Artritis reumatoide, qué es, qué síntomas provoca y cómo se trata

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica autoinmune.
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica autoinmune.
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La artritis reumatoide es una enfermedad crónica autoinmune.

Según la Fundación Española de Reumatología y la Sociedad Española de Reumatología, cada año se detectan unos 20 mil casos nuevos de Artritis Reumatoide (AR) en nuestro país, y se calcula que hay unas 200 mil personas afectadas.

A pesar de ser una enfermedad grave y muy incapacitante, sigue siendo una patología bastante desconocida para la población general y muchas veces se confunde con otras enfermedades reumáticas o de las articulaciones.

¿Qué es la artritis reumatoide y qué síntomas provoca?

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune y degenerativa en la que el organismo de las personas que la padecen ataca a algunos tejidos, en este caso, principalmente las articulaciones periféricas: manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas.

Los síntomas que provoca son dolor, enrojecimiento, hinchazón secundaria a la inflamación de la membrana sinovial y rigidez, sobre todo por la mañana o después de periodos prolongados de reposo. Al dañar las articulaciones y los tejidos circundantes (tendones y músculos) puede provocar una disminución de la movilidad y de la función articular, inflamación crónica y también puede afectar a otros órganos como el corazón, el pulmón o el riñón. Es decir, que, aunque la AR se deja notar sobre todo en las articulaciones en realidad es una enfermedad sistémica o generalizada, que puede dañar varias partes del cuerpo. De hecho, hasta el 40% de los afectados por AR presentan síntomas en ojos, pulmones, corazón, riñones e incluso en la médula ósea.

Otros síntomas que puede provocar son fiebre, cansancio, astenia, pérdida de peso o pérdida de apetito, sobre todo si la inflamación es sostenida en el tiempo.

Al tratarse de una artritis -que significa básicamente inflamación en las articulaciones-, mucha gente la confunde con otros tipos de artritis, como el reuma, la artritis psoriásica y, especialmente, la artrosis.

¿Cómo es calidad de vida de las personas con AR?

La artritis reumatoide es la más incapacitante de las enfermedades reumáticas, pues puede afectar gravemente a la movilidad, pero cómo y cuánto depende de muchos factores. Para empezar, la edad, pues, aunque puede aparecer a cualquier edad, la AR suele diagnosticarse entre los 40 y los 60 años, y es tres veces más común en las mujeres. Cuanto antes se detecte, ante se empezará el tratamiento y la calidad de vida será mejor, pero la evolución del trastorno es muy variable de unas personas y otras. Hay ocasiones, en las que el avance de las lesiones se detiene de forma espontánea, mientras que en otras progresa a lo largo de toda la vida. Lo más habitual, es que el evolucione durante muchos años o a lo largo de toda la vida, y que se alternen períodos de exacerbación sintomática –brotes sintomáticos– de varias semanas, con períodos de calma.

En caso de no tratar la enfermedad, los brotes serán más frecuentes y agudos y las articulaciones afectadas van perdiendo progresivamente la movilidad y se van produciendo deformidades esqueléticas que deterioran también progresivamente la calidad de vida.

En esta calidad de vida influye también cómo afecta a la vida social y psicológica de los afectos y, según RA Matters (‘La AR importa’), el mayor estudio cualitativo realizado hasta la fecha en artritis reumatoide, todavía queda mucho por hacer en este aspecto, pues las personas afectadas por esta enfermedad ver memada su calidad de vida en varios aspectos. Por ejemplo, un 71% aseguran que les impide realizar la actividad física que desearían, un 76% que condiciona sus eventos familiares e incluso que afecta de forma negativa a sus relaciones sexuales (71%). Además, más de la mitad creen que su entorno no entiende cómo les afecta la enfermedad a nivel físico y emocional.

¿Cómo se trata la artritis reumatoide?

El tratamiento de la artritis reumatoide tiene varios ámbitos, el farmacológica y el no farmacológico -rehabilitación estilo de vida…-. En cuanto a los fármacos, existen varios y tiene funciones diferentes. Según Mayo Clinic y Coordinadora Nacional de Artrisits (Conartritis.org) los tratamientos con comunes son:

•Analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos, como el paracetamol, el ibuprofeno y naproxeno.

•Esteroides. Corticosteroides, como la prednisona, la metilprednisona y el deflacort. Son muy efectivos para reducir la inflamación y el dolor, y retrasan el daño articular, pero debido a sus efectos secundarios se suelen dar solo en los brotes y en dosis bajas.

•Antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) convencionales. Como el metotrexato, la leflunomida, la hidroxicloroquina o la sulfasalazina. Son eficaces, porque tratan síntomas y pueden retrasar o incluso hacer remitir la artritis, aunque pueden tardar meses en hacer efecto, por lo que a veces hay que combinarlos con tratamientos sintomáticos para aliviar dolor e inflamación mientras hacen efecto. Pueden causar daño hepático.

•Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) biológicos. Son los más novedosos, y son muy eficaces, pues un tercio de los pacientes tratados con ellos entran en remisión, otro tercio sigue un curso razonablemente benigno y sólo el tercio restante no responde a esta medicación. Son aún más eficaces si se combinan con los FAME convencionales y no tienen tantos efectos adversos. Entre los más comunes, abatacept, adalimumab o anakinra.

•Cirugía y ortopedia. Si el daño articular es muy grave, a veces se puede recurrir a la cirugía para reconstruir o reemplazar las articulaciones u otros tejidos dañados. Las operaciones más comunes son la Sinovectomía, la artroscopia y la artroplastia. A lo largo de la evolución de la enfermedad, también es probable que se requiera de la utilización de diversos tipos de dispositivos ortopédicos.

La terapia no farmacológica es muy importante en el manejo de la enfermedad, pues el paciente tendrá que llevar a cabo medidas generales relacionadas con el estilo de vida, el reposo y el ejercicio. En general, las personas con AR deberán acudir a rehabilitación o a terapia ocupacional para realizar una serie de ejercicios para mejorar la movilidad y que le ayuden a adaptar su estilo de vida a la enfermedad, deberán respetar los periodos de reposo y llevar un estilo de vida saludable sin tabaco, con una dieta equilibrada, etc. 

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