¿Qué es la narcolepsia? Estos son sus síntomas, sus causas y su tratamiento

Los trastornos del sueño son una realidad muy presente en nuestra sociedad y que tiene serias consecuencias en la calidad de vida de un número sorprendente de personas, a pesar de lo cual a menudo están severamente infradiagnosticados y sin tratar. La narcolepsia es un ejemplo paradigmático de estas patologías.

¿Qué es la narcolepsia? ¿Cuáles son sus causas?

La narcolepsia es un trastorno crónico del sueño caracterizado por una somnolencia extrema durante la vigilia, con ataques repentinos de sueño. Estos ataques pueden ser tan fuertes que las personas con narcolepsia pueden tener problemas para mantenerse despiertos mucho tiempo, lo que a su vez puede ser muy disruptivo en su rutina.

Se trata de un problema que no tiene cura, pero cuyos síntomas se pueden controlar con la adopción de determinados hábitos y con medicamentos.

A veces puede aparecer acompañada de una pérdida repentina de tono muscular (cataplejía), que puede ser desencadenada por una emoción fuerte. En este caso, hablamos de narcolepsia de tipo 1; si no aparece este síntoma, la llamamos de tipo 2.

Sus causas son desconocidas. En el tipo 1, se sabe que quienes lo padecen suelen mostrar niveles bajos de hipocreatinina, un neurotransmisor implicado en la regulación de la vigilia y el sueño. Se cree que esta reducción podría tener un origen autoinmune.

Sí se han identificado algunos factores de riesgo, como tener una edad de entre 10 y 30 años y tener antecedentes familiares, por lo que es posible que haya un componente genético implicado en la narcolepsia.

¿Cuáles son sus síntomas?

El signo principal de la narcolepsia es una somnolencia intensa durante el día, que puede llevar incluso a la persona a quedarse dormida en cualquier lugar sin aviso previo. Este estado puede implicar, también, problemas de concentración y una disminución de la alerta que pueden perjudicar la función normal.

Además de ello, como señalábamos, los pacientes con narcolepsia de tipo 1 sufren repentinos ataques de cataplejía, cuya frecuencia puede variar de unos pocos al año a varios diarios. Durante estos episodios, es posible que se produzcan caídas, golpes y lesiones.

Otro síntoma son las parálisis del sueño, en las que la persona pierde la capacidad de moverse momentos antes de dormirse o inmediatamente al despertar. Es frecuente que esta sensación produzca gran terror, e incluso venga acompañada de alucinaciones llamadas hipnagógicas o hipnopómpicas.

¿Cómo se trata?

Existen varias líneas de tratamiento para la narcolepsia. Si el cuadro es muy extremo, el médico puede prescribir medicación estimulante, como modafinilo, armodafinilo, solriamfetol, metilfenidato o anfetaminas. No obstante, hay que notar que estas sustancias pueden ser muy adictivas y tener efectos secundarios importantes, como cambios de humor o ansiedad (especialmente en el caso de los más antiguos, como las anfetaminas).

También, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, pueden emplearse para minimizar síntomas como la cataplejía, las alucinaciones o las parálisis del sueño, de la misma manera que los antidepresivos más antiguos (tricíclicos) son eficaces contra la cataplejía.

En casos excepcionales, se puede administrar oxibato de sodio para mejorar la calidad del sueño nocturno o la somnolencia diurna, si bien debe evitarse su combinación con medicamentos para dormir, analgésicos narcóticos o alcohol ya que puede provocar complicaciones graves.

Junto a ello, es importante adoptar ciertos hábitos que ayudan a minimizar los signos de la condición. Así, puede ser de gran ayuda seguir una rutina, acostumbrarse a dormir siestas cortas en intervalos regulares, hacer ejercicio regularmente y evitar el consumo de nicotina y alcohol, que empeoran los síntomas.

Finalmente, y debido a lo disruptiva que puede ser la narcolepsia en la vida diaria, también es importante poner en marcha estrategias de apoyo psicosocial. Por ejemplo, es beneficioso que el paciente hable de su condición con su empleador para evitar conflictos, y si es posible para establecer un horario personalizado que permita desarrollar rutinas como las previamente propuestas.