de saber relacionarse con los demás. Para nuestra desgracia pienso que serán la gran mayoría de personas. Por otro lado, habrá un grupo de personas rebeldes que seguirán reivindicando el valor de mirarse a los ojos. Ojalá me equivoque.

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