¿Por qué perdemos el apetito en verano? Lo explica una experta en nutrición

Con el calor del verano el cuerpo requiere menos energía, lo que implica una disminución en la demanda de alimentos. Los cambios en la rutina y un aumento en el tiempo de ocio también influyen. 

¿Por qué perdemos el apetito en verano?
¿Por qué perdemos el apetito en verano?
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¿Por qué perdemos el apetito en verano?

La primera gran ola de calor de este verano en España, con altas temperaturas que pueden superar los 43 grados centígrados durante los próximos días en algunos puntos del país, como en la mitad sur, en el nordeste peninsular y también en el archipiélago canario, trae consigo la pérdida del apetito. Pero, ¿por qué el calor nos quita las ganas de comer? Como por arte de magia, nos dejan de apetecer cientos alimentos, y pasamos directamente a ingerir más líquidos. 

Ahora bien, esta no es la única cuestión que se plantea, ya que se abre otro interrogante que no todo el mundo sabe responder y es la siguiente pregunta: ¿Por qué aumentamos de peso en verano? Sin embargo, la época estival también trae consigo beneficios para nuestra salud. Lo cierto es que la exposición solar con moderación, y siempre con una protección solar adaptada a las necesidades de nuestra piel, aumenta la producción de serotonina, conocido popularmente como el 'neurotransmisor de la felicidad', lo que nos hace sentir más alegres. 

Además, también mejora la sinterización de de la vitamina D, lo cual es necesario para mejorar la densidad ósea y regular el funcionamiento hormonal. Sin embargo, la disminución de la sensación de hambre puede conllevar una menor ingesta de nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo funcione correctamente, sobre todo en el caso de los adultos y niños. 

¿Por qué en verano se come menos?

La dietista y nutricionista de la Clínica Alimmenta, Marisa Burgos, explica los factores que influyen en esta disminución del apetito en verano: 

  • Como sudamos más aumentamos la ingesta de líquidos que llenan el estómago, por lo que este deja de enviar la señal de hambre al cerebro a través de una hormona llamada grelina.
  • Durante el verano, el calor provoca que necesitemos menos energía para regular nuestra temperatura corporal, mientras que en el invierno el cuerpo invierte mayor energía para regular la temperatura.
  • Pasamos más horas al aire libre lo que nos hace estar menos pendientes de la nevera.

Sin embargo, no es raro volver de las vacaciones, subirse a la báscula y descubrir que hemos vuelto de viaje con un par de kilos encima. ¿A quién no le ha pasado? Si tú también te has planteado la misma duda, esta nutricionista te explica el porqué. "En general, sucede porque aumentamos el aporte de las calorías líquidas a través de cervezas, sangrías, refrescos, helados hipercalóricos y, aunque, esto nos refresca, hace que el aporte calórico diario sea elevado". Además, apunta que durante estos viajes es más habitual comer fuera de casa: "en los restaurantes las raciones suelen ser más grandes y con más cantidad de aceites y grasas", concluye esta experta en nutrición. 

Consejos para combatir la pérdida de apetito

Para contrarrestar los efectos del calor en nuestro cuerpo y mantener una correcta nutrición durante estos meses de verano, es muy importante mantenerse hidratado y, al mismo tiempo, controlar que nuestra orina sea clara para descartar problemas. "Este suministro de líquidos nos permitirá mantener un balance hídrico correcto, al reponer todo lo que perdemos por sudor, respiración y orina", subraya Marisa Burgos.

Además de beber muchos líquidos, esta nutricionista también nos deja varias recetas que nos ayudarán a luchar contra la inapetencia estival y mantener una correcta nutrición. Lo mejor es que son ideas muy refrescantes, perfectas para el verano:

  • Hacer una ensalada con legumbres, pasta o arroz y añadir proteínas como atún, huevo o tofu o queso fresco, haciendo un plato único.
  • Beber gazpacho o alguna sopa o crema fría con semillas o frutos secos y hacer un segundo plato con un poco de patata y pescado, por ejemplo.
  • Hacer en casa batidos o helados a base de frutas y lácteos como yogures o kéfir.
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