La vuelta al colegio, instituto o universidad es todo un evento en España. Volver a la rutina después de las vacaciones de verano y los chapuzones en la piscina o la playa es todo un reto en el que todos nos planteamos nuevos propósitos y objetivos.
Entre esos 'propósitos de año nuevo' está el de comer bien y llevar una alimentación saludable. El motivo puede ser muy variado e ir desde querer mejorar los hábitos de salud hasta prevenir enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, los fallos cardiovasculares o enfermedades neurodegenerativas.
¿Qué es la etiqueta nutricional de los alimentos?
Muchas veces, a la hora de seleccionar los productos del supermercado, nos fijamos en etiquetas como "0% azúcares" o "natural" y lo compramos sin fijarnos en qué otros componentes tiene ese alimento. Lo cierto es que es posible que ese producto no tenga azúcar, pero sí un alto contenido en edulcorantes poco nutritivos que sustituyan esa cantidad de azúcar que no lleva.
Muchas personas pueden sentirse agobiadas ante la información que aparece en las etiquetas nutricionales; sin embargo, no prestarles atención puede ser un error si queremos cambiar nuestra alimentación. Estas se dividen en dos partes: la lista de ingredientes de los que se compone el producto y la tabla de información nutricional.
¿Cómo se leen las etiquetas nutricionales?
En cuanto al listado de ingredientes, Esther Martínez Miguel, directora del Grado en Enfermería de la Universidad Nebrija da estos consejos clave para leerlo apropiadamente:
- Los ingredientes van ordenados según su composición, por lo que el mayoritario irá en primer lugar. Esto puede ser clave a la hora de comprar productos como una crema de cacao, ya que si miras su listado de ingredientes podrás darte cuenta de que en la mayoría de casos el más abundante es el azúcar, mientras que el cacao que le da nombre al producto está en los últimos puestos y representa un porcentaje mínimo.
- Los aditivos, según Esther Martínez, son seguros, pero, en muchos casos, innecesarios y la causa de que no podamos comer solo una patata frita cuando abrimos la bolsa, ya que son un componente que altera nuestra percepción de lo que comemos y lo hacen mucho más apetecible. En su análisis de los aditivos del jamón york, la directora se da cuenta de que el producto tenía hasta 10 aditivos.
- También hay que tener en cuenta los alergenos que tienen los productos y están resaltados en negrita o cursiva.
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