¿Por qué comes rápido? Los expertos señalan a las células cerebrales

De momento los estudios se han hecho en ratones, pero son muy prometedoras para aprender cómo funciona la sensación de hambre, que siempre se ha pensado que tenía relación con la velocidad a la que comemos. 

Comer pasta es un placer, y la forma de cocinarla fundamental para que no engorde
Por qué comemos deprisa.
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Comer pasta es un placer, y la forma de cocinarla fundamental para que no engorde

Cada vez tenemos menos tiempo para hacer las cosas, vamos corriendo a todas partes y nos olvidamos de la importancia de disfrutar del momento. Esto sucede también durante la hora de la comida, que solemos tomar de un modo apresurado o mientras hacemos otras cosas en paralelo, como mirar el teléfono móvil o ver la televisión. En España es tradición sentarse en familia a disfrutar de la mesa en las fechas señaladas, pero en el día a día tendemos a comer rápido y sin prestar demasiada atención.

Esto, que parece una costumbre que usamos para poder ganar tiempo, en realidad no es demasiado bueno para la salud. Tragamos los alimentos sin masticarlos adecuadamente y eso puede ser el inicio de muchos problemas, la velocidad de la ingesta influye en la cantidad de calorías adquiridas, la salud digestiva e incluso la absorción de nutrientes. Más allá de una cuestión de tiempo, ¿por qué comemos rápido?

Por qué comemos rápido, ¿la solución está en el cerebro?

Woman eating a hamburger in modern fastfood cafe, lunch concept
Por qué comemos deprisa.
20minutos | Getty Images/iStockphoto

De momento no hay estudios definitivos que puedan dar respuesta a esta pregunta, pero un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco han querido abordar esta cuestión, y han encontrado cuáles son las neuronas que dictan la velocidad a la que comen los ratones. Si bien humanos y ratones no son iguales, los resultados de este estudio, publicado en Nature, son muy prometedores para comprender un poco mejor el mecanismo del hambre.

El área del cerebro que separa la necesidad de consumir alimentos con la velocidad de ingesta es el núcleo del tracto solitario, una estructura localizada en la porción caudal del bulbo raquídeo. La teoría más habitual defiende que en el núcleo del tracto solitario las hormonas liberadoras de prolactina (PRLH) y las neuronas GCG responden a las señales del estómago frenando el impulso de comer.

Los resultados de los experimentos revelaron que los ratones tienen dos mecanismos paralelos que regulan la velocidad de ingesta. La primera se dirige al estómago y controla la cantidad a comer, la otra comienza en la lengua y es que está relacionada con la rapidez. Estos anularían los primeros, lo que podría suponer el control de la saciedad. Comer rápido suele considerarse que está relacionado con la sensación de hambre, algo que es complicado controlar.

Este estudio sugiere que la clave para reducir el impulso de comer rápido puede estar en las papilas gustativas. Ante un sabor que nos gusta, el cerebro reacciona de dos maneras, por un lado, animándonos a comer más porque está rico y por otro ralentizando la ingesta para evitar que nos siente mal. El equilibrio entre estas dos reacciones es el que marca la velocidad a la que comemos.

Consecuencias de comer rápido para la salud

Comer sano reduce, además, el riesgo de sufrir algunas enfermedades.
Consecuencias de comer deprisa.
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Hay muchos motivos por los que deberíamos comer despacio y van mucho más lejos que poder disfrutar lo que tenemos en el plato, que no es mal motivo. En general, comer más deprisa implica que no masticamos de manera adecuada la comida, durante la masticación comienza la digestión y si los alimentos pasan casi enteros al estómago, este proceso será más lento y las digestiones más pesadas, lo que puede derivar en molestias como hinchazón, gases e incluso dolores.

Comer deprisa hace que ganemos peso, por un lado, porque tendemos a escoger alimentos más ricos en sal y grasas, porque pasan poco tiempo en la boca; por otro, la señal que llega a nuestro cerebro para avisarnos de que ya hemos comido lo que necesitamos tarda un tiempo, por lo que es probable que en ese tiempo comamos más de la cuenta.

Hay algunos trucos que podemos poner en práctica para comer más despacio, como comer bocados pequeños, dejar el cubierto en la mesa entre bocado y bocado, no dejar pasar demasiado tiempo entre ingesta para no llegar a la comida demasiado hambriento o procurar que el ambiente en la comida sea relajado y distendido. 

Referencias

Ly, T., Oh, J. Y., Sivakumar, N., Shehata, S., La Santa Medina, N., Huang, H., Liu, Z., Fang, W., Barnes, C., Dundar, N., Jarvie, B. C., Ravi, A., Barnhill, O., Li, C., Lee, G., Choi, J., Jang, H., & Knight, Z. A. (2023b). Sequential appetite suppression by oral and visceral feedback to the brainstem. Nature, 624(7990), 130-137. https://doi.org/10.1038/s41586-023-06758-2

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