La peligrosa consecuencia de un trastorno del sueño común: multiplica las posibilidades de sufrir un accidente de tráfico

Imagen de archivo de un coche accidentado.
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Imagen de archivo de un coche accidentado.

La apnea del sueño es el trastorno respiratorio del sueño más común, y afecta a cerca de un 5% de los adultos (además, la incidencia se incrementa con la edad, por lo que es especialmente frecuente entre las personas mayores). Se trata de un problema a menudo invisible, pero que puede tener consecuencias muy graves para la salud de quien lo padece.

2,5 veces más riesgo que la población general

Teniendo en cuenta que se trata de una afección de naturaleza respiratoria, las complicaciones que afectan a los sistemas cardiovascular y respiratorio son quizás las más evidentes. Sin embargo, y debido que afecta gravemente a la calidad del descanso, puede haber otras que resulten menos obvias. Así, por ejemplo, la Academia Americana de la Medicina del Sueño recalca que multiplica el riesgo de verse involucrado en un accidente de tráfico.

Así lo explican en un artículo publicado en el medio especializado Sleep, en el que detallan que concretamente el riesgo de ser conductor en un accidente de tráfico en las personas que sufren apnea obstructiva del sueño es 2,5 veces mayor que el de la población general.

Para llegar a esta conclusión, los autores compararon los casos de accidente automovilístico en rol de conductor de los pacientes con apnea del sueño extraídos del sistema sanitario público sueco con las estadísticas generales recopiladas por el registro sueco de accidentes de tráfico.

Opciones de tratamiento efectivas

La buena noticia es que, como apuntan los mismos autores del trabajo, existen estrategias efectivas para evitar los peores efectos de la apnea obstructiva del sueño. En concreto, la presión positiva continua de las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés) ofrece grandes resultados a este respecto.

De hecho, el estudio calcula que en los pacientes de este trastorno que reciben este tratamiento durante al menos cuatro horas cada noche, el riesgo de sufrir accidentes de vehículo a motor se reduce hasta en un 70%. Además, la CPAP también minimiza la incidencia de otras complicaciones como las cardiovasculares o los trastornos del estado de ánimo.

La gran dificultad en este sentido radica en identificar cuándo se padece la enfermedad, dado que la propia persona no llega a despertar a causa de ella (más bien, las interrupciones en la respiración por las que se caracteriza impiden alcanzar estados profundos de sueño). Para ello, lo ideal es que otra persona observe a quien duerme e identifique pausas en la respiración o ronquidos.

Si este método no es posible, hay otros síntomas como sequedad en la boca al despertar, cefalea matutina o hipersomnia diurna que pueden servir como indicadores de un problema de esta clase.

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