Blue Origin, compañía aeroespacial de Jeff Bezos (fundador de Amazon), lanzó el 19 de mayo su primera tripulación de humanos al borde del espacio después de casi dos años de inactividad, tras un vuelo fallido no tripulado en 2022.
Esta misión tuvo lugar en las instalaciones de lanzamiento en Van Horn (Texas, Estados Unidos) y, unos segundos después del despegue, el cohete New Shepard se separó de la cápsula, que luego ascendió más allá del límite de la atmósfera terrestre a 105,7 kilómetros, mientras que el propulsor regresó a la Tierra como estaba previsto. Posteriormente, la cápsula volvió en paracaídas, sin embargo, uno de ellos no se infló completamente.
Durante una sesión informativa sobre el vuelo tripulado de Starliner, Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, indicó que los paracaídas están diseñados para abrirse en etapas –llamadas rizos– para limitar las cargas, pero, en este caso, "uno de los paracaídas se atascó en la primera etapa del proceso de enrollado" y, por tanto, se limitó su apertura.
Blue Origin informó del contratiempo a la NASA
De cara a evitar los posibles problemas, Blue Origin informó del incidente a los funcionarios de la NASA, debido a que New Shepard emplea componentes similares a los que posee la nave Starliner en sus paracaídas. Sin embargo, la compañía de Bezos ha proporcionado poca información al público sobre este contratiempo, tan solo un portavoz informó al diario SpaceNews que el cohete "utiliza tres paracaídas y está diseñado para aterrizar de forma segura con solo uno desplegado".
Además, agregó que realizan "revisiones exhaustivas posteriores al vuelo de cada sistema de vuelo" y, de momento, siguen "compartiendo datos y análisis del despliegue del paracaídas" con la NASA, los proveedores de lanzamiento y su proveedor de paracaídas.
Más empresas aeroespaciales se han visto afectadas por el mismo problema
Blue Origin no es la única empresa aeroespacial que se ha visto afectada por este problema, debido a que el vuelo de prueba tripulado de Starliner se pospuso el año pasado para reemplazar los componentes del paracaídas que no cumplían con los márgenes de seguridad adecuados.
Asimismo, SpaceX enfrentó sus propios desafíos con el desarrollo de un paracaídas para la nave espacial Crew Dragon y, recientemente, notó que uno de los cuatro paracaídas tardaba más en abrirse que los demás durante el despliegue, a pesar de que inflaban por completo.
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