Los estragos del Covid en la piel

Los profesionales que nos dedicamos al cuidado de la piel estamos comprobando en nuestras consultas a diario, desde el debut de la pandemia, cómo estos dos últimos años se han multiplicado los problemas derivados tras el contagio por COVID-19, y por el uso continuado de mascarillas. 

El rostro muestra una piel extenuada, estresada, macilenta, con arrugas y bolsas más marcadas, sin luminosidad. También nuestro cabello se ve afectado. Urgen los cuidados adecuados.

El uso de la mascarilla, que impide la correcta respiración de la epidermis a la vez que produce una irritación por el roce continuo, y el incremento de la higiene tan necesario para la salud, están resultando devastadores para la piel. 

A su vez, el teletrabajo y el aislamiento restringen nuestros movimientos y empeoran nuestra circulación, provocando un aumento de la retención de líquidos y, por lo tanto, de la cantidad de toxinas. Todos estos factores negativos van sumando hasta debilitar nuestra piel.

Hay que añadir, además, las características especiales que ocasiona el paso del COVID-19 en nuestra piel. Porque no es un asunto menor, y va más allá, en muchos casos, de una imagen ante el espejo que nos preocupa porque no vemos reflejada en él la piel que teníamos antes del contagio.

Este coronavirus tiene una repercusión especial en la circulación y produce, aún en los casos leves, una tendencia a la inflamación de la pared de las arterias y las venas. Podríamos decir que la “pared de nuestras tuberías”, a las venas me refiero, se deforma, impidiendo que la sangre y el oxígeno fluyan con normalidad, a la vez que aumentan las toxinas en el cuerpo por la acumulación de líquidos, porque no se eliminan con suficiente velocidad. 

Esta alteración ocasiona caída de defensas, asociadas con la aparición de pequeñas infecciones de piel como puede ser el acné. Y también una notable caída del cabello, ya que disminuye la cantidad de nutrientes y oxígeno que la raíz necesita.

Aunque estas malas tendencias suelen desaparecer conforme el organismo se fortalece, si, como ocurre en estas semanas, aparece un nuevo frente de inestabilidad como es la primavera, las cosas se pueden complicar.

En primer lugar, es importante que hagamos un poco más de ejercicio: caminar, bailar, nadar o hacer bicicleta. Es decir, ejercicios aeróbicos que ayuden a mejorar nuestra circulación. Tenemos que incrementar el consumo de frutas y verduras frescas, ricas en antioxidantes. Y, por supuesto, utilizar cosméticos que tengan la capacidad de aportar antiradicales libres, a la vez que tonifican la circulación.

Los cosméticos que incorporan vitamina C son especialmente útiles, más todavía si contienen Fullereno, la sustancia antioxidante más reconocida en los laboratorios. Cuidar tu piel es la mejor forma de cuidar tu cuerpo. Si lo haces adecuadamente, obtendrás resultados muy alentadores.

Jerónimo Ors, Farmacéutico y Director de Laboratorios Paquita Ors.