"La microbiota influye en las emociones y las emociones en la microbiota, es una relación bidireccional"

  • Olalla Otero, experta en microbiota, nos explica cómo influye en la salud de nuestro cerebro y en nuestras emociones. 
Es preciso llevar una alimentación adecuada rica en fibra prebiótica (frutas y verduras) y grasas saludables (pescado, aguacate, aceite de oliva…).
Es preciso llevar una alimentación adecuada rica en fibra prebiótica (frutas y verduras) y grasas saludables (pescado, aguacate, aceite de oliva…).
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Es preciso llevar una alimentación adecuada rica en fibra prebiótica (frutas y verduras) y grasas saludables (pescado, aguacate, aceite de oliva…).

En nuestro organismo tenemos billones de microorganismos -la microbiota- que influyen de manera directa en nuestra salud. Y no solo en la digestiva, también en la inmunitaria e incluso en la de nuestro cerebro y en nuestro estado de ánimo. Olalla Otero, doctora en Biología, experta en microbiota y miembro del equipo científico de Nutribiótica, nos cuenta cómo la salud y el equilibrio de nuestro microbioma puede afectar a nuestra salud cerebral y qué podemos hace para remediarlo.

Cada vez se conoce mejor la importancia de la microbiota para la salud, incluso la salud cerebral y mental. ¿Qué se sabe al respecto?

Que hay muchos factores que influyen en la salud cerebral, y uno de ellos es la microbiota, porque hay una comunicación entre las bacterias y microorganismos que tenemos en el intestino y el cerebro, debido a que las bacterias intestinales producen una serie de neurotransmisores. Que una microbiota esté en equilibrio hace que la comunicación entre el intestino y el cerebro sea la adecuada.

Se habla mucho del eje intestino-cerebro, e incluso se dice que en el intestino reside nuestro ‘segundo cerebro’. ¿Qué hay de cierto en eso?

Es cierto, porque hay millones de neuronas asociadas al intestino y una parte muy importante del sistema nervioso está a nivel intestinal. Las bacterias producen moléculas activas, como los neurotransmisores, y se comunican directamente con el sistema nervioso que hay a nivel intestinal, que es el sistema nervioso periférico y, a través de distintas vías, llegan hasta el cerebro. Así que realmente sí se podría considerar como un segundo cerebro, porque hay mucha comunicación neuronal en la zona, y para que esta comunicación sea correcta, el estado de la microbiota es esencial.

¿Qué ocurre cuando el estado de la microbiota no es el correcto, cómo afecta a nivel cerebral?

En ratones, por ejemplo, se ha observado que cuando se les quita o se les altera la microbiota intestinal, la formación del cerebro no es la correcta, los circuitos cerebrales no se forman correctamente y hay un exceso de permeabilidad en la barrera hematoencefálica. Cuando esta barrera tiene un exceso de permeabilidad, existe neuroinflamación, y esto les afecta, por ejemplo, a nivel conductual: tienen ansiedad, estrés, se relacionan peor con sus congéneres… Pero esto también se ha observado en humanos. Por ejemplo, cuando hay un desequilibrio en la microbiota intestinal, hay más trastornos neurodegenerativos y trastornos del neurodesarrollo en niños. De hecho, los niños con trastornos neurodegenerativos tienen un desequilibrio de la microbiota muy característico.

"Hay muchos factores que influyen en la salud cerebral, y la microbiota es uno de ellos"

Y en el caso de la ansiedad y la depresión, también está bastante comprobado que hay un exceso de bacterias que producen inflamación y esta inflamación a nivel intestinal, por las vías de comunicación que hay entre el intestino y el cerebro, se traduce en un exceso de señales inflamatorias a nivel cerebral. Esta inflamación a nivel cerebral se traduce a su vez en más cuadros de depresión y ansiedad. Hay otros factores que influyen, pero la microbiota es uno de ellos.

¿Y viceversa? ¿Influye la salud cerebral en el estado de la microbiota?

