El motivo psicológico por el que los niños no se creen todo lo que dicen los adultos

Aiju y la Euipo crean una herramienta educativa para enseñar a niños los peligros de los juguetes falsificados
Aprenden mediante la observación y experimentación
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Aiju y la Euipo crean una herramienta educativa para enseñar a niños los peligros de los juguetes falsificados

¿Cómo aprenden los niños? ¿Es cierto que se creen todo lo que un adulto les dice? Un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto y la Universidad de Harvard ha tratado de responder a estas cuestiones para analizar por qué los más pequeños buscan información ante una respuesta sorprendente de un adulto.

Desde que nacen, los niños van aprendiendo mediante la observación y experimentación con el entorno que les rodea y, sobre todo, de lo que las figuras referentes les dicen, como sus padres o profesores. Pero, ¿siempre están de acuerdo con las afirmaciones de los adultos?

¿Tratan de verificar las afirmaciones de los adultos?

"La investigación muestra que a medida que los niños crecen, se vuelven más escépticos de lo que los adultos les dicen", subraya Samantha Cottrell, miembro principal del Laboratorio de Aprendizaje y Desarrollo Infantil (ChiLD) de la Universidad de Toronto.

"Esto explica por qué en los niños mayores es más probable que traten de verificar afirmaciones y son más intencionales acerca de su exploración de objetos", añade en un comunicado. Por ello, a través de dos estudios registrados previamente, los investigadores se propusieron aclarar si los niños exploran afirmaciones sorprendentes y por qué. 

El primer estudio contó con la participación de 109 niños de cuatro a seis años de edad y se realizó entre septiembre de 2019 y marzo de 2020. A todos ellos les mostraron tres objetos: una piedra, un material similar a una esponja y un saco de hacky. 

El primer paso consistió en las preguntas de uno de los investigadores:  "¿Crees que esta roca es dura o blanda?". Todos los niños dijeron que la roca era dura. Después, se seleccionó de manera aleatoria a los niños para que dijeran algo que contradijera sus creencias o que confirmara esa intuición de que era dura. Una vez hecho esto, se les preguntó nuevamente. 

"Casi todos los niños que escucharon afirmaciones que se alineaban con sus creencias continuaron haciendo el mismo juicio que antes", señalan. Después, se dejó a los participantes solos en una habitación para que observaran el objeto. Los investigadores descubrieron que la mayoría, independientemente de la edad, se dedicaban a probar estas afirmaciones. "También podría ser que con el aumento de la edad, la motivación detrás de la exploración de los niños cambie".

"Todavía hay mucho que no sabemos"

Para el segundo estudio participaron 154 niños de 4 a 7 años a los que se les mostró ocho viñetas. Para cada una, se les indicó lo que un adulto había confirmado como, por ejemplo, "la esponja es más dura que la roca". Los resultados indican que los más mayores eran más propensos a sugerir una estrategia de exploración adaptada a la afirmación. En el caso anterior, por ejemplo, tocar la roca y la esponja para ver cuál tiene más dureza. 

Los resultados también muestran que con el aumento de la edad, los niños justifican cada vez más la exploración como un medio para verificar la afirmación sorprendente del adulto. 

"Todavía hay mucho que no sabemos", señala Samuel Ronfard, profesor asistente de la Universidad de Toronto y director de laboratorio en el Laboratorio de Aprendizaje y Desarrollo Infantil (ChiLD). "Pero lo que está claro es que los niños no creen todo lo que les dicen. Piensan en lo que les han dicho y, si son escépticos, buscan información adicional que pueda confirmarlo o refutarlo", concluye.

20minutos

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