Sí, esta comunicación es bidireccional. Las emociones influyen en la microbiota y la microbiota a las emociones. El estrés, por ejemplo, afecta mucho al equilibrio de la microbiota, hace que nuestra microbiota esté alterada y provoca que la barrera intestinal, igual que hablábamos que ocurría con la barrera hematoencefálica, sea más permeable.

El aumento de casos de ansiedad y depresión, ¿puede estar relacionado entonces con llevar un estilo de vida que daña nuestra microbiota?

Sí, hay muchos factores que tienen un impacto directo en nuestra microbiota y, por tanto, en nuestra salud mental. La alimentación, no respetar los ritmos circadianos y el descanso, no estar en contacto con la naturaleza, el sedentarismo, el estrés, la contaminación, no tener contactos sociales como está pasando con el coronavirus….

¿Podemos mejorar, por tanto, la salud de nuestro cerebro mejorando nuestra microbiota intestinal?

Sí, evitando todo lo que decíamos que daña la microbiota. Hay cosas que no podemos controlar, pues, por ejemplo, si vivimos en una ciudad no podemos evitar la contaminación, pero sí podemos llevar una alimentación adecuada rica en fibra prebiótica (frutas y verduras) y grasas saludables (pescado, aguacate, aceite de oliva…), intentar evitar el estrés, dormir más, estar más en contacto con otras personas y con la naturaleza… Cuidando todo esto, cuidamos nuestra microbiota y nuestra salud mental. En algunos casos, puede que además necesitemos la ayuda de un médico y de fármacos, pero cuidando todo esto, tenemos mucho ganado.

¿Hay unas bacterias que influyen más que otras en nuestra salud cerebral?

Sí, porque las bacterias tienen distintas funciones, cada una tiene una o varias concretas, y no todas las bacterias producen un tipo determinado de neutransmisores, sino que son algunas cepas específicas las que tienen esa función de modular el eje intestino-cerebro, y conocemos cuáles son.

Ya se venden determinados suplementos como psicobióticos. ¿Podemos fiarnos de ellos?

Sí, porque una vez conocemos cuáles son las especies más relevantes en este aspecto, podemos usarlas como microorganismos probióticos, que serían las psicobióticos, los probióticos más específicos para modula el eje intestino-cerebro. De hecho, incluso se está empezando a hablar de neuropsicobióticos, que serían bacterias que, dentro de los psicobióticos, tienen la función más específica que pueden ayudar en trastornos del neurodesarrollo o neurodegenerativos.

“Hay muchos factores que tienen un impacto directo en nuestra microbiota y, por tanto, en nuestra salud mental, como la alimentación, no descansar, no estar en contacto con la naturaleza, el sedentarismo, el estrés…”

Sin embargo, desde nutribiótica somos muy pesados en que sea un profesional de la macrobiótica el que nos diga exactamente qué probióticos tenemos que tomar, no tomarlos por nuestra cuenta, porque los tratamientos tienen que ser personalizados, dirigidos al problema de desequilibrio que tenemos. Además, esto tiene que ser labor de todos, de profesionales y pacientes. Muchos pacientes esperan la ‘pastilla mágica’, pero ellos también tienen que poner de su parte en cuando su estilo de vida, como hablábamos antes.

¿Veremos en un futuro próximo tratamientos ‘microbianos’ en las consultas de los psiquiatras para tratar enfermedades como la depresión?

Sí, y ya está ocurriendo, cada vez hay más psiquiatras interesados en los tratamientos con microbioterapia, porque ellos observan que, por ejemplo, la respuesta de sus pacientes a los fármacos mejora cuando se acompaña de un trabajo de reequilibrar la microbiota. No es algo que esté muy extendido, pero cada vez son más los que se interesan. De hecho, una de nuestras labores es la formación de profesionales. 

Olalla Otero es experta en microbiotay miembro del equipo científico de Nutribiótica.
Olalla Otero es experta en microbiotay miembro del equipo científico de Nutribiótica.
cedida (Nutribiótica)
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